24- Modo gatita mala

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Frío.

Eso es lo que he sentido en toda la mañana y es algo raro. Jamás había ocurrido esto en la cuidad del calor, aquí es como un eterno verano.

Bueno, ocurre solamente en invierno, pero no es invierno y hace puro frío.

Me pongo un abrigo súper calentito para salir de la casa e ir a la preparatoria. Me quedo frente a la parada del bus y cuando este pasa subo y voy directo a los asientos de atrás, sentándome y abrazándome a mí misma.

En el televisor sólo se habla de eso, cada canal de noticias menciona lo increíble que parece esto.

Siento una extraña sensación a... no lo sé. Es algo extraño, es como que ocurre algo en el ambiente.

Algo... ¿malo?

¿Acaso es Mario?

No... él no puede ser. Ya Félix me habría alertado.

Al llegar a la preparatoria voy directo al salón de ciencias, allí me siento y espero a que lleguen los otros estudiantes.

—Pss —alguien o algo hace ese sonido y miro a todos lados—. Estoy aquí.

¿Quién es?

Me doy la vuelta y miro al final, donde está una pequeña rata en una caja de cristal.

Pero que cosa con encerrar animales en esta escuela.

Me levanto y voy hacia ella.

—¿Me puedes liberar? —me pregunta y yo miro a la puerta.

—¿Quién te capturó?

—Fue esa mujer que lleva espejuelos y siempre da clases aquí.

—Hablas de mi profesora.

—Sí, esa misma.

—Vale, te sacaré —le digo y abro la caja.

La rata al estar libre da una vuelta.

—Gracias chica del don.

—De nada, sólo hago mi trabajo.

—Sí, como las heroínas... Wii —la rata sale por el ventanal y no me queda más remedio que tomar mi mochila junto con mi teléfono y salir del salón ya que si me quedo me echarán la culpa.

El que nada debe nada teme.

Pero yo sí debo conciencia.

Ruedo mis ojos y me quedo frente a los casilleros, pero es insoportable estar aquí ya que el ruido de los estudiantes jode demasiado.

Ya quiero salir de la preparatoria. A veces me dan ganas de venir y estar con mis amigos, pero no, ya me he acostumbrado a estar casi todo el tiempo junto a Félix, Min, Lulú y Tomy. En fin, yo pertenezco más a aquel mundo que a este.

—¡Mary! —una dulce voz me llama.

Giro mi rostro y me encuentro con Elena. La chica me abraza y besa mis mejillas.

—¡Ya te extrañaba, Mary! Has faltado demasiado, ¿estabas enferma? —me pregunta tomando mis manos y asiento.

—Tenía gripe.

—Oww... pobrecita. ¡Pero debiste enviarme un mensaje! Somos amigas Mary, me preocupo por tí, corazón.

—Lo sé, disculpa Elena —sonrío y ella comienza a aplaudir.

—Tengo tantas cosas que contarte que ¡Ah!

—¿Y qué esperas?

—Bueno, vamos a empezar por la fiesta de hace unos días, me enrollé con alguien muy guapo —suelta un grito de emoción y yo niego divertida.

Zoosemiótica✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora