Olivia grito sumamente fuerte. Armando y Angelica se sobre saltaron de la cama al escuchar el grito desgarrador de su hija. La niña estaba lloraban y respiraba muy muy rápido. Armando fue el primero en levantarse de la cama como rayo y correr al cuarto de su hija. Olivia tenía mucho miedo y no sabía el porqué. Al entrar al cuarto Angelica no vio a la niña en su cama, escucharon que su llanto provenía del closet. Armando abrió la puerta y vio la escena más desgarradora hasta ahora en su vida. Olivia estaba en un llanto profundo, hecha bolita en el suelo. Se mordida los labios inferiores para no hacer ruido.
-Olivia-dijo Angelica rápidamente al verla, estaba horrorizada.
La niña no podía articular una sola palabra. Armando la tomo en brazos. Angelica tenía lágrimas en sus ojos, le partía el alma ver a su hija de esa manera.
-Aquí estamos mi amor-le dijo Armando con mucho cariño arrullandola.
El matrimonio se enfocó en calmar a la niña, ninguno de los dos entendía que le estaba pasando. Armando y Angelica se acostaron con la niña en la cama, los dos la tenían abrazada. Pasaron 45 largos minutos y Olivia dejó de llorar.
-Soñé que todo esto era mentira-dijo sollozando-que ustedes no eran reales y que seguía en casa de mis tíos.
-No mi amor-dijo Angelica con ternura-jamas vas a volver con ellos, están en la cárcel y no van a salir de ahí en mucho tiempo.
-Te prometo que nosotros te vamos a proteger siempre princesa-dijo Armando más tranquilo y con mucho amor.
Olivia se calmo por completo. Angelica vio la hora y eran las 4 de la mañana.
-Perdón-dijo queriendo llorar-no quería molestarlos.
-No-dijo Armando rápidamente-no nos molestas mi amor-dijo con cariño-eres nuestra hija y siempre vamos a estar para ti-le beso la frente.
-Papá-dijo Angelica acariciando su mejilla-tiene razón, te amamos y no eres una molestia para nosotros, al contrario, tú viniste a darle luz a nuestras vidas, estamos muy agradecidos de que nos dejaras ser tus papás-dijo Angelica con lágrimas en los ojos.
-¿Porqué lloras mamá?-preguntó preocupada.
-Princesa-dijo Armando con amor-mamá y yo siempre quisimos tener hijos, pero no pudimos, cuando tu llegaste a nuestras vidas fue lo más hermoso que nos pudo haber pasado, siempre deseamos tener hijos y ahora que te tenemos a ti, eres la persona más importante de nuestras vidas y siempre, escuchame bien, siempre te vamos a amar y proteger de lo que sea-Armando beso su mejilla derecha.
-Yo también los quiero mucho Papas-dijo la niña parándose de la cama y los abrazo a los dos.
Armando y Angelica se quedaron a dormir con la niña. Los 3 se durmieron rápido. A las 6 de la mañana Armando se levantó para hacerle el desayuno a sus 2 mujeres, quería sorprenderlas, Angelica estaba acostumbrada a esas sorpresas. Cuando termine de hacer el desayuno fue al cuarto de Olivia y ellas aún no despertaban. Beso la mejilla de Olivia y la niña despertó y también beso a su esposa en los labios. Le encantaba despertarla con un beso. Los 3 se pusieron a desayunar y como era domingo, él ya tenía planes para pasarlos con su pequeña familia, sin saber la sorpresa que le esperaba.
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Eduardo, Alejandro y Gabriel quería que Diego les contara como hizo para ponerle la miel en el cabello a Sebastián, al igual que Matías, él recordaba hacer sido un poco travieso, pero nunca como Diego, el niños los había dejado atrás a todos juntos con sus travesuras muy ingeniosas. Diego estaba aburrido en acostado en su cama viendo el techo cuando recordó el shampoo, ya estaba castigado y no quería más problemas con sus papás, salió corriendo de su cuarto, por suerte para él, Fernando había salido a comprar algunas cosas con sus papás para hacer la comida para despedir a su hermano. Paola vio a Diego entrando muy misterioso al cuarto de Amanda y no le gustó para nada, ella también entró y no lo vio, se dio cuenta rápidamente que estaba en el baño buscando algo, pero como la familia se Roberto ya estaba por irse, ya habían empacado la mayoría de sus cosas y Diego estaba buscando en la maleta también, pero no encontró nada. Al meterse a la regadera vio el shampoo y lo tomo, quiso esconderlo en la bolsa de su pantalón, pero el frasco era muy grande y no sabía. Paola estaba sentada en la cama esperándolo pacientemente, hasta que salió.