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Dormir.

Eso es lo que ha tratado hacer últimamente.

Pero todo esto sucedió simplemente por quedarse dormido.

Por no estar alerta a lo que sucedía a su alrededor, todo eso había sucedido.

Si tan solo lo hubiera sabido desde un principio, no habría cerrado sus ojos nuevamente.

Si hubiese sabido que esa era la última vez que podría disfrutar de aquel mundo...

Si tan solo hubiese sabido que estaba mejor en ese sueño que en la realidad que debería afrontar más tarde.

Si tan solo no se hubiera dejado llevar tanto.

¿Algo habría cambiado?

*
*
*

La puerta se abrió de un golpe.

Hisashi entró a la habitación, despertando a Bakugou. Una vena comenzó a formarse en su cuello, porque sus suposiciones fueron verdaderas. Realmente, quería que no fuese así. Izuku, por su parte, aún no había despertado del todo, solamente se asustó por el estruendoso ruido.

Cegado por la furia, a grandes y pesados pasos, Hisashi se acercó a Katsuki y de un fuerte empujón lo tiró de la cama.

Este mismo rodó en el suelo hasta chocar con el espejo de Izuku. Este tambaleó, pero no llego a caerse.

Recién despegando sus párpados, debido a la ausencia del constante calor a su lado, Midoriya reaccionó.

Y al hacerlo, se dió cuenta de la situación. Sus ojos viajaron desde la esbelta figura de su padre hasta Kacchan, que yacía en el piso, tratando de recuperarse.

Solo había sido un empujón, sin embargo, todo su cuerpo quedó adolorido.

Pasaron unos segundos, no hicieron falta las palabras.

Todo sucedió tan rápido que a duras penas fue un suspiro de Bakugou.

Hisashi comenzó a golpear muy fuertemente el rostro con pecas.
Se sentía ido, fuera de sí. Traicionado, engañado bajo su propio techo. Él creía que finalmente las cosas iban a su favor, como para que esto sucediese tan deprisa.


Por poco y se arrebata su propio labio, de la presión que ponía en este al morderlo. La ira que tenía era indescriptible.


Frustrado, ansioso e impotente, Katsuki trató de levantarse. No entendía el por qué de su debilidad, sentía que no podía controlar su propio cuerpo.

Si diéramos una mirada al rostro del peliverde, se podría asumir que, esto no iba por un buen camino.

Con su mano derecha sostenía desde el cuello del menor todo su cuerpo, levantandolo de la cama. No solo lo ahorcaba con toda la fuerza de su cuerpo, si no que le brindaba variados golpes direccionados de lleno a la mejilla del menor.

Katsuki se quedó estático por varios segundos. Tratando de analizar y procesar que ya había despertado, que debía levantarse y hacer algo para impedir que esto continuase. Lo que estaba apreciando frente suyo de verdad estaba sucediendo.

---K...Kac...chan

---A...yúda...me.

¿Cuánto más...? 《¿Katsudeku?》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora