1- Balcón

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                    <<Capítulo 1>>

                   «Mary Lindsey»

Mis ánimos de ir a la preparatoria son una mierda. Mi alarma suena cuatro veces, de mis labios sale un cinco minutitos más y como siempre me quedo dormida por casi una hora.

Amo dormir, de eso no hay duda.

Los ladridos de mi cachorro —que ya no es tan cachorro pero igual le digo así— hacen que despierte de una vez; si no es por él de veras que no despertaría.

Me siento en mi cama y luego miro a mi pequeño Tomy. Lleva tres años conmigo y se puede decir que es mi mejor amigo, le cuento todo, y él escucha en silencio, claro, no iba a hablar por Dios que locura.

Estoy en mi último año, apenas lo empecé hace cinco meses  y ¡agh! quisiera que tuviéramos un año de clases y otro de vacaciones... sería demasiado genial. Pero eso es soñar, porque jamás va a ocurrir, lamentablemente, claro.

Me levanto y al hacer todo lo que tengo que hacer antes de ir a la preparatoria salgo de mi cuarto, no sin antes tomar mi mochila con mi teléfono —que es como mi mitad— y bajo a desayunar, el desayuno está sobre la mesa y el de Tomy en su plato.

Me tardo desayunando veinte minutos —cinco comiendo y los otros hablándole a mi cachorro—. Cargo en mis brazos a Tomy y salgo de la casa, luego voy a la de mi vecina —que es la niñera de Tomy—, toco el timbre y ella sale con una sonrisa de esas que contagian.

—¡Mary! —besa mi mejilla y luego carga a Tomy.

—Fabi, aquí le dejo a Tomy, hoy llegaré a la preparatoria tarde —suspiro.

—Siempre llegas tarde Mary —Fabiana sonríe negando con su cabeza.

Ella tiene treinta y nueve años, no tiene hijos y es soltera, dice que no quiere más hombres en su vida, a ella la han lastimado demasiado, no tiene suerte en el amor y... a veces me da lastima, ella es la mejor persona del mundo. Vive con su gato Félix y una cachorra, Lulú. Son sus únicos acompañantes y tal vez los mejores que pueda tener.

Una mascota es como nuestra propia familia. Tomy para mi es como un hermano, desde que papá me lo regaló cuando cumplí dieciséis mi vida ha sido más felíz.

—Nos vemos por la tarde Fabiana —me despido, ella entra a la casa, yo comienzo a caminar pero un maullido me detiene.

Me giro y acaricio a Félix, es un gato muy hermoso, tiene un ojo verde y otro azul, y su pelaje es blanco y negro.

—Cuida a Tomy —beso su cabeza y el gato ronronea...

¿Me creerían si les digo que este gato a veces me guiña un ojo?

Es algo loco pero es verdad, o sólo lo imagino.

Espero en una banca a que el bus de las ocho pase. Tengo que dejar de leer tanto por las noches, me duermo a las dos de la mañana y por eso llego tarde a la preparatoria, pero es que... ¡amo leer!

El bus llega y entro, al final está sentada una de las mejores chicas de toda la preparatoria, Elizabeth, fue mi primera amiga, la primera chica que me habló.

Me siento a su lado, ella me abraza y me cuenta sobre su cita con un chico que conoció en internet, en realidad era un tipo mayor de edad, ella se asustó tanto que no ha mirado su teléfono desde ayer. Yo no aguantaría estar tanto tiempo sin mi teléfono.

Al llegar a la preparatoria nos separamos, a ella ahora le toca clases de inglés y a mi de química y mejor ni me acerco al salón, la profesora no me va a dejar entrar.

Zoosemiótica✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora