Capitulo 15

20.4K 1.3K 27
                                    

Tom se quedó mirándola boquiabierto.

¿Había hablado en serio? ¿Cómo es que aún tenía contacto con aquel animal? Es más ¿Cómo podía estar tan tranquila sabiendo que iría por ella luego de lo que le había hecho?

—¿Qué dices?

—Eso, estaba borracho e intentó abusar de mí. —Vanesa sacudió la cabeza de un lado a otro y frunció los labios—. Fue hace dos años. No quiero hablar de eso. Ya pasó, pero no es algo lindo de recordar. —Tom se quedó medio aturdido y sin aire, no sabía qué más decir—. No pasa nada, no es para que te pongas así. —Vanesa rió al ver la cara y la reacción de él—. Tom.

—¡¿Y SE ATREVERÁ A VENIR HASTA ACÁ?! —Chilló y algunos se voltearon a mirarlo.

Vanesa le tapó la boca con una mano para luego jalarlo del brazo y sacarlo del lugar.

—Tom. ¡No es necesario que grites ahí! —Vanesa caminó en círculos una vez que salieron de la biblioteca. Vieron a Natalie y Georg hablar animadamente, así que no les importó dejarlos solos ahí.

—¡Eso no es lo que importa!

—¡Tom!

—¿Qué? —Él levantó los brazos alterado.

Vanesa bajó la cabeza sintiéndose resignada.

—No debí habértelo dicho. La verdad no sé por qué lo hice. Eso no lo sabe nadie aparte de…

—¿De? —Tom la incitó a continuar.

—Nadie.

—¡¿Nadie?! —Él la tomó por los hombros y la sacudió un poco—. ¿No le has dicho a nadie sobre eso? ¿Estás loca?

—No me hizo nada. —Vanesa alzó los hombros sin darle tanta importancia al asunto—. Y fue mi amigo durante mucho tiempo.

—Esa no es una excusa. ¿Ni siquiera a tu mamá? —Ella negó—. ¿Y cómo es que pudiste detenerlo? Si se supone que nadie lo sabe. —Tom frunció el ceño, su mirada la estaba intimidando un poco—. ¿Cómo te libraste de él?

La chica suspiró.

—Tom —Vanesa lo interrumpió—. Le di con una figura que mamá tenía en la mesa de centro, entonces él me dejó. —El rubio suspiró, soltándola.

—¿Qué harás? Supongo que no quieres verlo. —Ella negó.

—No quiero, pero hablaré con Max. De todas formas tenemos cosas que arreglar y no podemos seguir así. Creo que aún le tengo algo de aprecio, fue mi amigo durante mucho tiempo y pareció realmente arrepentido después de lo que pasó.

—¿Quieres que te acompañe? —Ella se lo pensó unos minutos, no sería mala idea, pero era algo que debía resolver sola.

—Gracias pero… pero prefiero hacerlo por mi cuenta. —Tom asintió.

—Ten cuidado entonces. Pero ni creas que me alejaré de ti. —Vanesa frunció el ceño, luego entendió.

—¡Tom! —Le dio un empujón en el hombro—. No voy a juntarme con un asesino. No necesito guardaespaldas.

—Pues, ya me has contado lo suficiente como para querer ser el tuyo. No te vas a negar, no puedes. —Vanesa suspiró—. No lo harás.

—Tom.

—Nada de Tom. Voy y ya. —La pelirroja bufo más que resignada. Sabía bien que no era necesario que Tom estuviese con ella, pero si él quería no importaba mucho, daba igual si estaba a unos metros de ella, como un guardaespaldas.

.

A la hora de la salida Natalie aún seguía tironeando a su amiga del brazo por haberla dejado sola con el castaño.

Interiormente, la amaba y le estaría eternamente agradecida, pero no podía mostrarse tan desesperada delante de ella.

Natalie había resultado ser una chica muy agradable, según Georg. Además, no mostraba ninguna especie de “obsesión” hacia él (o eso creía), cosa de la que ya estaba un poco aburrido.

—¿Podrías dejarme? Están esperándome.

—¿Quién? —Natalie la soltó—. ¿Tomy?

—No le digas Tomy. —Se quejó Vanesa—. Y no. Es otra persona, no la conoces.

—¿Hombre o mujer?

—Hombre.

—Ooh. Ya veo. —La rubia se acarició el mentón, pensativa.

—¿Qué?

—Un ex novio, ¿no? —Vanesa frunció el ceño.

¿Por qué siempre debían pensar eso?

Nadie nunca les había creído cuando decían que solo eran amigos, aunque al pelinegro no le molestara en lo absoluto decir que tenían algo más serio.

—No, sería más indicado decir un ex amigo. Debo buscarlo, no lo veo hace ya un tiempo y quizás ni siquiera lo reconozca. ¿Por qué no te vas sola? No quiero que me tengas que esperar, seguro ni siquiera vuelvo a casa hasta la tarde. —Natalie asintió, frustrada.

Vanesa no había dicho absolutamente nada y ella estaba bastante interesada en saber sobre sus amigos o su pasado.

Ni siquiera le había contado algo de ella en Berlín.

Ambas amigas acabaron despidiéndose y Natalie se marchó sin más que hacer a su casa.

La pelirroja se dedicó a buscar con la mirada a su antiguo amigo.

No tenía para nada ganas de verlo, no se imaginaba que aquel ser despreciable pudiese encontrarse ahí, entre esa multitud de adolescentes.

No recordaba haber pensado de Max de aquella manera hacía ya mucho tiempo, pero ahora que ella sabía que él estaba ahí, comenzaba a aborrecerlo.

—¡Hey! ¡Bonita! —Vanesa apretó los puños y se armó de valor para voltearse cuando oyó esa voz masculina. Definitivamente había cambiado, era simplemente cosa de oírlo hablar—. ¡Nena! —La pelirroja se volteó con la sonrisa más falsa y estúpida dibujada en la cara y vio a un pelinegro, alto, fornido y de tez pálida correr velozmente hacia ella.

Debía prepararse tanto psicológica como físicamente.

Era su antiguo amigo, después de todo, no podía ser tan horrible.

Mi Nerd Favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora