La luz al final del túnel

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Hola hola humanooos n.n listos para alocarnos? :3 que disfruten del capítulo

De repente se hizo silencio total.
-¿Qué?- articuló apenas.
-Estoy embarazada, Yuzu- hizo un gesto y apretó los ojos. Luego se frotó el rostro.
-No, no hagas eso.
-¿Hacer qué?
-No juegues con eso, te seguiría cualquier broma menos esto.
-¿Por qué bromearía?- pregunté ya a la defensiva, pues su tono era muy duro.
-No puedes estar embarazada, estabas tomando pastillas. Te acompañé a consulta, te he visto ir a la farmacia para comprar esas cosas... No puedes estarlo.
-Me hice la prueba esta mañana. Fue positiva porque jamás empecé a tomarlas- murmuré captando su atención, estaba confundido.
-¿Cómo... Por?
-Luego de lo que hablamos, me diste en qué pensar- su mueca cambió a una de preocupación.
-Ay no, Jaz. Lo que dije... No, no fue para forzarte a esto. No quiero que seamos esa clase de pareja que... Tiene condiciones- le tomé las manos, se notaba súbitamente mortificado.
-Tomé la decisión estando a punto de comenzar el tratamiento, porque pensé en mucho, Yu. He perdido todo lo que me importaba en un parpadeo y me asusta que en algún momento todo lo que aún amo se desvanezca... Casi muero. La vida se va en un respiro y no siento que esté haciendo nada.
-Eso no es cierto...
-Déjame terminar- lo interrumpí -. El asunto es que todo este tiempo he tenido miedo de muchas cosas. De ser yo, para empezar. Nadie de mi familia sabía que cantaba así, dejé la gimnasia porque creía que eso atrajo la mala suerte y muerte de mi papá, dejé el béisbol porque fui una cobarde que no pudo con sus fantasmas, evitar atraer gente hacia mí siendo una maldita con todos ellos, mi gran plan para el escándalo de Sendai fue huir, esconderme y aventarte de carne de cañón con un pretexto idiota que nadie se tragó pero decidieron dejarlo por la paz por el respeto que te tienen y que ellos aceptaron seguir porque tenían que alejarnos, te dejé en Seoul porque no lo soporté y tenía pavor de no poder controlar lo que pasara, no podía controlar lo que hicieras, hasta me iba a ir sin decirte nada. Te abandoné siempre que me necesitaste- en este punto, ya tenía lágrimas surcándome el rostro -. No tuve cara para decirte aquella vez que estaba embarazada y me iba a largar para siempre sin decirte adiós pese a todo lo que pasamos... He vivido con miedo toda mi vida porque soy cobarde, temo estropearlo todo y al final del día todo se estropea. No hago ningún bien huyendo. A lo que voy es... No tengo de qué preocuparme. Crecí escuchando cosas como que no te cases o tengas hijos hasta tener una economía estable y un hogar. Yu, ¡respiro y mágicamente subieron los números! No necesito nada, tengo esas casas y si quiero puedo tener una en Japón además de la casa de tus padres. Y eso sin contar lo que tú tienes. Entonces, ¿qué me detiene? ¿Estudiar? Lo haré, y sé que podría poner en pausa cosas para hacerlo funcionar, sé que puedo contar contigo. Ni siquiera mis asuntos mentales, ahora solo necesito una sesión simple a la semana, Mildred está sorprendida con ese avance- suspiré y mordí el interior de mi mejilla -. Estoy bien. El que simplemente acepte que tenía problemas y decidiera hacer algo por ello, y que todo lo que he hecho ha sido motivado por miedo, me lleva adelante. Ya no soy ni por asomo quien era hace 8 meses en Toronto, mucho menos a quien conociste hace más de un año... Ya no soy una mocosa, Yuzu. Me esforcé tanto en ser la mujer ideal que mereces, y no noté que primero tenía que aceptar lo que yo había hecho mal. Que tenía que arreglar lo que estaba mal en mí para luego querer encajar- me pasé las manos por la cara sintiendo que no estaba yendo a ningún lado pero era algo que tenía que sacar de mi pecho -. Así que... Toda esta mierda se reduce a que dijiste que estarías feliz de dar ese paso cuando yo decidiera, bueno ya decidí darlo.
Yuzuru inspeccionó mi rostro un momento y luego subió las manos a cubrirse la boca, me pasó de largo y se tumbó de frente en la cama. Y de la nada gritó y empezó a reírse golpeando con las palmas el colchón.
>>¿Yu?
Y lo vi volverse loco, empezó a ir de un lado a otro de prisa, con una rara expresión, dando saltitos aquí y allá, incluso se saltó a la cama y fuera de ella, para finalmente llegar conmigo y tomarme el rostro entre las manos y pegar su frente a la mía.
-Jazmin... Oh, Dios- apenas y podía hablar, noté que comenzaba a llorar y acaricié su cuello, antes de que lentamente bajara por mi cuerpo hasta arrodillarse y apoyar la frente un momento y luego besar el punto donde debajo de mi ropa, estaba el vientre -. Dios...
Por un rato, me tuvo abrazada de las piernas y con la frente pegada a mi cuerpo mientras yo pasaba las manos por su cabello. Jamás imaginé esa reacción, es decir esa maginitud. Sabía que se emocionaría pero estaba fuera de sí.
Finalmente se puso de pie y me abrazó por la cintura y la espalda, sus labios rozaron mi cuello y sentí su beso en mi piel. Me tomó el rostro y besó mi frente antes de abrazarme de nuevo.
-Yu-chan- me separé un poco para verlo, sus ojos eran tan suaves y su sonrisa tan dulce.
-Te amo- susurró contra mis labios -. Te amo, babe. Mi reina- su beso fue sumamente pasional y podría decir que incluso desesperado pese a que sentía su sonrisa en mis labios -. ¿Es válido hacerle un hermanito ahora?
-Así no funciona esto- me reí.
-No perdemos por intentarlo- replicó bajando las manos a mis piernas y me alzó de una intensión. Le rodeé la cadera hasta dejarme en la cama donde pasamos un buen rato observándonos y acariciando al otro -. Voy a cuidarte todo lo que pueda, no tendrás que preocuparte por nada. De hecho, olvidemos lo de entrenar, voy a cuidarlos tanto.
-Yu, no estaré inválida- me reí -. Aún podré hacer cosas, prometo tomarlo con calma. Sé que nos las arreglaremos- le di una sonrisa de lado y llevé la mano hacia el cierre de su sudadera.
Me respondió con una risita y tomó mi mano para guiarme a bajar el cierre. Lanzó lejos la sudadera y luego mi saco cuando me lo quité, ya que sí, tenía que andar trajeada por el recinto de patinaje. Sus caricias y besos eran tan suaves que a veces apenas los sentiría. Desabotonó mi blusa despacio y apartó la tela igual de lento. Llevé las manos debajo de su playera y las subí buscando quitarle la prenda, para ello me incorporé ligeramente y Yuzu alcanzó el broche de mi sostén.
Me recosté y procedió a cubrir mi piel de besos. Pegó su cuerpo al mío, metiéndose entre mis piernas. Al poco rato nos deshicimos de las prendas inferiores y noté que Yuzu estaba dudoso de cualquier contacto a mi intimidad, por lo que tomé su mano y la conduje ahí.
-Está bien, no es que ahora esté prohibido que me toques- murmuré.
Dejó un camino de besos desde mi boca al cuello en ese punto sensible, donde se empeñó en hacerme jadear y quizá eso dejaría una pequeña marca. Aferré su espalda y tracé en su piel cada uno de los relieves. Condujo su miembro y aguardó.
-Jaz, si en un punto es incómodo, sólo dime y...
-Hey, no me lastimarás. En serio- asintió y poco a poco empujó la cadera hacia mí, haciéndome soltar un tenue gemido. Se recostó sobre mí y me tomó en brazos para tenerme tan cerca como fuese posible.
Se movió despacio, buscando cada vez mi reacción para saber si todo iba bien, así como me besaba en cada oportunidad.
-Te amo, babe.
-Te amo, campeón- pegó los labios a mi cuello y susurró a mi oído.
-Tú eres mi más grande victoria, Jaz.
-Yuzu- murmuré antes de mis segundos dorados.

Cygnus: El trazo del hielo --- TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora