Parpadeo rápido, como si eso lograra que la imagen frente a mi se reconstruya y vuelva a ver a un solo Christopher, no dos, pero no importa cuantas veces lo hago, la imagen no se va y dos personas que lucen similares están paradas frente a mí.
—Creo que estoy mareada— me agarro de la manija de la puerta, aunque mi mano está tentada a sostener el brazo que ha sido lastimado contra la pared al momento de abrir la puerta —No estaba preparada para esto— me limpio los ojos con la mano libre, aunque no están realmente sucios.
Sí, soy consciente de que Christopher McGee tiene hermanos quienes lucen casi idénticos a él, sin embargo, como a todos los gemelos, siempre hay algo que los diferencia, un lugar, una marca, el tono de cabello, incluso toda el aura que emanan, siempre hay algo totalmente diferente.
—¿Todo bien?— el doble de McGee se mueve hacia mí, como si intentará atraparme en caso de que cayera, con demasiada confianza para tener contacto con una extraña que veía por primera vez.
—Mmm— hago un sonido mientras lo pienso un momento —Sí— el tono de duda está presente en mi voz —¿Quién eres?— le pregunto al extraño con la cara del no tan extraño.
—Ah, yo soy uno de sus hermanos— señala a Christopher —Uno de los trillizos— me sonríe, sus ojos brillan levemente en el momento.
Asiento, no muy convencida, en realidad, nada convencida, varias escenas de Christopher McGee y yo interactuando se reproducen en mi mente, como si buscaran recordarme algo, o analizar algo, mi cerebro estaba bastante despierto en el momento.
—¿No tienes nombre "uno de los trillizos"?— hago un sonido con mi lengua mientras lo miro de arriba a abajo.
Sacudo la cabeza, tiene que ser imposible, no puede ser posible en lo absoluto, debe ser que estoy alucinando.
—Sí, sí tengo— es su única respuesta, pero sigo sin conseguir un nombre, lo que lo hace aún más incómodo.
Tomo aire, trato de pensar en cosas buenas, de imaginar todo un escenario lejos de aquí, un lugar en paz, en la playa, en el sonido del mar, en un masaje en un día de spa, cualquier cosa que no me permita actuar de manera irracional.
Siento mi temperatura corporal subir y como mi cabeza está ardiendo, no en un buen sentido. Mi mandíbula se tensa y aprieto mis pechos.
—McGee— llamo, le estoy dando una última oportunidad para demostrar que estoy equivocada.
—¿Sí?— ambos responden.
Cierto, tienen el mismo apellido.
—Christopher— digo su nombre, y espero la respuesta.
—¿Qué?— ambos responden.
Bingo.
Inhalo, exhalo, Inhalo, exhalo. El ejercicio de respiración no está funcionando para nada, incluso solo parece alimentar más mi creciente ira.
Me giro hacia el recién llegado, que mira a su hermano en pánico. Detallo su rostro y encuentro lo que buscaba.
—¿Es tan incómodo pasar tiempo conmigo?— le pregunto —¿Trabajar conmigo es una tortura?— no puedo evitar levantar el dedo y clavarselo en el pecho —Te recuerdo que fuiste tú— empujo el dedo contra su pecho una vez más, aunque lo que quiero es golpearlo con todo mi puño —Quién quería hacer otra canción más conmigo— otro empujón de mi dedo.
—¿Nav, estás bien?— el hombre con quien he compartido mi tarde me pregunta.
No le respondo y solo sigo mirando a Christopher McGee delante de mí.
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Los Labios de Christopher
Chick-LitChistopher McGee es el mayor de cinco hermanos, dos de ellos son su viva imagen, son la fotocopia uno del otro, pero solo físicamente, si miras en su interior, es "único e irrepetible," lastimosamente eso lo refleja en su manera de actuar, no sabe s...