Capítulo 63

16.1K 1.1K 26
                                    

—Él me gusta. Tom me gusta de verdad —dijo Elisa y Vanesa se rió.

—No tienes ni idea. 

Ella la odiaba por el simple hecho de ser su amiga, Vanesa lo sabía, podía verlo claramente en su mirada, que era exactamente la misma que ella tenía al pensar que otra persona podía ocupar el lugar que le pertenecía.

Quería matarla, Elisa nunca debía de haber aparecido. Ella había llegado ahí para arruinar sus planes y eso no era justo. Quizás las cosas no iban bien, pero podrían haberse solucionado desde un comienzo si tan solo esa chica no se hubiese entrometido. A Vanesa realmente no le importaba si también lo quería, si llegaba a enamorarse de él. Nunca sentirían lo mismo que sentía ella, lo que suyo era de verdad, era sincero, lo había querido casi desde el momento en que lo había conocido. Cómo podía ser posible que otra persona pudiese sentir por él lo que ella sentía. Imposible.

Solo Vanesa lo conocía, solo ella sabía qué deseaba, qué anhelaba. Solo ella conocía su corto pasado, y solo ella se detestaba por no haber sido parte de el las veces en que Tom podría haberla necesitado.

Era su Nerd, su amigo, su amor, el primero, su todo.

Elisa debía entenderlo, y para que eso sucediera simplemente Vanesa tenía que hacerse cargo.

—Estás siendo egoísta.

—Él no te quiere.

—Tú eres solo su amiga. —Solo hasta hacía poco, Vanesa lo sabía. A pesar de todo, algo había cambiado entre los dos.

—No lo comprendes.

—Tampoco quiero hacerlo. No te entrometas en mi camino. —Su clara amenaza no surgió efecto, Tom era suyo.

.

Cuando Elisa se marchó, Vanesa dejó que los truenos volvieran a espantarla. Había intentado no prestarles demasiada atención, los gritos de la castaña y los suyos habían sido suficientes por un momento, pero ahora que veía a Elisa alejarse furiosa y a pasos rápidos del lugar, ella se sintió sola.

Sentándose sobre un tronco, evitando humedecer su ropa con la nieve, encerró su rostro entre sus manos y continuó el llanto que había empezado cuando vio a esa chica besar a Tom. Lo que nunca hubiese imaginado es que él estaba ahí, y corrió en su auxilio a penas Elisa había desaparecido de su vista. 

Ella estaba oculta, había visto al rubio observarlas pero no le importó... no hasta que Tom fue con Vanesa y no con ella. No hasta que lo vio abrazarla y consolarla, sin saber qué decirle.

No era justo, ella también lo quería.

—Vanesa...

—Déjame sola.

Contradiciéndose, Vanesa lo apretó con más fuerzas contra su cuerpo. Lo cierto es que no quería que la dejase. Tom no le preguntó nada durante un par de minutos, estaba más confundido que nunca.

Quizás se había acostumbrado, o quizás estaba asimilando que su amiga continuaría comportándose de manera extraña por mucho más tiempo. Ya no lo sabía, pero cuando Elisa salió de su escondite y lo miró de frente directo a los ojos, una ola de culpabilidad lo inundó.

Él había hecho algo mal, el problema es que no sabía cómo remediarlo.

—Pequeña.

—No es justo, Tom, de verdad que no es justo. Estás completamente ciego.

—Yo... de verdad lo siento. Solo intento poder comprenderte, nada más.

—Ese es el problema, no puedes porque no quieres. Como puedes ser tan egoísta.

Tom no lo veía así. Poco a poco comenzaba a creer que Georg estaba en lo cierto, que su amigo no había estado jugando con él, que Vanesa realmente no lo quería como un simple amigo. Pero era todo tan extraño. Todavía lo estaba asimilando.

—No... no lo sé. Quizás tienes razón.

—Claro que la tengo, desde que te conozco que es así y has sido tan ciego. Desde el maldito primer día, Tom. ¿Cómo nunca lo viste? 

El rubio se quedó sin habla. Vanesa estaba mirándolo fijamente a los ojos, estaba tratando de decírselo. El tragó saliva y solo la miró mientras ella se confesaba.

Él enmudeció.

—Ah...

—Sigues sin comprenderlo, ¿verdad? Sigues creyendo que no eres lo suficientemente valioso para nadie. —Tom tragó saliva—. Por qué no puedes creer que alguien se pueda fijar en ti. Pero es así, y pasó con Michelle, pasó con Elisa, quién sabe quién más. ¿Es que no lo ves? ¿Ni siquiera porque ahora soy yo?

—Yo... yo. —Él empezó a tartamudear, quería decirle algo a Vanesa pero su mente estaba completamente en blanco.

—Te quiero, Tom... Te quiero de todas las formas que te puedas imaginar. Ya te lo dije antes, ¿por qué no pudiste entenderlo?

Se suponía, tal vez, que debía sentirse feliz, pero no era así, no sabía ni siquiera qué estaba pasándole. Mucho menos comprendió porqué él volvía a llorar, pero agradeció que Vanesa no pudiese notarlo en la oscuridad.

—Pequeña.

—¿No vas a decirme nada? —Tom quería hacerlo, tenía muchas ganas de hablarle, de consolarla y abrazarla, pero estaba mudo, así que no le respondió, y se lamentó por no haber podido detenerla.

Comprendía que ella no quisiese verlo, se había comportado muy mal con Vanesa, pero su miedo era mucho más grande. Luego de dejar que se marchara por entre los pequeños arbustos, se arrepintió.

Todos tenían razón, él era ciego y egoísta. No había sido capaz ni siquiera de decirle que también la quería, que era su amiga y que aunque las cosas hubiesen cambiado, no quería que eso que ambos tenían se acabara. Quizás sí le gustaba Vanesa también, el problema es que nunca había sido bueno para darse cuenta de esas cosas. Había confundido sus sentimientos hacia ella por puro miedo, pero tampoco tenía del todo la culpa cuando toda su vida había andado con un escudo que lo protegiese de emociones como esas. La gente solo sabía hacerle daño, así que le costaba un poco reconocer cuando alguien tenía realmente buenas intenciones con él.

La única vez que había sentido algo por alguien se había llevado una enorme decepción. Había llorado y sufrido mucho. No quería volver a pasar por eso y se había negado a volver enamorarse de otra persona.

Esa era la verdad, le aterraba todo lo que de romance se tratara. Quizás era la misma razón por la cual prefería llevar una patética apariencia ante los demás. El mismo se estaba ayudando a disminuir la ya poca confianza y seguridad que se tenía.

Vanesa había sido una especie de progreso en su vida. Sus notas no decían nada acerca de quien era. Tom era un verdadero tonto antes de haberla conocido.

Se observó a sí mismo en la oscuridad. Por fin se atrevía a llevar la ropa que le gustaba, por fin deseaba volver a su estilo, lucir como él realmente quería. Había dejado crecer su cabello y no pensaba cortarlo, el nunca debería de haber abandonado la apariencia que le había dado confianza. Él quería ser de otra forma y él mismo se lo prohibía.

Patético, la única palabra que podía describir exactamente lo que era.

Mi Nerd Favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora