Capítulo 49: lo siento

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Solo he preguntado para ver su reacción, aunque realmente no es él a quién quiero dejar a un lado, quiero darle una oportunidad de tener una relación.

—Si eso es lo que mantiene a tu corazón feliz, voy a tomar el golpe— dice, su voz suena más gruesa de lo normal.

Sonrío, ese es el hombre al que quiero conocer, uno que no tenga miedo de ser vulnerable, no puede evitar que me guste que sea algo egocéntrico y que bromee con ser atractivo, ese tipo de seguridad no me molesta. Tampoco me incomoda su poca habilidad social para dar un cumplido, y su ironía que utiliza más como escudo que como arma.

—Me gustaría besarte en este momento— le digo.

La respuesta que obtengo es un apretón fuerte en la mano, mientras disminuye un poco la velocidad.

—Yo digo que siempre podemos ir a mi apartamento— dice.

Río y niego con la cabeza.

—No cuando está lleno de reporteros, no cuando aun no somos oficialmente nada, y no cuando aun no soy sincera con alguien quien realmente lo merece— me encojo de hombros.

>>Los besos serán para otra ocasión— cierro los ojos.

Quería molestarlo un poco, perturbarlo y poner su imaginación a volar y creo que lo logro, al menos su lenguaje corporal así lo dice.

—Solo llévame a casa— le digo.

—No estoy feliz con ello, pero lo haré— me dice, una vez más besa mi mano.

Sacudo la cabeza y no volteo a verlo, sé que si lo hago, voy a querer besarlo, y nuestros besos últimamente no terminan en imágenes aptas para menores de 18 años.

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—Parece que fueras a la guerra y no a trabajar— me dice Seth mientras me ve tomar el bolso.

—Así se siente— suspiro, hoy tengo grabación con Tastes.

—Claro— es lo único que dice.

—Tu también vas al campo de batalla, recuerda tener tu celular listo para grabar en cualquier momento ¿entendido?— lo señalo con mi dedo.

Su caso de caso avanza, pero ella aun no es despedida, por lo que es mejor siempre estar listo para recolectar pruebas.

—Sí, señora— pone su mano en su frente como si fuera un saludo militar.

—En serio, hazme caso— le lanzo un beso con la mano y camino hacia la puerta, donde un tranquilo Greg me espera.

—¿Lista, señorita Rask?— me pregunta mi guardaespaldas.

—Lista, llevame al matadero, Greg— le sonrío y salgo por la puerta que él sostiene abierta para mí, Paul ya nos espera abajo.

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Hide y Kyle me sonríen en cuanto me ven.

Yo alzo la mano para darles la bienvenida mientras entran y se acomodan en las sillas a mis costados. Podría ser un día normal, si no es porque siento una molestía en la garganta y una extraña sensación en el pecho.

Suelto por la boca todo el aire que estoy reteniendo, pero no funciona.

—Hola, chicos— les digo.

—Hola, Nav— dice Kyle.

—Hola, Nav— el tono de Hide es levemente más bajo que el de Kyle, y sé que es debido a que su inconsciente lo está traicionando y es una forma de coquetear.

—Hola Kyle, hola Hide— los nombro a cada uno y les sonrío —Un gusto tenerlos aquí conmigo— vuelvo mi vista a la consola —Momento de grabar, Jeffrey— lo llamo a través del comunicador, ya que está dentro de la cabina de grabación revisando la conexión de los instrumentos.

Los Labios de ChristopherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora