De mentiras y secretos

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Hola humanitooos n.n hoy el título está medio fatalista pero prometo que no pasará nada malo

Cuidar a Yuzu era sencillo, se tomaba las medicinas a sus horas, no se sentía morir como muchos hombres resfriados, no botaba los pañuelos donde fuese en el piso cuando los usaba, su tos era suave y adorable y no como mi tos que sonaba como una transmisión manual atorada... Y como únicamente había usado pijamas estos días, se veía muy tierno y relajado. Además tener a Pooh-san abrazado le derretiría el corazón a cualquiera.
Había estado en cama casi todo el tiempo con él, salvo cuando ayudaba a Yumi con algo, que me enviaba lo antes posible de vuelta con él. En realidad un día y medio había bastado para que se sintiera mejor y de ánimos para salir de cama, pero con los demás fingió sentirse todavía muy cansado para tener el pretexto para quedarse conmigo ahí sin ser molestados.
Constantemente, cuando nos besamos, me decía que si en serio no me contagiaría, pero en verdad difícilmente me enfermaba. Así que sí, aprovechamos ese espacio para ser un poco más como éramos antes. Al menos hasta que llegó al fin parte de las cosas de paquetería de los Hanyu, entre ellos los libros que le diera para su tesis, con lo cual se puso a trabajar a ratos.
En realidad su investigación estaba casi completa, por lo que apenas unos 2 días después la terminó y comenzó con la planeación del dispositivo físico para la captación. Esa noche, nos sentamos en el jardín después de la cena. Era una noche fría, más que la vez del cine, pero al menos no nevaba o llovía, y teníamos un pequeño asador al frente donde estábamos asando bombones y teníamos encima unas frazadas.
-¿Quieres venir conmigo mañana al centro de Sendai? Tengo que comprar varias cosas de las que usaré para mi proyecto.

-¿Quieres venir conmigo mañana al centro de Sendai? Tengo que comprar varias cosas de las que usaré para mi proyecto

