—¿En dónde está Tom?
—¿Debería saberlo? —Michelle buscó con la mirada a su alrededor. No había rastros de Vanesa por ninguna parte.
—Quizás está con Vanesa.
—No sé.
—Michelle, dímelo, sé que tú sabes. Yo ya me di cuenta. A ella le gusta Tom, ¿cierto? No me digas que no.
Michelle tragó saliva y lo miró nerviosa. No le correspondía decirle eso, pero era tarde, se había delatado. La simple mirada de nervios que había puesto lo había confirmado todo.
—¡Lo sabía!
—Georg...
—No digo nada, no digo nada, lo prometo. Ahora que lo pienso, a Vanesa se le nota demasiado. —Michelle se encogió de hombros y acabó asintiendo. Todo el mundo acabaría entrándose, la pelirroja no era discreta, no podía.
—Que Tom no se entere. Ella debe decírselo, lo ha intentado muchas veces.
—Lo sé. Tom me ha contado, pero es tan idiota que no se da cuenta. —Michelle se rió y observó al frente cuando vio aparecer a su amiga. Estaba corriendo hacia ellos, no estaba Tom con ella. Georg bufó, pero ambos la esperaron.
—¿Vanesa? —Michelle notó los ojos hinchados de su amiga. Cuando ésta llegó a su lado rompió en un llanto desconsolado y se abrazó con fuerzas a su cuerpo. Ella no supo qué hacer, Georg se incomodó, pero no se apartó y le movió el cabello a un lado tratando de verla.
—Te lo dije...
Ella no podía dejar de llorar, acababan de morir todas sus esperanzas. Tom había visto a Elisa como nunca la había visto a ella. Le daría la oportunidad, hablarían y acabaría dándosela. Ella acababa de quedar de lado, pero haría sus mejores intentos por impedirlo.
—¿Qué pasa? —Vanesa cubrió su rostro e intentó contenerse, pero no podía. Le dolía demasiado.
—Tom... ella, esa chica. Ella lo besó, a ella le gusta él y lo besó. —El castaño retrocedió confundido—. A Tom le gusta ella.
—¿De qué hablas? —Michelle no podía entender bien.
—¡Elisa! —Chilló la pelirroja, apretando con fuerzas los puños mientras sus lágrimas seguían cayendo—. Tom no me quiere a mí, yo lo sabía... pero soy tan ingenua.
—¿Elisa? —Georg retrocedió y buscó a Tom a su alrededor. Lo vio a lo lejos hablando con la chica. Ella le estaba coqueteando y Tom la dejaba—. Oh... grandísimo imbécil.
—No se lo digas —Vanesa restregó con fuerzas su nariz—. Georg, por favor.
—No lo haré.
Claro que lo haría, y pensaba colgarlo del cuello si no comprendía. Le había hecho un daño enorme a su mejor amiga sin saberlo. Debían haber conversado, solucionado sus problemas, en cambio él había permitido que ella marchara llorando.
Georg sabía que a Tom no le gustaba Elisa, pero Tom era de corazón blando. Bastarían unas semanas y ya estaría loco por la chica. Incluso con Vanesa en su corazón, Tom era tan ciego que podría incluso ignorar sus sentimientos hacia su amiga. No podían permitir que eso pasara.
Vanesa volvió a llorar con más fuerzas y Georg prefirió dejarlas solas. Sentía que no podía consolar a su amiga de ninguna manera, pero sabía que sí podía hacer algo con Tom. Podía hacerle abrir los ojos.
—¿Qué sucedió exactamente?
—Ella nos interrumpió y lo besó. Le dijo que... —Vanesa intentó calmar sus lágrimas, pero le estaba costando demasiado—. Le dijo que le gustaba y que quería un oportunidad. Tom pareció olvidarse de mí.
Michelle no volvió a preguntar nada, intentó seguir consolando a Vanesa, pero realmente no surgía ningún efecto. Ella estaba destrozada, y también estaba furiosa. Los celos se habían apoderado de ella y tenía deseos de destrozar con sus propias manos a esa chica.
Podía ser más alta, podía ser más linda, pero Tom no la quería. Ella estaba segura de eso. No podría engañarlo con eso, no podría ocupar el lugar que ella tenía porque, simplemente, no era como ella.
—¿Estás mejor? —Vanesa se encogió de hombros—. ¿Qué harás?
—Si pudiese, supongo que deshacerme de ella.
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Mi Nerd Favorito.
RomanceTom no era el típico chico popular de la escuela que tenía cientos de amigos y chicas rendidas a sus pies. Él tenía un algo que lo hacía especial y muy diferente a todos quienes lo rodeaban. Lo único malo era que eso simplemente Vanesa podía notarlo...