Connor Foreman me observa con atención, espero que esté pensando en cuál es la mejor opción para mí y no en como comente algo que hizo que escupiera lo que está tomando, aunque en teoría ambos temas están relacionados.
—Entonces ¿la canción será un fracaso?— pregunto de nuevo —Necesito una opinión objetiva— me remuevo en mi lugar, no me encuentro cómoda en lo absoluto.
Probablemente hacer que alguien tome la decisión por ti no es lo más maduro de mi parte, pero realmente no sé qué más hacer, todos quienes dan consejos lo único que dicen son cosas positivas de trabajar con Christopher McGee, sin embargo nadie ha pensando en mi incomodidad.
Y sí, probablemente yo sea una de las que ve más puntos positivos que negativos a nuestra colaboración, además de que mi reputación como compositora aumentaría, el reconocimiento de la agencia también y con ello podríamos tener más inversionistas, o más freepress para utilizarla en nuestros artistas, sobre todos en quienes apenas inician, como Tastes...
—¿Está bien si me niego a trabajar en otra canción con Christopher McGee?— hago una pregunta en la que pueda responder sí o no.
¿A quién engaño? Voy a trabajar en otra canción con el egocéntrico con quién tendré una cita este sábado, aún así, quiero que me digan que está bien decir que no, que tengo opciones, aunque ya haya elegido por mi misma.
Connor ladea la cabeza, primero a la derecha y luego a la izquierda, me mira cinco segundos más y finalmente asiente.
Leer mentes, esa es la habilidad que quiero tener cada vez que estoy en frente a mi líder, aunque él logre comunicarse perfectamente sin decir una palabra, a veces quisiera entender por qué elige las cosas.
Levanta su pulgar hacia mi, como si leyera mi mente y pudiera ver mi anhelo de poder comunicarme mejor con él. Sonrío, sé que significa que todo está bien, al menos eso sí sé leerlo.
—Gracias— es mi turno de sonreír antes de dirigirme a la puerta de su oficina, la abro y me detengo para mirar una vez más hacia atrás —Gracias por darme una opción, lo aprecio mucho.
Connor solo asiente en mi dirección, me observa hasta que termino de salir de su oficina y cierro la puerta.
Me siento más liviana, un poco más tranquila porque no importa si me arrepiento a medio camino, voy a tener el apoyo que necesito, no estoy siendo obligada, tengo el poder, lo tengo.
—¿Señora Nav?— mi nombre, adaptado a una extraña forma, es llamado.
—Alissander— sé quién me habla, así que lo llamo mientras giro hacia dónde proviene la voz —Hola, un gusto verte.
—Gracias— sus mejillas se ponen levemente rojas, es tierno como se sonroja cada vez que habla conmigo, es alguien de boca sucia y un poco imprudente en sus acciones, sin embargo tiene un buen corazón y siempre actúa con buena voluntad, tal vez Christopher McGee debería aprender algo de él.
>>También me da gusto verla— agrega rápidamente al ver que solo dijo una palabra —Quería verla, tengo una canción que mostrarle— rasca de forma distraída su nuca, puedo decir que está algo nervioso y la piel de su cuello que está volviéndose roja también pueden decirlo.
—Seguro— asiento hacia él —Vamos a ver esa canción— uso la cabeza para señalar un camino y lo invito a seguirme.
Todos los integrantes de Tastes han estado sorprendiéndome con sus ideas para las letras de las canciones y la composición del ritmo, así que estas interrupciones repentinas siempre son bien recibidas.
Puedo decir que no es normal, pero una sola palabra puede hacer que veas el mundo diferente, y en mi caso, un simple asentimiento de Connor Foreman pudo cambiar toda mi percepción del momento, definitivamente tengo el mejor jefe del mundo, Paul debe aprender un poco de él.
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Los Labios de Christopher
Chick-LitChistopher McGee es el mayor de cinco hermanos, dos de ellos son su viva imagen, son la fotocopia uno del otro, pero solo físicamente, si miras en su interior, es "único e irrepetible," lastimosamente eso lo refleja en su manera de actuar, no sabe s...