Capítulo 9: nueva canción

222 23 12
                                        

Tomo aire, inhalo, exhalo, inhalo, exhalo, inhalo, exhalo ¿Cuántas veces tengo que hacer ello para que realmente funcione y pueda lograr controlar mis emociones? Porque en este momento estoy más cerca de golpear a Christopher que de responder cómo un ser humano completamente racional a su solicitud algo presuntuosa e insinuante.

Está bien, escribir una canción sobre sexo no está mal, supongo que incluso el sentir cierto tipo de tensión sexual entre dos seres humanos lo hace emocionante, pero actualmente no tengo con quién inspirarme sobre el tema y definitivamente detesto más al hombre frente a mi de lo que lo considero atractivo.

—Voy a pretender que no dijiste nada— sacudo la cabeza y vuelvo mi vista al cuaderno.

—¿Por qué? Sí lo dije, estoy muy consciente de lo que dije— parece no entender en qué situación nos encontramos.

Cierro los ojos y llevo la mano a mi frente, creo que de repente siento un dolor de cabeza.

—No creo que sea malo escribir sobre ello— Christopher sigue hablando —En algún punto, según el tipo de relación— aclara —El sexo forma parte del amor, así que creo que podríamos hablar de ello, lo satanizamos demasiado ¿no?— frunce el ceño por un momento —Creo que hasta yo lo he hecho un par de veces— se encoge de hombros.

Él tiene razón, solo tengo pena de hablar de ello con él porque no me siento en esa cercanía, incluso siento que nuestras interacciones en vez de ser algo esperado y natural, son forzadas e irreales, son casi una falsa capa de cordialidad, mezclada con comentarios mordaces que surgen ocasionalmente.

—Eso significa pasar más tiempo conmigo ¿es eso lo que quieres?— miro mi taza, está vacía, necesito algo para tomar o para arrojarlo en la cara de este insensato, lo que mi corazón dicte primero.

—No está tan mal pasar tiempo contigo, no eres tan...— hace una pausa y parece buscar el adjetivo correcto, espero que no sea uno que me ofenda —¿Mala?— su tono de voz suena más a pregunta que a afirmación.

—¿Y por qué se consideraría que soy mala?— quiero darme una palmada en la frente, una fuerte, de verdad él pone a prueba mi paciencia.

¿En serio le perdonan todo por ser lindo?

—Porque cuando te conocí fuiste grosera conmigo— lo dice cómo si yo no recordara ese día.

—Porque estabas hablando mal de mi— estoy a punto de agregar un "dah" al final de mi declaración.

—No de ti, de tu trabajo— su declaración solo me deja más irritada que antes.

Agarro una servilleta ubicada en el servilletero en medio de la mesa y la aprieto en mi mano, realmente es un descarado.

—Es lo mismo— quiero sacudirlo para que despierte al mundo real y se de cuenta de lo qué hizo mal, pone a prueba todo en mi.

—No es lo mismo, yo separo al sujeto del objeto, tu trabajo fue un objeto que usualmente no va con mi gusto y por ello solo tengo pensamientos negativos hacia él, mientras tú eres el sujeto, que ahora entiendo un poco mejor— me sonríe.

>>Además de que ahora puedo decir que hemos llegado a un grado de tolerancia donde nuestras vidas no corren peligro si coexistimos en una misma habitación.

Cierro los ojos, cuento hasta diez y analizo lo que dice.

Sí, en parte tiene razón, el sujeto y el objeto son diferentes, pero cuando el objeto va ligado a una parte emocional del sujeto todo cambia. Cada canción que he escrito se ha llevado una de mis emociones consigo, a veces amor, a veces alegría, a veces tristeza, a veces anhelo, sin embargo siempre ha sido algo que sale de dentro de mi.

Los Labios de ChristopherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora