Sofia estaba llorando porqué la habían castigado fuertemente por culpa de una de sus compañeras. La directora no quiso escucharla a ella y solo se dejó llevar por la versión de la otra niña. Diego llevaba muchos días perfeccionando su plan para escapar.
-Sofia, ya se cómo vamos a escapar de este horrible lugar.
-Ya me quiero ir de aquí Diego.
-Si Sofia, mañana muy temprano, nos vamos a escapar de este lugar, te lo prometo, prepara tu mochila, yo iré por ti.
Sofia asintió feliz.
El resto de día actuaron normal. La hora de dormir llegó rápido y cada uno se fue a su cama. Diego no se pudo dormir de la emoción. Sofia estaba nerviosa, pero prefería escapar y estar en la calle que seguir en ese lugar. Diego sabía que la directora se despertaba a las 8 de la mañana y que si pretendía escapar tenía que ser antes de esa hora. A las 6:30 am salió sin hacer ruido de su cuarto. Fue por Sofía, que también estaba lista. Diego con señas le dijo que no hablara, la tomó de la mano porqué estaba oscuro, pero Diego conocía perfectamente el orfanato. Salieron al patio. Se fueron directamente al cuarto donde guardaban las cosas para asear el orfanato. Ahí había una ventana que daba a la calle, era pequeña, pero al estar ellos delgados cabían apenas.
-¿cómo vamos a salir por ahí Diego?
-Tranquila, ya se cómo, hace días que me castigaron vine y quebré el vidrio un poco, le puse pegamento al vidrio para que nadie se diera cuenta, con un golpe se romperá de nuevo.
Le dio 5 patadas y se quebró, pero en el intento él también se cortó un poco, pero no le importo.
-Tú primero Sofia.
Tuvo mucho cuidado de que Sofía no se cortara con los vidrios. Ella salió bien, Diego le paso su mochila y luego la de él. Al tratar de salir, él se cortó la mano derecha, le salía mucha sangre, pero eso no lo iba a detener. Batallo un poco al salir, pero lo logro.
-Corre Sofía.
Los dos corrían como si su vida dependiera de ello. Después de recorrer 6 cuadras se pararon a tomar aire.
-Ya me canse-dijo Sofía.
-Vamos a descansar un rato-dijo Diego con las manos en sus rodillas-ya estamos un poco lejos.
-¿A dónde vamos a ir?
-A la casa de Olivia, es una amiga que vivía cerca de donde yo vivía con mis abuelos antes de que ellos mueran. Ella nos ayudara. Está muy lejos, pero tenemos que llegar hasta allá.
Diego no estaba pendiente de lo que sucedía a su alrededor y por eso no noto que una persona los estaba observando. Después de descansar un ratito corrieron unas 3 cuadras más y después caminaron. La persona los seguía muy de cerca, pero en carro. Diego separó, ya que la herida le empezó a dolor por el sudor que cayó en ella.
-Tienes muy feo Diego-Sofia estaba preocupada por él.
-No me duele-claro que le dolía, pero no quería asustar a Sofia-sigamos caminando. Se puso un papel para que la sangre dejara de salir.
Caminaron más de 3 horas. Los dos tenían hambre, pero Sofía no se animaba a decírselo a Diego, porqué ella no traía dinero. Sofía no aguanto más.
-Diego tengo hambre, pero no tenemos dinero.
-Yo si tengo Sofía-dijo él con pena.
-¿por qué tienes dinero?-preguntó ella extrañada, porqué sabía que ningún niño del orfanato tenía dinero.
-Lo robe Sofía-ella abrió los ojos muy grande-sé que está mal, pero sabía que en la calle lo íbamos a necesitar, cuando trabajemos, lo voy a devolver, lo prometo-Diego esta afligido. Sabía perfectamente que robar estaba mal, pero no quería que Sofía pasara hambre y sabía que al irse del orfanato eso pasaría. Además no era mucho dinero.
Se alegraron al ver un puesto de tacos y quesadillas.
-Sofia ¿vez esa casa verde?-la señalo-a esa casa vamos, pero si alguien nos pregunta algo, diremos que nuestros padres están en nuestra casa, por nada del mundo alguien se puede enterar que estamos solos en la calle o nos regresarían al orfanato. Si alguna persona se llega a dar cuenta tenemos que correr y si nos llegamos a separar, cuando ya nadie te siga llegas a esa casa y yo haré lo mismo. ¿Entendiste? Y tenemos que usar nombres falsos, tú serás Claudia y yo Javier.
-Si Diego-Sofía se asustó un poco por las palabras de Diego, pero sabía que tenía razón.El carro se estacionó lejos. Los niños no lo vieron. Ellos estaban comiendo tranquilamente.
-Hola doctor Fernando-dijo la muchacha que atendía el puesto-que lo trae por acá.
-Vine a dar consulta hoy-dijo de lo más normal.
Diego y Sofia siguieron comiendo. Cuando terminaron pagaron la comida y ya se iba cuando el doctor Fernando noto sangre en la mano de Diego.
-Que te paso ahí pequeño-le dijo con voz tranquila.
-Me corte-respondió él.
-Si quieres puedo curarte.
Diego vio que Sofia se puso nerviosa. Fernando también lo noto y no le gustó para nada, sabía que algo no andaba bien con esos niños. Ellos no sabían que él iba a dar consultas gratis a ese barrio y él nunca antes los había visto por ese lugar.
-Si, está bien-dijo Diego algo nervioso por la reacción de Sofia.
-¿Y sus padres?
-Ellos-dijo Diego-están trabajando, más tarde van a venir.
Sofia agacho la cabeza. Fernando supo que era mentira. Los invito a su consultorio, para poder curar a Diego, los dos aceptaron. Fernando quería saber la verdad y trataría de descubrirla.
-Ven ¿cómo se llaman?
-Ella se llama Claudia y yo Javier-Diego no titubeo, era bueno mintiendo.
-Siéntate aquí-señalo una camilla. Diego se subió. -¿te duele?
-Muy poco.
-Tengo que limpiarte muy bien para que no se infecte, cuando te ponga el alcohol te va a arder un poquito, tienes que ser valiente pequeño.
Diego dijo que si con la cabeza. Al sentir el alcohol en su herida, hizo cara de dolor, quería llorar, pero no quiera asustar a Sofía más de lo que ya estaba.
-Peque la heria es profunda, voy a tener que ponerte puntos para cerrarla.
-Va a dolerme-Diego se asustó.
-Tengo que ponerte anestesia y no sentirás nada.
Diego dijo que si con su cabeza. El doctor alisto todo lo que necesitaba. Diego se asustó al ver una aguja. Fernando lo vio en su carita.
-No tengas miedo pequeño, solo será un pequeño piquetito y nada más.
Diego estaba muerto de miedo, pero dado que era muy inteligente sabía que eso era lo que tenía que pasar.
-Quieres cerrar los ojos-le dijo Fernando. Dijo que sí.
Sofia fue a darle la mano para que no tuviera más miedo, aunque ella también le tenía muchísimo miedo a las inyecciones. Fernando le pico la mano con mucho cuidado. Diego dio un gritito y las lágrimas salieron de sus ojos, no lo pudo evitar.
-Tranquilo pequeño, ya fue todo. Vamos a esperar un poco a que te haga efecto y te suturo. Fernando era un excelente pediatra y era hábil suturando. No tardo mucho.
-Niños, sus padres no llegan y ya se está haciendo tarde -dijo cuando termino-díganme la verdad ¿están solos?
-Corre Sofía-dijo Diego.
Los dos salieron corriendo a toda velocidad. Fernando se quedó pasmado un segundo al ver lo que acaba de pasar para después salir corriendo detrás de ellos.
-Niños esperen-grito al verlos correr en dirección de la calle y los carros pasaban.
Fue demasiado tarde. Diego se cruzó la calle sin ver y un carro lo atropello, Sofía al verlo tirado en el piso, pensó que estaba muerto y corrió hacia él, al verle la cara llena de sangre ella se desmayó.