CAPÍTULO 32

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–Te estaba esperando, te tardaste mucho.

–Es que solo a ti se te antoja algo a estas horas cuando está todo cerrado. – dijo Andrew, no me había dado cuenta de su presencia y abrí los ojos como plato.

–Tranquila, él descubrió nuestro pequeño secreto. – Evan me guiñó el ojo, mi hermano se había enterado de mi embarazo ¿Evan se lo habrá dicho? No, pero dijo que lo había descubierto ¿Tan obvio es?

–¡Felicidades hermanita! – susurró con una sonrisa, se acercó y me dio un beso en la frente, le sonreí, me alegraba que mi hermano hubiera aceptado mi embarazo, quisiera que papá reaccione de la misma forma – descansen. – dijo, le dio una palmada a Evan en el hombro y se dirigió a las escaleras.

–Igualmente. – le contestamos, Evan comenzó a caminar a la habitación, entramos y me depositó suavemente en la cama, le sonreí, me besó suavemente.

–Te traje lo que pediste mi amor. – Evan me dio la paleta y las papas, le sonreí y lo besé.

–Muchas gracias cariño.

–De nada mi amor,, también te traje esto. – me extendió una rosa roja preciosa.

–Es hermosa, gracias mi amor.

–Todo para la novia más hermosa de el mundo. – Lo besé suavemente.

Evan se quitó los zapatos y la ropa, quedando en ropa interior nuevamente, me senté recargando mi espalda en el respaldo de la cama, abrí mi paleta y comencé a comérmela, Evan se dejó caer en la cama, me miró y sonrió, metió la mano por debajo de mi camisa y acarició mi vientre suavemente.

–Duerme cariño, es tarde. – le dije.

–No te preocupes, te espero.

–No es necesario cariño, estaré bien.

–Te esperaré.

–Está bien.

Me comí la paleta, estaba deliciosa y las papas también, cuando terminé, me levanté a tirar la basura, Evan se estaba durmiendo, me acerqué a la cama y me acosté, él me abrazó y depositó un beso en mi frente, me abrazó contra su pecho y puso sus manos en mi vientre.

–Gracias cariño, lamento haberte despertado.

–No te preocupes mi amor, cuando se te antoje algo no dudes en decirme, conseguiré lo que se te antoje, no quiero que te aguantes.

–Está bien.

–No importa la hora, en el momento que se te antoje, tienes que decírmelo.

–Sí mi amor.

–Ya es hora de dormir.

–Está bien, buenas noches.

–Buenas noches.

Nos quedamos dormidos lentamente. Sentí claridad en el rostro, abrí los ojos suavemente, eran las siete de la mañana, aún era temprano y tenía mucho sueño, Evan seguía dormido plácidamente, me acurruqué nuevamente y me quedé dormida de nuevo. Más tarde escuchamos toques a la puerta.

–Evan…Evan… – era Andrew tocando la puerta y hablando bajito, Evan se despertó.

–¿Qué pasa? – preguntó.

–Mis papás ya despertaron y se les está haciendo raro que aun no salgan ninguno de los dos.

–Mierda. – maldijo Evan levantándose – ahora voy.

–Está bien.

–Gracias.

–De nada.

Evan se levantó de la cama y fue al baño, se duchó e hizo su rutina diaria, se puso su perfume y se acercó a mí a darme un beso.

–¿Ya vas a salir?

–Sí, tú debes ir a tu cuarto.

–Solo dame unos minutos más, estoy muy cansada.

–Está bien mi amor. – me descobijo y levantó mi camisa, besó mi vientre suavemente. – Buenos días bebé, pórtate bien con mami, te amamos. – le sonreí.

–Bebé extraña las caricias de papi.

–No se preocupen, cuando demos el embarazo a conocer, voy a acariciarle la barriga a mami todo el día.

–¿Todo el día? – puse carita de bebé.

–Todo el día. – afirmó y le sonreí, lo besé suavemente. – Debo bajar.

–Está bien.

Evan salió de la habitación, me quedé acostada cinco minutos más, me levanté, Evan había hecho su parte de la cama, hice la mía y salí a escondidas, todos estaban abajo, abrí mi cuarto con la llave y entré, cerré la puerta pero esta vez le quité el seguro por si venían a revisar, fui al baño y me duché, me vestí, miré mi camita, se veía tan cómoda.

–¿Qué te parece bebé? ¿Tienes sueño? – acaricié mi barriga – Sí, tenemos sueño.

Me acerqué a la cama y me acosté, me quedé dormida apenas puse mi cabeza en la almohada.

NUESTRO PEQUEÑO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora