—¿Sonó bien?— Blake me pregunta, mientras está dentro de la cabina, sostiene los audífonos sobre los oídos con sus manos, como si estos fueran a caerse en cualquier momento.
—Trata de que la palabra suene más gruesa, por favor, un tono más bajo estadía perfecto— le indico al miembro de Tates con quien estoy creando algunos falsettos para las canciones del álbum.
—Okay— es todo lo que dice antes de volver su atención al micrófono y esperar mi señal.
Los últimos días han sido algo caóticos, Tastes parece querer trabajar cada vez más y más rápido en el álbum, están realmente entusiasmados y no quiero cortar esa ola de creatividad que los está arrollando, aunque ello me está llevando a mí a no tener sesiones de escritura con Christopher McGee, no me quejo, pero siento que se está alargando la situación más de lo necesario.
Dan tres golpes en la puerta y frunzo el ceño, miro a Alissander, quien se encoge de hombros y se pone de pie para abrir la puerta del estudio de grabación.
—¡Hola! ¿Está Navier?— escucho la voz de Eloisa, por lo cual mi ceño permanece fruncido.
—Hola, sí, aquí está— Alissander voltea a verme y abre un poco más la puerta —¿Señorita Navier?— pregunta con tono de duda.
Suspiro, sé que pasa y es realmente molesto, por eso siento que la situación se está haciendo más larga de lo necesario.
—Hola, Eloi ¿Es otro paquete para mí?— el tono de mi voz es algo cansado.
—Sí, qué bueno que lo sepas, el mensajero te está esperando en la recepción de este piso— la embarazada me ofrece una sonrisa bastante brillante, le ilusiona la idea de que alguien me esté cortejando, lo que no sabe es que a mi solo me molesta esa idea porque sé de quién es el regalo.
—Entendido— volteo a ver a Blake, quien tiene toda su atención puesta en mí, enciendo el micrófono de la cabina y le hablo —Tengamos un descanso de cinco minutos, ya regreso— no explico más y me pongo de pie.
Alissander tiene una comisura de su labio levantada, como si compartiéramos un secreto, yo solo lo miro mal y salgo del estudio, siguiendo a Eloisa.
—¿Por qué te molestan tanto los regalos? Yo creo que es lindo que alguien se tome el tiempo de pensar en ti y enviarte cosas— se frota el vientre —Ojala mi esposo fuera así— se queja.
—Si realmente quisieras eso no estuvieras casada con un hombre tan serio como lo es tu esposo— le digo mientras camino lento.
—Él es dulce, es más de escribirme cartas que mandarme regalos— se encoge de hombros —Sabe qué me pone caliente— sube y baja las cejas en mi dirección.
No comento nada, creo que ella terminaría dando información innecesaria sobre su vida marital, de la cual no necesito ningún detalle.
En la recepción se encuentra el mensajero, quien sostiene una pequeña caja entre sus manos. Él ya es familiar con mi rostro, durante una semana me ha entregado paquetes, por lo que alista el lapicero y la hoja de entrega.
Recibo la caja, reviso que esté en buenas condiciones y firmo.
—Gracias, Tom— ya hasta sé su nombre.
—Con gusto, señorita Rask, tenga un feliz día— me dice él y toma sus cosas para alejarse de el lugar.
Miro la caja en mis manos, todas las personas a mi alrededor están emocionadas por ello, pero yo solo estoy molesta.
En vez de regalos, debería hacerse responsable de sus acciones y pedir perdón.
El hombre que me ha estado enviando cosas materiales sin discriminación es Christopher McGee, quien al parecer es excelente compositor de canciones lúgubres, pero es incapaz de decir palabras que sienta y muestren su intención de cambiar de actitud con respecto a una mala acción que ha cometido en el pasado.
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Los Labios de Christopher
ChickLitChistopher McGee es el mayor de cinco hermanos, dos de ellos son su viva imagen, son la fotocopia uno del otro, pero solo físicamente, si miras en su interior, es "único e irrepetible," lastimosamente eso lo refleja en su manera de actuar, no sabe s...