—Está bien, muchas gracias.
Cuando Tom dejó a un lado su móvil, Georg lo sacudió ansioso, esperando que le contase de una vez lo que le habían dicho.
Por la expresión del rubio, él supo enseguida que lo habían llamado de la escuela para confirmarle si le habían o no otorgado la beca. Tom estaba feliz, pero también podía notársele un rastro de miedo y pena en los ojos. Georg no supo si consolarlo o festejar con él.
—¿Y?
—Me voy. —Tom no pudo sonreírle, ni siquiera aun sabiendo que había conseguido aquello por lo que tanto había estado luchando—. Vamos a estar en contacto.
—Tom...
Esquivó la mirada de su amigo y se dejó caer sobre su cama. Sabía que Georg se alegraba mucho por él, aún así no le había hecho gracia la idea de permitir que se fuera. Habían sido amigos durante mucho tiempo, se conocían mejor que nadie, y a pesar de que fácilmente ambos podrían mantener una relación distanciada, nunca sería lo mismo.
Tom se aterró al imaginar cómo podría reaccionar Vanesa ante la noticia. Eran mejores amigos, y él no podía negarlo, lo que ellos tenían era ahora mucho más especial que cualquier lazo que pudiese haber forjado con otra persona. Era egoísta pensar que, al final, estaba triste porque iba a dejar a Vanesa y no a Georg, pero era así. Su amigo y él no se gustaban, no era igual que con ella.
—¿Qué voy a decirle?
—Ella va a entenderlo.
—No. —Tom no estaba tan seguro—. Es demasiado tiempo, yo conozco a Vanesa.
—No sé qué esperas que te diga entonces. Pienso que Vanesa podría entenderte, pero como dices, tú la conoces mejor. Sabes que tú le gustas, eres su mejor amigo. Me da un poco de miedo la verdad, sabiendo lo dependiente que es de ti.
—No me estás ayudando demasiado. —Georg encogió sus hombros—. La conozco, sé que no se lo tomará bien.
—Pero tienes que decirle. No puedes quedarte aquí, ¿entiendes? Por nadie. Nunca debes dejar de hacer lo que quieres por otra persona. Es trabajo de ella ahora apoyarte o no. No puedes irte sin decirle nada a ella.
—Claro que no me voy a ir sin decírselo. Pero ya queda muy poco tiempo y no sé en qué momento tengo que hacerlo.
—Supongo que mientras más temprano mejor. Si es hoy, ella tendrá un par de semanas para asumirlo. Siempre puedes estar en contacto con ella, así como conmigo.
Tom suspiró pesadamente, sabiendo que nada sería tan fácil. Georg no tenía ni idea de lo tortuoso que estaba siendo todo eso para él, pero tenía mucha razón con respecto a Vanesa. Ella era realmente muy dependiente, eso no era bueno, pero Tom también conocía su carácter. Eso era lo que más le aterraba. No sería trabajo fácil decirle que iba a irse, que no podrían verse en mucho tiempo. Estaba incluso la posibilidad de que su amistad cambiase al pasar el tiempo, pero era mejor que nada y su amigo tenía razón, y él no iba a quedarse por nadie. No importaba lo mucho que quisiera a Vanesa, lo mucho que quisiese mantenerse a su lado, lo mucho que le gustase. Había algo demasiado importante que él tenía que hacer... y era lo que siempre había soñado.
—Va a odiarme.
—¿Por qué dices eso?
—Es que tengo un muy mal presentimiento. Las cosas con ella no saldrán nada bien.
—Nada que no pueda solucionarse. —Tom sacudió su cabeza. Georg no estaba entendiéndolo. Vanesa ya se lo había advertido, aun cuando no tenía idea de nada, ella se lo había dicho sin demasiados rodeos. Quería estar con él, no importaba cómo, tenía miedo de que él no le prestase la misma atención luego de entrar a la universidad. Esto era mil veces peor—. Oye...
—Mierda, ella va a querer matarme.
—¿De qué estás hablando?
—Yo lo sé, Vanesa es capaz de hacer cualquier cosa cuando está molesta.
—¿Eso que tienes que ver?
—Ya vas a entenderlo.
Georg se rascó la cabeza y vio como la expresión de Tom empezaba a mostrar todo el terror que estaba sintiendo. Realmente le afectaba la reacción que Vanesa pudiese tener ante su partida. Quizás él tenía razón, y ella sería más complicada de hacer entender que cualquier otra persona. Vanesa estaba completamente enamorada de Tom, todos menos el rubio se daban cuenta de lo cierto que era ese hecho. Pensándolo bien, ella hasta sería capaz de atar a Tom para no dejarlo ir. Nadie conocía de qué manera ella podría reaccionar.
—Mierda...
—¿Qué te pasa a ti?
—Tienes razón —Tom ladeó la cabeza—. Digo... ella está loca, muy loca, es una histérica y...
—¿Cuál es el punto? —Tom lo interrumpió.
—Vanesa podría ser capaz de castrarte antes de que te vayas.
—¿De qué hablas?
—Claro —Georg afirmó su mano derecha sobre el hombro del rubio—. Es terriblemente celosa, y estando lejos de ella cabe la posibilidad de que conozcas a muchas personas... muchas mujeres.
—Yo... —Tom tragó saliva fuertemente—. Ella sí sería capaz —tal vez no de forma tan literal, pero sí estaba la posibilidad de salir del país sin testículos.
Tembló de puro miedo.
—Estás jodido, Tom. Yo creo que deberías acostarte con ella antes de decirle y te castre. Eres mi amigo, sabes, y me preocupo demasiado de que por culpa de ella no puedas estar nunca con nadie.
Tom no estaba para chistes, aún así agradeció el intento de Georg por hacerlo reír, aunque no hubiese funcionado.
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Mi Nerd Favorito.
RomanceTom no era el típico chico popular de la escuela que tenía cientos de amigos y chicas rendidas a sus pies. Él tenía un algo que lo hacía especial y muy diferente a todos quienes lo rodeaban. Lo único malo era que eso simplemente Vanesa podía notarlo...