32- Amor odio, que cliché

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—Deberías dormir, Mary —Lulú me dice justo cuando estaba leyendo un libro luego de tantas semanas sin leer.

Ya la autora lo había terminado y yo ni me había llegado a enterar por todo lo que ha ocurrido en estos días.

¡Era Sus estúpidas fantasías!

¡Ah!

Puto Mario, ¡contigo no pude darle mi apoyo a mi escritora favorita!

—No tengo sueño —bostezo y ella sonríe.

—¿Enserio? ¿Y ese bostezo a que se debe?

—No lo sé...

—¿Quieres hablar de algo? —se sienta frente a mí y apago mi teléfono para dejarlo en la mesita de noche.

—No, no quiero hablar de nada, es que en realidad no tengo de que hablar.

—Hablar es bueno para que saques lo que tienes dentro.

—Dentro tengo millones de cosas rondando en mi cabeza.

—¿Y una de ellas es...?

—Félix.

—Él ya está bien.

—Casi muere, y se supone que era el más preparado —cruzo mis brazos, ella asiente.

—Y es el que más preparado está, pero Mario llegó y lo tomó con la guardia baja, tenía en manos algo que hacía que los poderes no funcionaran. Ese jodido bastón.

—Es peligroso que él tenga eso.

—Hay que destruirlo.

—¿Y cómo hacerlo si no lo suelta? Y ahora menos, se robó demasiada energía de la de Félix, en cualquier momento vendrá a atacarnos y ahí...

—Ahí estarás tú y nos salvarás.

—¿Enserio crees eso? —enarco una ceja—. Tenía miedo cuando él llegó, lo vencí porque ni sé, pero eso tal vez ni vuelva a pasar. Me duele cada vez que experimento los poderes, me duele con mierda la cabeza y ni decir el cuerpo. Siento mis huesos crujir como si de pronto fuera a morir.

—Cuando te acostumbras ya pasa.

—Lo dices porque tu poder debe ser fácil, él mío es el peor.

—¿Que mi poder es fácil? —ríe irónica—. ¿Gritar hasta que tu garganta arda es fácil?

—¿Gritar dices? —frunzo mi ceño.

—Pues sí, gritar.

—Pero explica mujer... —ruedo mis ojos.

—Pff, es... el poder más jodido que pudieron darme en la vida. Cuando grito puedo hacer que las personas que se encuentren a mi lado queden sordas para siempre. Imagina si es fuerte que... yo hice que Jasmine, la esposa de Mario quedara sorda.

—¿Cómo dices? ¿Por qué yo no sabía esa historia?

—Porque sólo lo saben Félix, Tomy, Min y yo.

—¿Fabiana no?

—Pues no, y espero que nunca lo sepa —suspira.

—¿Me vas a hacer la historia?

—¿Que remedio? —sonríe—. Resulta que una vez tuvimos una misión los cuatro, justo por el castillo de la Mafia gatuna de Mario. Jasmine estaba sentada debajo de un árbol leyendo un libro, y Mario apareció, sin querer Min aplastó la típica rama y el jefe de la Mafia escuchó el sonido, justo cuando se giró nos vió y ahí comenzó la guerra, yo me puse muy mal, no sabía controlar mis poderes muy bien y grité, y la única que estaba a mi lado era Jasmine, los otros se habían alejado gracias a Dios.

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