Cuando se acercaron los últimos días de agosto, Vanesa comenzó de a poco a sentir el frío del otoño. Pero lo que en realidad le entusiasmaba, era que solamente faltaba una semana para cumplir los dieciséis. Tom aún mantenía en pie la invitación que le había hecho, y ella lo que más deseaba era que llegase el día para poder salir con él.
A pesar de que se veían diariamente, de que él seguía frecuentando su casa y ella la de él, ese momento sería solo de ellos y podrían estar solos.
Vanesa no sabía por qué, pero Tom había estado evitando cualquier momento en el que pudiesen estar a solas. A ella le dolía, no entendía por qué cuando solo quería besarlo y abrazarlo. No iba a quejarse, pero cada vez que la llamaba después de clases, era para saber si estaba en casa o no Diana. Tom intentaba no ser obvio, pero ella no era tonta y podía darse cuenta. Seguramente estaba estresado por la escuela.
Cada vez que su mamá se encontraba, Tom le decía que estaría allá en minutos, pero cada vez que no estaba, Tom ponía alguna excusa, diciendo que tenía tarea o alguna salida con Georg.
Lo que más deseaba ella era volver a estar a solas, pero no habían podido ni una sola vez desde el viaje.
Vanesa podía notar que Tom se había vuelto más atento y cariño con ella, y eso excusaba lo demás. Que él evitara la cercanía cada vez que estaban solos, que se pusiera nervioso y esquivo cada vez que ella había intentado algo resultaba un poco incómodo. Su amistad se había reforzado, ahora sentía que tenían algo diferente, pero el problema era que Tom parecía no desear ningún tipo de contacto más allá con Vanesa y eso la deprimía. Quizás todavía él no estaba seguro de sus sentimientos.
Pero también podía ver que se debía a su inseguridad, por eso ella no le había recriminado nada. Habían actitudes que todavía no podía entender y Tom no hablaba acerca de eso. Él parecía querer intentarlo, pero a la vez parecía que no. Se estaba reprimiendo demasiado.
Incluso, una vez él le había tomado la mano. Ella no supo cómo interpretarlo. No sabía si era por simple muestra de cariño como amigo o iba algo más allá. La abrazaba, la llamaba, se había vuelto muy afectuoso, pero cada vez que estaban en su habitación y a solas, Tom había optado por tomar distancia.
Eso la enfurecía.
Iba a hacerle frente en cualquier momento, solo estaba esperando la ocasión, el momento en que pudiese atreverse. Esperaba que fuese el día de su cumpleaños, cuando por fin ambos podrían salir y se encontrarían solos para conversar.
—Yo creo que está asustado.
Vanesa se encogió de hombros.
—Opino lo mismo. —Michelle asintió estando de acuerdo con Natalie.
—Y si te dijo que le gustabas solo por no hacerte sentir mal, entonces jugó muy sucio con tus sentimientos. En ese caso, si resultara que efectivamente así fueron las cosas, yo iría y lo colgaría de las pelotas, lo dejaría de cabeza un buen tiempo hasta hacerlo suplicar. Luego, cuando pida perdón, lo soltaría y lo castraría con las tijeras de podar.
Vanesa frunció el ceño asqueada y Michelle se echó a reír. A Natalie no le causó ninguna gracia, ella lo decía con toda la seriedad del mundo.
—Me lo acabo de imaginar —Michelle se estremeció—. Pobre el que se meta contigo.
—Exactamente.
—¿Y qué hay de Georg? —La rubia sonrió.
—Estamos saliendo, es otra cosa. —Vanesa frunció los labios, pensativa. Ella hubiese deseado lo mismo, pero definitivamente no corría la misma suerte—. Aunque bueno, con el haría un excepción, no me atrevería a cortárselas.
—Estás completamente loca —Michelle sacudió sus manos intentando hacer secar con más rapidez la pintura verde de sus uñas—. Además, no sé de qué podrían quejarse, ustedes por lo menos tienen a alguien. Yo voy a quedarme solita.
Entonces Vanesa rió, y cruzándose de piernas clavó la mirada en Michelle.
—¿Por qué esa cara? —Preguntó Natalie muy curiosa.
—¿Es que no lo han visto? No se los había comentado, pero yo puedo darme cuenta.
—¿De qué? —Peguntó Michelle intrigada.
—A Chris, ¿qué opinas de él?
Natalie ladeó la cabeza y vio a Michelle ponerse pensativa. Finalmente, ella se encogió de hombros.
—No lo conozco mucho, como es amigo de Georg y Tom, solo lo he visto un par de veces. Es lindo, sí. Pero hay muchos chicos lindos
—Yo creo que él está especialmente interesado en ti. —Vanesa movió de arriba abajo sus cejas y vio la expresión de incredibilidad de Michelle.
—¿Por qué dices eso?
—La próxima vez, fíjate bien.
Michelle prefirió no preguntar más, no estaba segura de si creer o no. Quizás Vanesa estaba equivocada, pero la próxima vez que Chris estuviese cerca de ella prestaría un poco más de atención a sus acciones. Tal vez la suerte estaba de su lado esta vez y eran ciertas las sospechas que tenía la pelirroja.
—Bueno, el punto es... —Natalie se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro por la habitación de Vanesa—. No sé, yo creo que Tom está acobardado. —Michelle asintió—. ¿Qué otra cosa puede ser?
—Vanesa, todas sabemos cómo es él. Yo, aunque nunca fui cercana a él, lo conozco hace ya un par de años. Lo más probable es que se sienta inseguro, nunca antes ha tenido novia o algo por el estilo, eso tú lo sabes.
—Entonces... —Natalie agregó—, si tú quieres algo con él... debes tomar la iniciativa.
Vanesa se mordió los labios desesperadamente.
Ella no sabía cómo hacer eso, era igual de inexperta que Tom, quizás incluso más. No lo sabía, pero tal vez sus amigas tenían razón. Quizás él no sabía qué cosa debía hacer, quizás temía arruinar algo o hacer el ridículo. Pero también estaba la posibilidad de que Tom no estuviese interesado realmente en tener algo serio con ella. A lo mejor sí, ella podía gustarle, pero no lo suficiente como para darle un giro tan grande a su relación. A lo mejor él solo se conformaba con seguir siendo su amigo y que las cosas nunca hubiesen cambiado.
A lo mejor él, igual que ella, simplemente debía decírselo para poder estar tranquilo consigo mismo y punto.
Vanesa bufó.
—Maldición, suena tan complicado. Yo no quiero hacer eso, no. Me aterra.
—Entonces no sé qué otra cosa puedes hacer. Si no te atreves, tu única opción es esperar. Quizás tienes suerte y él se decide más temprano que tarde en conversarlo contigo. Tú decides.

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Mi Nerd Favorito.
RomanceTom no era el típico chico popular de la escuela que tenía cientos de amigos y chicas rendidas a sus pies. Él tenía un algo que lo hacía especial y muy diferente a todos quienes lo rodeaban. Lo único malo era que eso simplemente Vanesa podía notarlo...