—¡Vanesa! —A penas oyó su nombre ella se volteó a mirar en dónde estaba el chico que comenzaba a robarle el aliento.
La pelirroja no lo había notado pero se había puesto bastante cursi. Lo peor es que cada vez que escuchaba música en la radio o en cualquier otro lugar, optaba por canciones románticas y sentimentales, las cuales terminaba dedicándole inconscientemente a su nuevo amigo.
Se dormía, se despertaba, e incluso se lavaba los dientes pensando en Tom.
Era un completa locura, no podía ni siquiera describir lo que estaba sintiendo, lo que le sucedía.
—Oye. —Natalie le picó el brazo a su amiga—. Tom está gritándote desde hace media hora.
—¿Qué? —Vanesa sacudió la cabeza tratando de volver a la realidad y prestar atención.
—¡QUE TOM ESTÁ LLAMANDOTE! —Natalie levantó los brazos exasperada, y al final, sin saber qué hacer, decidió darle un fuerte empujón a su amiga—. ¿Tan mal te tiene? Ni siquiera reaccionas cuando te hablan. —Vanesa se sonrojó, pero no alcanzó a responder nada ya que fue jalada del brazo y apartada de su amiga a un par de metros de donde estaba.
—Ey, Ey. —Se tambaleó mientras tironeaban de su ropa y veía como Natalie se alejaba riendo.
Tom se puso frente a ella intentando como por décima vez llamar su atención.
—¿Se puede saber qué te pasa?
—¡¿Qué te pasa a ti?! —Exclamó alterada.
Tom se cubrió la cara con sus brazos, fingiendo sentirse pequeño e indefenso, protegiéndose de ella.
—Ey… ya, no te alteres —le aconsejó él y Vanesa suspiró pesadamente, pero se mantuvo seria, esperando a que el color de sus mejillas bajara—. ¿Mejor? —asintió.
—¿Qué pasa?
—¿Cómo que qué pasa? —Tom frunció el ceño—. Sabes bien qué pasa. Vas a decirme qué sucedió con ese… amigo tuyo —bufó molesto, nervioso, y por momentos, hasta con envidia y celos del chico que había intentado besar a su nueva amiga.
¿Qué se creía Max?
¿Y qué se creía él, si a penas la conocía?
Decidió no pensar en eso.
—¿De Max? —Vanesa se cruzó de brazos—. No pasó nada. Creo que hemos acabado mucho peor de lo que ya estábamos. —Ella pensó unos segundos en qué poder decir antes de abrir la boca y hablar—. O por lo menos, yo creo que lo aborrezco mucho más que antes.
Tom se rascó la frente e intentó disimular su nerviosismo.
No sabía si decirle que la había estado espiando toda la tarde junto a Georg o no. Temía que fuese a tomárselo mal… aunque él ya se lo había advertido.
—Osea… ¿No… Nada? —Vanesa frunció el ceño.
—Nada —repitió—. ¿Nada qué? —Tom encogió los hombros.
—¿Volverás a verlo? —Le preguntó.
—No sé. La verdad espero no hacerlo. Pero lo conozco bien y…
—¿Y? —Insistió él para que hablara de una buena vez.
—No, nada. —Vanesa se retractó.
No podía contarle tanto a Tom, ni siquiera a Natalie, ni a su madre… Tenía tantos secretos que prefería mantener en su caja de recuerdos sin importancia.
Ella y sus cosas de niñez junto a Max. ¿Cómo había podido ser amiga de aquel estúpido? Por suerte tenía esa facilidad de dejar algunos recuerdos tan bien guardados, que casi eran olvidados.
Recuerdos que no importaban mucho…
Pero con Max ahí… era todo demasiado complicado.
—¿Estás bien?
—Sí —ella asintió—. ¿Por qué te importa tanto lo que pasa con Max? —Preguntó de la nada, pero luego se arrepintió.
Tom se había sonrojado.
—¿Ah? Yo… Nada. Es que… bueno. Debería importarme, ¿no? Somos… amigos —dijo él, un poco inseguro.
Tal vez no eran amigos, pero era lo que estaba sintiendo. Se conocían hacía demasiado poco tiempo y todavía no entendían cómo podían conversar así si todavía no pasaba ni el primer mes de clases.
—Claro...
—Por eso te recomiendo que estés lo más alejada de ese chico —dijo él, muy seguro y confiado mientras asentía y se cruzaba de brazos—. Con Georg notamos cómo intentaba lanzarse sobre ti y… —Vanesa frunció el ceño y Tom abrió los ojos como platos, dándose cuenta que había hablado de más.
Se mordió la lengua.
—UPS.
—¿Con Georg? ¿Qué tratas de decir…? —Vanesa abrió la boca, enterándose de lo que sucedía—. ¡¿Estaban espiándome?! —Tom volvió a encogerse, dispuesto a salir corriendo de la “furia pelirroja”.
—Aah. Nos vemos luego, ¿ya? Había olvidado que tengo que hacer… hacer algo muy importante. —Rió nervioso y se dio vuelta, pero antes de dar un paso Vanesa le sujetó la ropa.
Tom suspiró y bajó la mirada. No tenía escapatoria.
—Te dije que no necesitaba que estuvieras de guardaespaldas. Supongo que Georg ya sabe todo. ¿No?
—¡No! ¡Claro que no! —Chilló Tom—. ¿Por quién me tomas? Sé guardar secretos. Me ofendes. —Se cruzó de brazos, intentando dar vuelta los papeles y convencer a Vanesa de ser él la única persona inocente del asunto.
—No grites, Tom. —Ella le golpeó el hombro—. Además, no deberías haber hecho nada. Tú mismo has podido darte cuenta que Max es completamente inofensivo. —Tom rió irónicamente—.¿Qué?
—Nada.
—Tom —insistió.
—Dije que nada, ¿sí? No lo volveré a hacer… pero te advierto. Yo conozco a los de su tipo, es cosa de verlos un rato. —Tom la señaló con el dedo índice mientras alzaba una ceja… Vanesa se mordió los labios para no reír—. Y ese ex amigo tuyo es de los peores, créeme.
—¡Claro! Y eso lo sabes tú, un niño tan malo. —Vanesa lo tomó de las mejillas y se las apretó.
Tom se quejó mientras intentaba salirse, pero solo conseguía que le doliera más.
Ella lo soltó a los segundos cuando vio que estaba lastimándole y se cruzó de brazos despreocupadamente.
Tom estaba molesto, pero eso le seguía causando más gracia aun.
—Nos vemos luego.
—Solo porque ya es hora de entrar te has salvado, Kaulitz. Después hablaremos seriamente y… —Tom se alejaba rápidamente—. ¡Dile a Georg que él también está incluido!
Tom se detuvo en medio del pasillo cuando ya no había casi nadie.
Se volteó con las mejillas rojas por el apretón de Vanesa y, molesto, le enseñó el dedo corazón antes de irse.
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Mi Nerd Favorito.
RomanceTom no era el típico chico popular de la escuela que tenía cientos de amigos y chicas rendidas a sus pies. Él tenía un algo que lo hacía especial y muy diferente a todos quienes lo rodeaban. Lo único malo era que eso simplemente Vanesa podía notarlo...