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-Pensé que... Ay, mierda- mascullé cuando mi bombón comenzó a incendiarse y tuve que traerlo del fuego a mi boca para soplarlo y apagarlo. Claro Yuzuru estaba rodando en el suelo de risa -. Ya, lo salvé- lo soplé un poco más y lo mordí -. Ah, caliente- continué soplando hasta que se tibió -. ¿Qué estaba diciendo? Ah, sí. Pensé que habías pedido cosas en línea.
-Algunas- dijo medio riéndose todavía pero revisando su bombón para ver que no se quemara -, pero sólo cuando vi que no se conseguían aquí cerca, y no quiero ir hasta Tokio por ellas.
-Ir a Tokio está fuera de discusión- dije tajante recordando el viaje de casi 3 horas y la espera de otra hora -. Seguro, voy contigo.
Me dio una sonrisita y seguimos comiendo bombones.
-Jaz, hay algo que quería decirte.
-¿Sobre qué?
-Cuando volvimos del cine y todo en el baño se puso... Pues...
-Caliente- corté mordiendo el bombón.
-Sí... Siento que te molestaste porque nos hice parar, y no lo hablamos después.
-En verdad no estaba molesta. Lo dije, entiendo que no quisieras que nos escucharan. Estaba seria porque... No sé cuándo sería bueno que volvamos a... Ya sabes, hacerlo.
-¿Aún no estás cómoda conmigo de nuevo?
-No es eso, es...- suspiré resignada, tenía que decírselo -. En el momento lo quería, te deseaba. Pero si soy más racional, no puedo... No estoy lista.
-Dime qué quieres que haga y te haré confiar de nuevo en mí.
-No hay nada malo contigo ahora mismo, Yu. Tiene que ver con algo que ocurrió durante esas semanas. ¿Recuerdas que hace días dije algo como que había algo que debías saber?
Se quedó pensando un momento.
-Ahora que lo mencionas... Sí, había algo. Ibas a decirme algo y terminamos desviándonos por completo. Lo siento.
-Está bien, tal vez en el momento no habría sido bueno decirlo. No me sentía como ahora.
-¿Cómo?
-Segura, aquí contigo- me tomó la mano entre las suyas.
-Jaz, te prometo que voy a ser ese lugar seguro para ti. Siempre. Dime, ¿de qué se trataba?
Apreté sus manos de vuelta.
-El día que te hospitalizaron, me hicieron un estudio de sangre para comprobar que todo estaba bien después de desmayarme. No revisé el papel que me dieron, sólo lo tiré en mi bolsa y ya. No me sentía enferma, ¿qué debería ver? Lo vi cuando desempacaba días después, habiendo ya estudiado y hecho mis exámenes. Pensé en no verlo y tirarlo nada más, y no sé qué habría hecho de no enterarme entonces.
-Me estás asustando, ¿estás enferma?
-No, era algo... Algo que temía tanto...
-Jaz, en verdad no sé a dónde vas con esto, yo no...
-Era un positivo de embarazo- solté al fin. Su expresión era... No esperaba esa cara, pensé que iba a estar feliz y luego le rompería el corazón. Estaba preocupado. Preocupado por mí.
-¿Quieres decir que...? Te embaracé, estás embarazada... ¿Estás embarazada?- su voz reflejaba muchas emociones. Yo negué muy despacio -. Lo perdiste.
-Lo interrumpí, Yu- susurré. Bajó la cabeza a apoyar la frente en sus manos.
-Oh, Dios. Dios...
-Lo siento, Yu... Sé cuánto quieres eso, un bebé.
-Esto no se trata de mí o lo que quiero- replicó alzando la cabeza -. ¿Cuándo pasó? Nos cuidamos, pensé que... Pensé que tenías el DIU.
-La noche que nos quedamos en County Cavan, no usamos protección. Y mi dispositivo se había movido, lo comprobaron cuando me atendieron- resopló despacio, digiriendo la noticia.
-Ok, ok... Ok, todo bien. Lo entiendo... ¿Por qué no me dijiste?
-No sabía cómo. Tenía miedo.
-¿De mí, de cómo reaccionaría?
-De cómo era nuestra relación entonces. No sabía si estabas molesto por dejarte, no sabía qué pensabas de mí entonces. En Seoúl te dije que no podíamos estar juntos, ¿qué cara iba a poner al decirte esto?
-¿Y cómo crees que me siento ahora?- su voz temblaba y no sabía decir si era por enojo -. Jaz, ese era mi bebé tanto como tuyo.
-¿Me ibas a obligar a tenerlo?
-No, pero creo que tenía derecho a saber tu decisión. Tenía derecho a estar ahí contigo, como cuando concebimos. No es justo, Jazmin- de sus ojos brotaron lágrimas que me contagiaron. Se limpió sin cuidado -. No es justo que me dejaras fuera. Era mi deber estar contigo.
-Pero Yu, no estábamos...
-¡Fui muy machito para cogerte!- exclamó alzando ligeramente la voz, pero la bajó de vuelta al darse cuenta -. Tenía que ser igual de machito para estar contigo en cuanto algo como eso pasara.
-¿Y de saberlo qué habrías hecho? ¿Habríamos regresado?
-¡Sí, si eso hubieras querido!- me apretó la mano pero me acarició -. Lo digo en serio cuando digo que quiero ser tu lugar seguro, saber tus secretos e inquietudes. Si no me aceptabas ya como tu novio, al menos pude ser la mano amiga que sé que necesitaste.
-Por eso llamé a Yev.
-Yev... Ah, ya veo. Por eso estuviste hablando con ella.
-No sabía a quién acudir. Quise llamarte, pero más allá de mi pánico pensé que te aferrarías a que lo tuviera.
-¿Decidiste eso porque ya no estaba más para ti?
-No por completo.
-Entonces no habría dependido de si estaba ahí o no para apoyarte, habrías decidido según tu corazón.
-Mi corazón lo quería- frunció el ceño sin entender -. Era el no poder ser madre justo ahora lo me impulsó.
-Y en un futuro, no sé, 5, tal vez 10 años. Yo qué sé... ¿Tú quieres serlo, ser quizá madre de mis niños? No pienses en mí, sólo... Dime qué quieres tú.
-Nunca lo pensé en serio, pero hay algo contigo que me hace ver toda una vida, con todo lo que implica... Con nadie más que con mi Cisne. En algún momento sé que estaremos listos... Yo lo estaré.
Llevó la mano al cuello de mi suéter y tiró para acercarme, pero no me besó, se quedó ahí muy cerca de mi rostro. Como mi frazada resbaló de mi espalda, extendió los brazos para rodearme y cubrirme con su frazada. Eso me obligó a acercar aún más mi cuerpo al suyo.
-Necesito esa palabra más fuerte que "Te amo"- susurró.
-Sólo abrázame, yo sé todo lo que quieres decir- sus labios rozaron mi rostro, haciendo que toda mi piel se erizara y su abrazo me dijo todo eso que las palabras no podían.

Cygnus: El trazo del hielo --- TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora