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Siento su calor.

Rodearme, llenarme.

Detrás mío. Sus manos en mi cintura, su mentón apoyado entre mi cuello y mi clavícula derecha.

Pego un brinco por el contacto tan repentino. Me quedo inmóvil, incapaz de aflojar o tensar cualquier músculo de mi cuerpo.

Siento su respiración caliente erizandóme los vellos.

Un susurro, un murmuro, y luego, una ráfaga de viento.

---Despiertate.

Solo después de eso puedo darme vuelta, volver mi mirada detrás mío, donde se suponía Kacchan debía encontrarse.

Pero mis ojos verdes no ven esa silueta alta, esbelta y de cabello rubio allí. Nadie además de mí estaba aquí.

Una fuerte punzada de dolor en mi cabeza hace que frote mi sien con mi dedo medio e índice.

El timbre suena, haciendo que duela aún más.

Ahora que me he liberado de ese par...

Tengo que volver a lo importante.

Despertar.

*
*
*

Está más que claro que, si quiero despertar, primero debo dormir.

Entonces, tras una cena incómoda y rutinaria con mi padre, me pongo a gusto. Siento que si esto es forzado, no funcionará.

Continúo mi día como cualquier otro, excepto por el hecho de que intentaré entrar a mi subconsciente. Creo. Ni idea en realidad. No sé de qué serviría esto, o si servirá.

Pongo música, tranquila. De lluvia. Me relaja.

Me recuesto boca arriba, con mis manos entrelazadas sobre mi estómago.

Cierro mis párpados, tratando de poner mi mente en blanco. Lo cual, cuesta demasiado. Tiendo a sobrepensar las cosas y esto es complicado para mí.

Acallar las voces en mi cabeza es más difícil que hacer que haya silencio en la habitación.

Consigo relajarme.

Aún así, no sé cómo diferenciar en qué momento estaré dormido o no...

*
*
*

Escucho una voz. Familiar.

Aunque no puedo averiguar quién es.

Trato de abrir mis ojos, pero hay algo que me impide hacerlo. Eso como si tuviera manos impidiendo que levante los párpados.

También... Siento... Algo... N-no lo sé. Cosas. Dentro de... ¿Mis brazos? Creo que sí. Es extraño. Es como si sintiera la sangre corriendo por mis venas, pero... Es más incómodo.

No puedo respirar. Pero no siento que estoy asfixiandome.

Son sensaciones que...

Ya había experimentado. Eso creo.

Consigo abrir ligeramente mis ojos.

A penas puedo apreciar figuras, o siluetas. Todo se ve borroso. Lo único que distingo, es esa cabellera rubia y pinchuda de siempre.

¿Cuánto más...? 《¿Katsudeku?》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora