47- Noche de citas

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Estoy castigada. Sí, estoy castigada ¿y el porqué de eso? Pues cuando ayer llegué aquí a la casa mis padres me estaban esperando en el baño de ellos, justo cuando salí me abrazaron todo normal, me felicitaron por "proteger al reino animal" y hasta me dijeron que era una heroína.

Pero luego me castigaron porque había faltado mucho a la preparatoria y también porque no les había dicho antes.

Y no me gusta estar castigada. Bueno, no es como si antes saliera tanto, pero al menos iba al reino animal y ahora ni al baño de ellos me puedo acercar.

—Mary —la puerta de mi cuarto se abre apareciendo al otro mamá—. Tienes visita, lo voy a mandar hacia aquí.

—¿Visita? ¿Quién es?

—Félix —sonríe de lado y asiento lentamente.

¿A qué vendrá el señor don... guapo?

—Vale.

Ni siquiera hago el mínimo interés de arreglarme porque no creo que sea necesario. Mi cuarto está ordenado, además, ¿qué más dá? Cuando no sabía nada y aún sabiendo el siempre me ha visto como sea, desordenada, arreglada y en fin.

—Hola —él aparece y entra a la habitación, cerrando la puerta a su espalda.

—Hola —sonrío.

—¿Cómo estás? —me pregunta y se sienta a mi lado, yo resoplo.

—Castigada, así estoy.

—Oh, sabía que iba a pasar.

—No quiero estar castigada, por Dios.

—Tranquila, eso se les pasa.

—Dios quiera. Por cierto... ¿cómo está el reino animal?

—Tranquilo, todo está normal y se respira con libertad.

—¿Qué pasó con Jasmine? —frunzo mi ceño y él traga saliva mirando sus manos.

—La llevaron a prisión, y ahí se ahorcó con sus propias cadenas.

—¿Qué?

—Como escuchas. No soportaba la idea de estar lejos de Mario.

—Pero si Mario le fue infiel.

—Mario la quería, podía ser un hijo de puta pero él si sentía por ella y ella por él.

—Ay Dios, que tragedia —suspiro.

—Elizabeth está condenada a que le quiten los poderes —me informa y lo miro algo confusa.

—¿Cómo es eso? ¿Se puede?

—Sí, sólo mis padres pueden hacer eso. Ellos tienen la capacidad de arrancar hasta el mínimo poder que tengan. También lo estaban pensando con Elena.

—¿Y por qué? —niego con mi cabeza—. Ella es de confianza, ella...

—Mary, tú le diste poderes a esa chica.

—¿Yo?

—Sí, le otorgaste magia de tu don. Ahora ella es uno de nosotros; puede hablar con los animales, tiene un poder...

—¿Que tiene poder?

—Sí, es tipo Flash, muy rápida.

—Oh... Por eso aparecía tan rápido a mi lado. Pero no es necesario quitarle los poderes, a ella le gusta eso, siempre ha querido participar en algo importante, y este es el momento.

—Mhm. Ya eso se verá luego.

—Y bien. Ahora dime: tus padres y tú, ¿qué tal eso de volver a ver a tus padres? —pestañeo varias veces, cosa que lo hace reír.

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