-Hijo-dijo Fernando-lo que paso con Sebastián es una falta que no voy a dejar pasar-dijo suave, pero a la vez un poco molesto-vas a estar castigado, durante toda la semana, no vas a poder salir a pasear a Zeus al parque-le dijo tranquilo.
-Esta bien papá-dijo triste-¿voy a poder jugar con Zeus?
-Si mi amor-dijo Paola-pero aqui en la casa-le sonrío.
Después de decirle a Diego cual seria su castigo Paola noto muy extraño a su esposo y le hizo señas para que fueran a hablar a su cuarto.
-¿Qué te pasa mi amor?-le pregunto preocupada.
-Amor-dijo con lágrimas en los ojos sentándose en la cama-mis hijos me tienen miedo-ya no pudo controlar el llanto.
-Desahogate-le dijo Paola abrazándolo fuertemente.
Paola jamás había visto llorar a su esposo de esa manera. Fernando vio el miedo de los niños en sus ojos y le dolió profundamente. Duro 10 minutos llorando sin parar y se calmo.
-Amor-dijo Paola-debemos de hablar con los niños, ellos deben de saber que ante todo los amamos y que nada va a cambiar eso, esto de las peleas van a continuar, porqué no todas las personas estarán de acuerdo con nuestra manera de pensar. Los niños irán a la escuela y ahi habrá niños que los traten mal por ser adoptados, es una realidad que van a vivir y nosotros junto con ellos y debemos de darles las herramientas para que se defiendan, apoyarlos emocionalmente a que no se sientan menos que nadie por el hecho de ser adoptados-le sonrío un poco para animarlo-Trato a niños que fueron rechazados por ser adoptados y no quiero que mis hijos pasen por lo mismo, pero tampoco quiero meterlos en una bola de cristal, tiene que salir al mundo, enfrentarse a todos y todo para que sean buenos seres humanos, pero siempre con nuestra ayuda incondicional.
-Gracias mi cielo, siempre me haces ver las cosas con mayor claridad, aqui la experta eres tu-le dio un tierno beso en los labios-debo hablar con Diego de un tema.
Paola frunció el ceño. Fernando le explico todo. Ella fue a buscar a Sofia, pues querían dejarles algunas cosas claras que no habían tenido oportunidad de decirles. Fernando espero a su esposa afuera del cuarto de Diego. Los 3 entraron juntos.
-Hijos-dijo tranquilo-mamá y yo queremos hablar con ustedes de unas cuantas cosas.
Fernando se sentó en la cama y Paola igual, los niños se sentaron en unas pequeñas sillas que había en el cuarto.
-Queremos-dijo Paola calmada-que nos presten mucha atención.
-¿Hicimos algo malo mamá?-preguntó Sofia un poco asustada.
-No princesa-dijo Fernando rápidamente al escuchar su voz-le extendió los brazos para sentarla en sus piernas.
-Diego-dijo Fernando-¿porqué no fuiste a pedirme dinero para comprar la pelota de fútbol hijo?
-Yo-dijo nervioso-me dio pena-agachó la cabeza.
-Hijos-dijo Paola-queremos que sepan que está es su casa, y que todo lo que hay aquí es de ustedes, no tienen que pedirnos permiso para tomar algo, como por ejemplo, una fruta, si hay helado, lo que ustedes quieran mis niños.
Diego volteo a ver a Paola a los ojos.
-Campeón-dijo Fernando con cariño-no tienes porqué tener pena, como dice mamá, todo lo que hay en esta casa es de ustedes también y no queremos que se queden con el antojo de comprar algo, cuando salgamos si les gusta algo, por favor diganmelo o a mamá.
-Papi-dijo afligida Sofia-es que no queremos que gasten mucho más dinero en nosotros.
-Mi amor-dijo Paola-para papá y para mi es un placer hacerlo, él y yo decidimos que fueran nuestros hijos y mantenerlos es parte de eso-le sonrío.