41- Otro desastre

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Mis nervios con cada paso que damos aumentan y eso es malo para mí, porque cuando estoy nerviosa nada me sale bien.

Min nos apunta con un bastón —objeto que todos los guardias traen— mientras caminamos por el enorme pasillo de la mansión. Los guardias nos ven y siguen de largo, otros saludan a Min y hasta le dicen amigo, y algo de este plan me tiene la cabeza loca.

Min tiene el rostro de uno de los guardias de aquí, ¿y si da la casualidad de que el guardia ese nos ve? Se armaría una buena, y ahí todo se iría a la mierda.

Mis temblorosas patas gatunas bajan las escaleras sintiendo que en cualquier momento caeré y rodaré hasta el final. Cualquiera pensaría que estoy secuestrada y lastimada de verdad, pero todo es nervios.

—Tranquilízate —Félix me susurra y ni siquiera lo miro.

No puedo con todo esto.

Estoy muy mal. En cualquier momento me voy a desmayar.

Respiro hondo un par de veces pero nada me sucede, no puedo evitar sentir que estoy llegando a mi fin.

—Anthony, que buen trabajo, has traído cuatro prisioneros hoy —un chico se acerca a Min y le golpea el hombro, Min asiente.

—Ya vez, ese es mi trabajo.

—Bien. Ahora debes llevarlos a la prisión Z.

—Muchas gracias —Min asiente y continúa caminando.

Por un momento me asusté. Pensé que lo reconocería.

—¿Dónde quedará la prisión Z? —Min nos pregunta, Lulú rueda sus ojos.

—Fabiana nos enseñó el mapa, deberías recordarlo.

—¿Y tú lo recuerdas?

—Pues no.

—¿Entonces?

—Ay ya —Félix los hace callar—. Yo sé donde está la prisión.

—Pues que bueno, ¿no? Si nos perdíamos estábamos fritos —el cambia formas suspira y continuamos caminando.

A ellos no los veo nerviosos, y es que bueno, ellos han hecho misiones, han rescatado a animales y todo eso. Yo sólo tuve dos misiones, y fueron demasiado fáciles.

Min bajo la indicación de Félix va hacia un pasillo que pronto comienza a llenarse de rejas y animales dentro, cosa que me da hasta asco de ver.

Cientos de animales enfermos, con hambre, sed, con necesidad de que los rescaten.

Inmediatamente mis ojos se llenan de lágrimas.

¿Por qué hacen esta mierda?

—Por tí —Tomy me responde.

Genial, acaba de escuchar lo que dije, y él sólo no, sino que todos.

—¿Cómo? —los miro algo confusa aunque sé a lo que se refieren.

—Estos animales llevan meses aquí, Mary. Los secuaces los atrapan pensando que eres tú, porque aunque no lo creas Mary no sabe cual es tu animal —me explica y miro al suelo.

O sea que yo soy la causa de que miles de animales sean capturados a diario y los separen de sus familias.

Pero ni sabiendo que no soy yo los sueltan. Les encanta la maldad, y algún día lo van a pagar, porque eso espero.

—Ayuda, ayuda... —murmuros y susurros se hacen presentes y nos quedamos quietos por un instante.

Ellos agonizan y sueñan con la libertad. Y yo sueño con que acabe este día y todo salga bien, pero es eso, sólo un sueño.

Zoosemiótica✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora