La poción.

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-¡Por Merlín! - escucharon exclamar a Alex, que miraba su reloj – me parece que ya se ha hecho algo tarde.

En ese momento, miraron por la ventana al jardín, y era cierto el tiempo se había pasado tan rápido que el sol se estaba ocultando. Era obvio que se habían estado divirtiendo, después del desayuno, salieron a dar un paseo por los alrededores de la casa. Y fueron a visitar la tumba de tu madre. Por la tarde regresaron a la casa, donde comieron y Lala se había encargado de hacer tu pay de limón favorito. Durante y después de la comida escucharon, con atención, las anécdotas de Elizabeth y Alex, sobre cuando estudiaban en Hogwarts.

-Tal vez sería mejor, que T/n, se quedara y que regresara hasta mañana al colegio – sugirió Alex al ver la hora.

-No...- todos en la habitación te miraron.

-¿No? – Pregunto Elizabeth mientras te observaba - ¿Por qué no? Me parece una estupenda idea, además, puedo mandar una nota en este momento a Dumbledore, y no creo que tenga problemas con eso.

-E-eeste yo, le prometí a Harry que le ayudaría...con...el ensayo que nos dejó Snape – escondiste tus manos detrás de tu espalda, mientras cruzabas los dedos, y rogabas que no sospecharan algo.

-Está bien, si le prometiste a Harry que le ayudarías, lo mejor será que nos vayamos ahora – menciono Elizabeth que te miraba extrañada – Alex, Anthony, acompañare a T/n de regreso a Hogwarts, lo mejor será que esperen aquí, no tardare.

-No te preocupes, por nosotros Eli, nosotros estaremos bien – camino hacia ti para despedirse – espero verte pronto – te abrazo y te susurro al oído "ten cuidado quieres", solo asentiste – y saluda de mi parte a tus amigos, que termines de pasar un maravilloso cumpleaños.

-Bien, supongo...que te veré después –Anthony te abrazo y entrego tus regalos - ¿tal vez en el verano...ahora tú puedas visitarnos? – Lo miraste y notaste como se ponía algo nervioso – me refiero a que sería genial, que las dos nos visitaran, en el verano y así podrías conocer mejor New York.

- Eso sería...suena a que es una buena idea – lo miraste algo nerviosa – se lo diré a mi abuelo, no creo que diga que no.

-Bien, los veré en un momento.- Entraron a la chimenea juntas – Oficina de Dumbledore – dijo en voz alta Elizabeth, desaparecieron entre las llamas verdes, a lo lejos se quedaban las imágenes de Anthony y Alex, por un extraño momento te pareció ver, como si Alex te guiñara un ojo. – Llegamos

Salieron de la chimenea y notaron que no había nadie en la oficina, excepto por fawkes el fénix del viejo director. En cuanto el ave las escucho, despertó y lo escucharon ulular, movió sus grandes alas y voló hacia Elizabeth.

-Parece...que te recuerda – en cuanto te escucho Elizabeth te miro – me refiero a que te recuerda desde que eras una estudiante.

-Si...si, yo solía pasar bastante...tiempo aquí –rio levemente – la mayoría de las veces, castigada. Solía meterme en demasiados problemas, con esos cuatro – acaricio al fénix que parecía contento por verla – bien, es mejor que vayas al comedor, lo más probable es que ya estén cenando los chicos, no sería bueno que los hicieras esperar.

-Ah...Elizabeth –Dumbledore acababa de entrar a la oficina – que alegría verte, llegas en el momento más oportuno – se aproximó a donde estaban las dos – tienes un momento para hablar.

-Sí, pero...Alex me espera, ¿podría esperar a mañana?

-No te quitare demasiado tiempo – Dumbledore miro a Elizabeth sobre sus gafas.

- En ese caso, creo que no habrá problema, además no creo que a Alex le moleste – puso su mano sobre tu hombro y te sonrió – supongo que te escribiré después si – solo asentiste y caminaste a la puerta.

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