Tom no podía creer que ella fuese tan cobarde después de todo. Lo había besado, había huido y ni siquiera era capaz de acercarse a él cuando ya habían pasado más de cuatro días, en donde lo único que había hecho Vanesa había sido correr a esconderse.
Tom necesitaba hablarle, y entendía que su amiga se sintiese avergonzada por lo sucedido, pero podían dejarlo pasar y punto, él no iba a preguntarle nada sobre eso, no iba a pedir explicaciones ni nada por el estilo. Simplemente necesitaba la compañía de su amiga, pero por lo visto, ella no estaba dispuesta a dársela de momento.
Georg le había dicho que no fuera con ella, que quien debía de hablarle era Vanesa. Natalie no le había querido decir mucho, simplemente le había comentado un par de cosas que Tom no pudo comprender muy bien.
Sabía que Nat había tratado de decirle algo sobre Vanesa, y eso le había dejado muy intrigado, pero la rubia se había resistido y finalmente no había abierto más la boca luego de decirle que pronto se daría cuenta de todo.
Nadie quería ayudarle, y aunque sabía que Georg tenía razón cuando había dicho que Vanesa tenía que ir a buscarlo y no él a ella, Tom no podía resistirlo más tiempo. No había ningún orgullo de por medio que pudiese ser lastimado para no hacerlo.
Tom había visto a Vanesa caminar con calma, pero también muy prevenida, por el pasillo, y a penas sus miradas se habían encontrado, ella había corrido al baño de chicas y de ahí no había salido hasta asegurarse de que él no estuviese cerca.
Él se sentía frustrado y comenzaba a molestarse.
¿Por qué ella lo había besado y ahora lo estaba ignorando?
Si estaba tratando de burlarse o de hacerlo sentir mal, la muy estúpida lo estaba consiguiendo.
Tom sacudió la cabeza, arrepintiéndose enseguida de haber insultado mentalmente a su mejor amiga.
¿Qué hacer en esos momentos? ¿Continuar siguiéndola hacia todos lados hasta que ella se dignara a hablarle? ¿O, quizás, simplemente esperar?
Diablos, como detestaba esa situación.
Entonces la vio, Vanesa iba tras Natalie, casi corriendo, con una expresión bastante extraña y desagradada.
La rubia parecía molesta, y cuando ella llegó a su lado Tom vio cómo Vanesa se encogía mientras era regañada con fuerzas y rabia por su mejor amiga.
Algo estaba pasando y a Tom le molestaba no saberlo, que nadie quisiese decírselo. Estaba comenzando a preocuparsep y no sentía que estaba exagerando, quizás sucedía algo serio, pero ni siquiera Georg parecía querer ayudarle.
Decidió seguirlas en silencio, intentando ser cuidadoso para que ellas no lo notaran. Sabía que no era correcto oír conversaciones ajenas, pero lo vio casi necesario.
Algo estaba comiéndoselo por dentro, y la curiosidad mezclada con la preocupación, pudo con él.
Vanesa estaba alterada, pero no de la misma forma que Nat.
Ella no se contenía, y Tom sintió deseos de hacerla callar al ver la cara de la pelirroja, descompuesta, dolida y asustada.
—¡Entonces por qué lo has hecho! —Vanesa se dejó caer derrotada al suelo, arrastrando su cuerpo por la pared—. ¡Vanesa!
—¡Porque quería! ¿De verdad te cuesta tanto comprenderlo? Por lo menos he sido lo suficientemente valiente como para atreverme. Deja de presionarme, grandísima estúpida. Además, ¿qué has hecho tú por su amigo? ¡Nada! ¡Te la pasas baboseándote, siguiéndole como una perrita y vienes a mí a decirme que hable de una vez! —Tom frunció el ceño y dio un paso más, con cuidado de estar también lo suficientemente alejado de ellas para que no pudiesen verlo.
Se ocultó detrás del cuerpo de un enorme chico, que lo miró con el ceño fruncido.
—¿Pasa algo?
—No te muevas —susurró Tom, haciéndole gracia al mayor.
—Okey, pero tampoco es para que me estés toqueteando tanto. —Tom quitó enseguida las manos de los brazos de él, pero no se movió.
—¡No es lo mismo! —Natalie chilló.
—Es exactamente lo mismo.
—Claro que no.
—Que sí.
—¡No! —Tom pensó por unos momentos que solo se trataba de una discusión de amigas, que él no tenía nada que estar ahí escuchando, pero entonces vio a Vanesa cubrirse el rostro y regañar muy molesta. Natalie suavizó su expresión y se arrodilló al lado de su amiga—. Vane.
—Ya sé, ya sé que nunca debí de haberlo hecho. Lo arruiné todo.
Entonces, cuando comenzó a sollozar, Tom se encaminó a toda velocidad hacia ellas.
—¿Qué dices? No, claro que… Tom —Él se detuvo al lado de ellas, con posición firme y brazos cruzados.
—Es que… es que no entiendo cómo puedo quererlo tanto —continuó lloriqueando la pelirroja, y Tom la miró confundido por su última declaración.
Alguien le había hecho algo. Entonces Tom creyó haberlo entendido.
¿Acaso Vanesa estaba saliendo con algún chico? ¿Cómo no se lo había contado?
De todas formas, y no supo por qué, le dolió más que lo hubiese ilusionado así cuando en realidad quería a otra persona.
—No, Vanesa, cállate. —Natalie se había puesto demasiado nerviosa. Él podía notar cómo temblaba e intentaba llamar disimuladamente la atención de su amiga, picándole con fuerzas el brazo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Tom.
—¿Ahora qué pasa con él?
—Está aquí. —Vanesa alzó la mirada de inmediato y se encontró con su amigo de pie frente a ella, mirándola con una expresión que no pudo interpretar.
Sintió su sangre congelarse.
—Mierda —murmuró, y sin haberse secado las lágrimas, se puso de pie y alejó corriendo, sin haberle dado la oportunidad al rubio de preguntarle algo, ni siquiera de detenerla.
No esperó a Natalie, no esperó a nadie.
Vanesa debía estar sola, no quería seguir siendo presionada y temía que Tom se hubiese enterado ya de todo, que la hubiese oído.
¿Qué haría ahora? ¿Cómo podría enfrentarlo?
Sabía que aunque no hubiese dicho demasiado su nombre en última instancia, Tom era muy inteligente y podía sacar sus propias conclusiones.
Eso le aterró y continuó llorando como una niña pequeña en el baño de chicas que, para su suerte, en esos momentos estaba vacío.
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Mi Nerd Favorito.
RomanceTom no era el típico chico popular de la escuela que tenía cientos de amigos y chicas rendidas a sus pies. Él tenía un algo que lo hacía especial y muy diferente a todos quienes lo rodeaban. Lo único malo era que eso simplemente Vanesa podía notarlo...