Tomo un poco de jugo de uva mientras leo las hojas en mis manos.
—¿Suena bien?— Hide, integrante del grupo de Tastes, está sentado frente a mí y luce algo nervioso.
Le sonrío, es tierno ver cómo aun haciendo un excelente trabajo puede ponerse nervioso. Él sigue dudando de sus habilidades, lo único bueno de ello es que no da nada por sentado y sigue aprendiendo para mejorar su técnica y crear algunas nuevas.
—Sí, Hide, suena bien— digo mirando las partituras —Creo que lo descubriremos en cuanto toques— señalo la cabina frente a nosotros —Adelante— le digo al ver que no se pone de pie.
Él duda un momento, toma los papeles que le estoy ofreciendo, se pone de pie y camina hacia el interior de la cabina. Lo veo acomodar las partituras antes de devolverse para tomar el estuche con el violín dentro de él. Corre hacia el interior de la cabina, cerrando la puerta tras de él.
Me pongo los audífonos y enciendo la consola mientras él conecta el instrumento. Hide toma aire y comienza a tocar. Falla un par de veces en la nota, pero finalmente logra comenzar.
Comienzo a grabar el audio y lo escucho mientras leo la letra de la canción que está en las hojas frente a mí, hago algunas anotaciones para las palabras que me gustaría resaltar cuando sean cantadas y según el ritmo de la música.
—Suena bien— salto ante la interrupción repentina.
Volteo y para mi sorpresa Christopher McGee está parado frente a mí, usando una camisa blanca, con las mangas dobladas hasta los codos y los dos primeros botones desabrochados. Acompañándola un pantalón de jean y unas vans blancas. Se ve bien, y hasta huele bien.
—Llega temprano, señor McGee— le digo antes de volver a girarme a ver a Hide, quién sigue tocando y no ha notado al intruso de nuestra sesión —Siéntese en veinte minutos podremos empezar— le instruyo y vuelco mi atención al violinista que está tocando frente a nosotros.
Enfoco toda mi atención en el sonido que entra por mis oídos, el ritmo que propone Hide es acompañado en mi mente por un bajo y algunas notas de batería. No puedo evitar mover la cabeza mientras leo la letra.
Sonará muy bien cuando completemos el sample.
—Buen trabajo, Hide, hay que mostrárselo a los chicos, también tengo unas ideas para acompañar la canción— hablo por el micrófono de la consola que da a la cabina en cuando él termina de tocar —Creo que será un éxito, estoy muy orgullosa de ti, sigue así— le sonrío a través del cristal que nos divide y levanto mi pulgar.
Él solo asiente y vuelve a mirar las partituras frente a él, anota algo en ellas con el lapicero que guarda en su chaqueta y sale de la cabina.
—Creo que el bajo acompañaría muy bien— me dice en cuanto sale.
—Pienso lo mismo, tal vez un poco de batería, marcando el ritmo, creo que hay cosas interesantes para hacer, hay que convocar al equipo, a tus chicos y los míos— le informo —¿Una sesión más para finiquitar cambios antes de la reunión oficial?— le pregunto, solo para asegurarme de que él está seguro y contento con lo que tiene entre manos.
—Sí, suena bien ¿se puede mañana?— Hide nunca pierde el tiempo, y es algo que me encanta de ese hombre de pelo negro y ojos color miel.
—Mañana tenemos sesión de escritura— la voz de Christopher McGee interrumpe nuestra conversación.
Hide finalmente se da cuenta de la presencia del intruso, y su rostro se ilumina.
¡Oh no, un fan!
—Señor Christopher McGee, soy un admirador suyo— Hide se acerca y ofrece su mano —Soy Hide Alford.
—¿En serio? Mucho gusto, soy Christopher McGee— McGee sonríe de forma genuina, tal vez si quiere a sus fans, y se presenta como si su fan no supiera su nombre, bueno, al menos tiene la decencia de no creer que todo el mundo sabe todo sobre él, incluso cuando acaban de decir su nombre.
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Los Labios de Christopher
ChickLitChistopher McGee es el mayor de cinco hermanos, dos de ellos son su viva imagen, son la fotocopia uno del otro, pero solo físicamente, si miras en su interior, es "único e irrepetible," lastimosamente eso lo refleja en su manera de actuar, no sabe s...
