-Hijo-Fernando llego con Diego-¿tú sabes que le pasa a Sofia?-preguntó preocupado agachándose a su altura.
-No-dijo triste-no sé por qué reaccionó así.
-Quiero hablar con ella campeón, ¿puedes ir con mamá, por favor?, más tarde hablo contigo ¿Si?
-Si papá-dijo.
Diego se fue con su madre y hermanos.
-Mi amor-toco la puerta-ábreme por favor-le pidió con mucha paciencia. Al ver que la puerta tenía el seguro puesto.
-No-dijo ella tajante-déjame sola-Sofia seguía llorando.
-Por favor mi amor, quiero hablar contigo.
-No, vete, yo no quiero hablar con nadie.
-Sofia por favor-Fernando no quería perder la paciencia pero Sofia no se lo estaba poniendo nada fácil.
¡No!-grito fuerte.
-No me voy a ir de aquí hasta que no abras la puerta-le hablo con mucho cariño.
Fernando podía ir por la llave del cuarto y abrirlo, pero no quería hacerlo, él respetaba que su hija no quisiera abrirle.
-No quiero ver a nadie.
-Puedes abrir la puerta con los ojos cerrados-dijo él.
Sofia lo pensó un momento, se paró de la cama y al llegar a la puerta quito el seguro y con la mano derecha se tapó los ojos y volvió rápidamente a la cama. Fernando entro. Sofia lloraba sin consuelo, estaba dándole la espalda.
-Mi amor-se sentó en la cama-¿me quieres contar que te pasa?
Sofia dijo que no con su cabeza.
-Okey, entonces yo hablo, escúchame por favor-supo su mano derecha en su espalda.
-No, no quiero escucharte-ya no lloraba tanto.
-Mi amor-Fernando le hablaba con mucho amor-quiero explicarte que nada va a cambiar.
-No es cierto-dijo un poco enojada volteando a verlo-el bebé si va a ser tú hijo de verdad, Diego y yo no lo somos-se sentó en la cama.
-No, eso no es cierto, tú y tu hermano son mis hijos y eso nadie lo puede cambiar.
-Eso dices ahora, pero cuando nazca, solo le vas a poner atención a él. Un bebé necesita muchos cuidados y te vas a olvidar de nosotros-volvió a tener lágrimas en los ojos.
-Jamás, yo los amo porqué son mis hijos, si eso es lo que te tiene triste, no tienes por qué estarlo, porqué si mamá o yo nos olvidaríamos de ustedes dos sería cómo arrancarnos un pedazo de nuestro corazón.
-¿De verdad?
-Si mi amor-Fernando la tomó en brazos.
Sofia lloro un rato más. Fernando ahora entendía el comportamiento de su pequeña hija. Mientras que Fernando hablaba con Sofia, Paola también hablo con Diego.
-Diego-dijo tranquila, pero aun con lágrimas en los ojos-hijo, yo te prometo que nada va a cambiar, tú y Sofia son mis hijos y los amo-se agachó a su altura.
-Mami, tal vez Sofia tiene miedo de que ya no nos quieran-dijo triste.
-No mi príncipe eso no va a pasar nunca, papá y yo los amamos-lo abrazo.
Diego en parte si estaba contento por la noticia, pero al ver que Sofia sufría también le dolía y no quería verla llorar. Fernando bajo a la sala, llamó a su esposa y fueron a su cuarto. Diego corrió a ver a Sofia.