Masquerade bond

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Hola humanitos :3 volví! yyy hoy nos iremos rápidíssimo por los días que quedan del 2019 en la historia. Disfrútenlo n.n

PDV: Jazmin
Por los siguientes dos días, estuve medicada y difícilmente salí de casa, si acaso sólo pudimos estar dentro de la propiedad, conmigo envuelta en capas y capas de tela para evitar que esa temperatura se me convirtiera en un resfriado o gripa. En especial porque no querría contagiar a Yuzuru, con su asma. Debía tener más cuidado con enfermarme si no quería afectarlo.
Pero los siguientes días llevé a Yuzu y Javi a conocer los alrededores. Se nos unieron Emi y Danielle, quien por cierto parecía haber perdido todo interés en el español. Me sentí un poco mal por él porque parecía haberse ilusionado con ella y ahora de hecho le incomodaba estar con ella cerca y no habría salido con nosotros de no ser porque Yuzu lo convenció; al final sí lo mató, en sentido figurado.
Los chicos estaban muy emocionados de ver lo que había en Cavan, incluso fuimos a bailar un par de noches. Los hice probar comida local y nos subimos a trineos para deslizar por una ladera en un parque. Hicimos unos cuantos muñecos de nieve y compramos comida y chucherías en los mercaditos locales a unos 15 minutos de la casa. Javi y Yuzuru llenaron la cajuela de la camioneta de cosas que les habían encantado y que evidentemente no veían en España, Japón o Canadá.
Al final, Javi decidió regresar a Madrid para pasar el Año Nuevo con su familia y lo despedimos en el aeropuerto. Danielle, muy a nuestro pesar, se quedó para pasar la fecha. Esa noche, recuerdo haberme desconcertado cuando vi a Yuzuru vistiendo un yukata para la cena.
-Yuuu, ¿vas a usar eso?
-Sí, ¿por qué?- lo observé con franco interés y ocultando mi sonrisita perversa con la mano.
-Nada, sólo es extraño verte con ropa tradicional japonesa. Es muy elegante- alzó la ceja y sonrió de lado.
-¿Tú crees?- yo asentí -. Ojalá los demás lo consideren apropiado.
-Tch, seguro que sí. Además, ¿qué importa si les gusta o no? Es tu cultura y te sienta muy bien- con una sonrisita curvando sus labios, me dio un beso.
La cena transcurrió normal, todos estábamos muy entretenidos, a todos les encantó el yukata de Yuzuru, bailamos, cantamos, y apenas antes de la medianoche, salí al patio. Escuché salir a Yuzuru y miré sobre mi hombro.
>>Esta vez sí me puse un abrigo, mamá- le dije burlona mientras se acercaba.
-Eso espero, no querrás que te inyecte otra vez.
-Debiste practicar primero, esa primera vez se me hizo moretón.
-Gomen- rió sentándose a mi lado -. Aunque no me quejo de tu versión dopada. Eres mil veces más tierna.
Ambos nos reímos y le choqué el hombro.
-Ya te dije que no quiero saber lo que hice estando dopada. Una vez se me subió tanto que dije que era Ícaro, me até una sábana en los hombros y me lancé del balcón. Por suerte estaba tan nevado que sólo me hundí unos 2 metros y mi madre casi se infarta cuando vio por la ventana algo cayendo que resulté ser yo- a estas alturas Yuzuru ya estaba carcajeándose de tal forma que ni siquiera supe si escuchó lo siguiente -. De hecho Dani me estaba cuidando. Me pregunto si desde entonces quería que me muriera.
-Por suerte no quisiste lanzarte esta vez- sonreí y le alcancé la mano. Cuando iba a decirle una cosa, escuché a lo lejos las campanadas anunciando los segundos restantes.
-¡El pan de Navidad!- grité y me levanté rápido tirando de la mano de Yuzu para llevarlo dentro.
-¿De qué hablas?
-Tradiciones- repliqué sencillamente y llegamos al vestíbulo donde los otros ya tenían sus panes en la mano, golpeándolos en las paredes -. Es de buena suerte. Ten.
Le pasé un pan, duro como piedra, y empezamos a golpearlo en una columna. Todos nos reímos de la expresión de Yuzuru que en realidad lo hizo muy serio. Él entendía la importancia de los rituales, así que no se negó.
Y al fin sonaron las campanadas del Año Nuevo. Volteé a ver a Yuzuru aún riendo por la escena, pero me topé con sus labios, y lo abracé por debajo de los brazos. Y así habríamos permanecido de no ser porque el viento era tan fuerte y la puerta principal se azotó pese a haberla atorado y nos asustó a todos.
-¡Se cierra la puerta!- exclamó Danielle. En acto reflejo, como era la más cercana, corrí a como pude con mis tacones. Las puertas debían estar abiertas para todos nuestros antepasados. Tradiciones.
-¡Pelirroja!- escuché decir a madre -. ¡Que no se salga!
Me patiné en un intento de frenarme y choqué con la puerta que el aire ya estaba abriendo de vuelta. Y mientras me iba de espaldas, unas manos me sostuvieron por debajo de los brazos, salvándome del sentón. Miré arriba.
-Hola, Yu- ambos teníamos la respiración agitada.
-Cuidado, Reina de los Cisnes- me ayudó a erguirme y fingí que nada había pasado, pues la punta de mi zapato sí había salido por la puerta. Todos estaban más aliviados por la puerta y porque no hubiera salido que por que no me hubiera matado del golpe -. ¿Qué fue eso?
Yo sólo suspiré.
-Soy pelirroja justo ahora, no puedo ser la primera en salir en Año Nuevo... Tradiciones.
Un rato después, luego de obligar a Han a ser el primero en salir porque no pensaba quedarme confinada, me senté fuera de mi habitación en el balcón a observar la suave nevada.
Sentí a Yuzu apoyarse en la baranda a mi lado, en la cual estaba sentada.
-¿No estarás planeando lanzarte de nuevo, Ícaro?- me reí y le alisé un poco la solapa del yukata.
-Me hace falta una inyección de acetominofeno para animarme- permanecimos en silencio unos minutos, hasta que Yuzu se acercó un poco más y se sentó a mi lado, de frente al interior de la habitación.
-¿Ya viste las publicaciones recientes de Javi?- yo negué y vi lo que me mostraba en el celular, sonreí ampliamente.
-Me alegra que le gustara tanto su pintura como para compartirla, aunque no fue mucho una sorpresa. Y a ti la tuya- me sonrió de lado y besó mis nudillos.
-Diste en el clavo. ¿Por qué decidiste pintar Masquerade?
-Supongo que... Me gusta el aura que crea ese programa.
-Me encanta hacer Masquerade, es una pena que no pueda usarla en una competencia. A la gente le gusta mucho también.
-Tal vez sobre todo porque es un programa tan misterioso que sólo verás en exhibiciones. Además, la silueta que creas y la poca luz, lo hace muy especial.
-Tal vez, pero ese traje me hace sentir tan... No lo sé, ¿cómo lo llamarías tú?- torcí la boca mientras pensaba.
-No sé, cuando te vi en el Fantasy en junio, casi me desmayo. Kobe, Sendai, Toyama... Vi toda la serie de presentaciones y cada vez fue... Me daban ganas de lavar tu traje con la lengua- una carcajada brotó de su garganta y posó la mano en su frente -. Tiene un encanto especial.
Me dirigió una de esas miradas mojabragas, con la ceja alzada.
-Tal vez pueda usar el traje algún día sólo para ti y ver lo que ocurre.
-Úsalo si quieres que no te deje salir de la habitación hasta que me preñes- empezamos a reírnos muy fuerte y rodeó mi cintura para atraerme y hablarme al oído.
-Puedo usarlo justo para eso, quizá un día- sentí que la sangre se me subía al rostro y agaché la cabeza para pegar la frente en su hombro. Su tono cambió de uno juguetón a uno incluso preocupado -. ¿Qué? ¿Fue demasiado directo?
-No, no fue por lo que dijiste- repliqué incorporándome y posé la mano en su hombro -. Si te digo algo de ese traje, ¿pensarás que estoy loca?
-¿De qué clase? Porque ya me quedó muy claro lo que opinas de él- mordí mi labio y miré a todas partes antes de volver a sus ojos.
-No es una opinión... ¿Crees en el destino?- bufó, pero se notaba que en serio estaba pensando.
-Es difícil decir. Hablando de manera lógica podría decir que no pero... Tengo mis razones para creer que sí existe aunque no quiera reconocerlo. ¿Por qué?- chasqueé la lengua y suspiré.
-Muy dentro de mí, sabía que iba a conocerte. La noche antes de volar a Canadá, vi en fila todos tus videos de Fantasy, usando ese traje. Me dormí y tuve un sueño. Estaba de pie en la pista de la exhibición mientras patinabas Masquerade- lo vi fruncir el ceño y deslizó la mano en mi cintura hacia mi pierna. No tocándome, sólo la dejó caer despacio -. Justo te detenías a mi lado haciendo esa pose, la de la pintura. Tengo la imagen tan fresca que supe que debía darte eso, lo que vi. Después, una vez hiciste tus reverencias al público, girabas y te deslizabas hacia mí, extendiendo la mano, y el sueño terminó cuando te toqué. En el momento, pensé que había sido por ver los videos... Unas 24 horas después, te conocí. Eso influyó mucho para cómo reaccioné esa vez.
Alejó la mano de mí, se sentó recto pero luego se encorvó ligeramente, posando la mano en su boca.
-Fukanō, hontōni fukanō.
-Yuzu, ¿qué pasa? No te entiendo.
-¿No me mientes?
-¿Qué?
-¿Me estás diciendo nada más que la verdad?- fruncí el ceño ante su mirada y giré un poco el cuerpo para encararlo mejor.
-Sí, ¿por qué te mentiría? ¿No me crees?- se quedó callado un momento, viendo al suelo.
-Más bien pienso que tú serás quien no me crea a mí- murmuró y frotó su rostro -. Días antes del Clásico Otoñal, comencé a tener sueños. Estaba en el Fantasy, patinando Masquerade. Sabía que había alguien más en la pista, pero no podía verlo. Pasaron los días, el sueño se repitió cada noche. Y cada vez, sentía aún más a alguien en la pista. Siempre terminé yendo hacia ese alguien luego de la presentación, y estiraba la mano intentando alcanzar la figura. Nunca fue una imagen clara. Salvo... Salvo esa última vez. La noche antes de volver a Toronto, fue cuando ese sueño se sintió más real, sentía como si en verdad estuviera yo en el hielo, estaba patinando para esa persona, no para el público. Y cuando la encaraba, llevaba un vestido negro, con perlas falsas, su cabello rubio volaba sobre su rostro y no me dejaba verlo, a excepción de sus labios. Rojos y carnosos, tanto que me dieron ganas de besarlos. Y al tocar su mano, todo se fue- hacía mucho que ya no respiraba ni parpadeaba. Su toque en mi brazo pareció traerme de vuelta -. ¿Te suena familiar eso?
-Así lucía la mañana después de la pelea- logré articular, derramé una lágrima y él asintió, estaba igual de descolocado.
-Esa vez me sorprendió no sólo que cambiaras así de radical y que después de verte esa noche desde el balcón, no mostraras un ápice de dolor. También fue que le di un rostro a quien soñé... Llámalo destino o como quieras, pero ese día me convencí que iba a hacer todo por recuperarte, y me decidí.
-¿A qué cosa?- sus dedos se acercaron con recelo a los míos y se entrelazaron muy lento, con una timidez que no creía haberle visto.
-En Sendai me preguntaste cuándo decidí que quería casarme contigo y no quise responderte. Bien, fue esa mañana.
-Yuzu... ¿Con todo y que discutimos?- él asintió.
-Sabía que eras tú, no dejaría que se interpusiera nada. Ni nuestros egos ni personas. Y luego de que habláramos al día siguiente, cuando supe que no me odiabas, me dediqué a buscar el anillo y lo hallé. Iba a hacerlo todo para no perderte y podértelo dar. Y esa noche, antes de irme a Japón, cuando te encontré en el Vampire's Vault, venía de recoger el anillo que pedí ajustaran.
-¿Lo recogiste a esa hora?
-Era urgente, por eso accedieron a dármelo tan tarde. Quería tenerlo lo antes posible para dártelo cuando fuese el momento, cuando me armara de valor. Así que, pasé frente al bar y sólo por curiosidad le pregunté a Biggy si estabas ahí. No fue la intuición que te dije.
-Biggy bocón- mascullé pero le sonreí -. Me alegra que te dijera la verdad, no habría querido enterarme que ya te habías ido y que no pude desearte siquiera buen viaje. ¿Y sobre el cisne de papel?
-Ese sí fue un tiro al aire
-¿También los patines? Ya sabes, con lo de que iban a ser un regalo de compromiso.
-No, esos los había encargado luego del Skate y me los enviaron ya bordados una semana antes del NHK, pero los envié a mi proveedor de cuchillas para hacer el grabado. Sí descubriste el grabado, ¿verdad?
-Sssí, gracias a Nathan. Yo pensé que era un código y ya- Yuzuru se rió y acarició el dorso de mi mano.
-Me los enviaron a Sendai y ya conoces el resto. Inicialmente no iban a ser un regalo de compromiso, sólo quería regalártelos y ya.
-Yu, eso es muy hermoso. Gracias por contarme. Quiero decir, decírmelo todo.
-Creo que ahora me tocó ser yo el libro abierto- hizo una pausa y subió los dedos por mi brazo, aunque la tela del abrigo no me dejó sentirlo -. Ven a la cama.
-Seguro, ¿quieres hacerlo?- torció la boca y se inclinó hacia mí.
-Querría, pero sólo quiero tenerte conmigo- Yuzuru se bajó de la barda y sin aviso, metió el brazo debajo de mis piernas y rodeó mi espalda para levantarme de la barda y llevarme dentro.
-Yu, ¿qué haces?
-¿Qué? ¿No puedo cargar así a mi reina?
Estatus de fangirl, que por cierto hacía mucho creí que ya estaba más roto, pulverizado, hervido, fundido que otra cosa por todo lo que él hace: Súper-mega-ultra-archi-requete-contra muerta.
Me depositó con cuidado en la cama, inclinándose un poco sobre mí y habiendo apoyado la rodilla en el colchón. Al parecer mi mirada lo incomodó, quizá, porque se rió nervioso luego de soltarme.
>>¿Qué pasa, Jaz?- me senté obligándolo a retroceder un poco.

Cygnus: El trazo del hielo --- TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora