—¡Termina Félix! —le vuelvo a chillar al idiota, que lleva más de media hora mirándose en el espejo.—¿No ves que soy guapo? —me pregunta y toca su rostro mientras se sonríe a sí mismo.
—¡Se supone que las que tienen que mirarse demasiado en el espejo son las chicas!
—Lo sé, cariño, pero es que este espejo me hace ver más guapo.
—En todos te ves más guapo.
—¡Pero en este más!
—¡¿Qué les falta?! —Min grita absolutamente irritado desde afuera de la habitación.
—¡Pos que el señor guapo termine! —le grito de vuelta y él entra.
—¡Félix por favor! Vámonos ya.
—Ay ya, no sean odiosos.
—Mira, payaso de circo, nomás te faltó untarte brillo labial.
—¿Quién dice que no me unté? —Félix pone sus labios en forma de beso y Min gruñe.
—Lo infantil de la chica del don se te ha pegado.
—¡Hey, conmigo no te metas que yo no te he hecho nada! —cruzo mis brazos.
—¡Pinches pendejos! —Lulú entra a la habitación—, ¿qué esperan, eh? ¿A que sean las doce?
—Ya vamos perra —Min le dice y Lulú entrecierra sus ojos.
—¡Perra tu puta idiota!
—¡Ya vamos! —Ahora Elena y Tomy aparecen.
—Ay sí —Félix resopla—. Par de amargados.
Y sale de la habitación.
Nosotros lo seguimos y al salir de la casa los tres chicos junto a Lulú se transforman en sus animales, yo me cruzo de brazos y resoplo.
—¿Acaso están locos o qué?
—¿Locos por qué? —Félix se gira hacia mí—. Es lo que somos.
—Yo no pienso transformarme.
—No lo hagas, ya tú y Elena seréis las chicas locas que pasean de noche con dos gatos y dos perros.
—Pues ni modo —me encojo de hombros—, si hay que serlo lo seremos.
—No estaría mal —Elena sonríe—. Tal vez nos hacemos famosas y luego a ganar dinero.
—¿Para qué quieres fama cuando eres eterno? Ni modo, las personas comenzarían a preguntarse, ¿y por qué ellas no envejecen? Y ustedes modo: operación nomás —Min rueda sus ojos gatunos.
—Ay sí, claro —resoplo—. Caminen, que es para hoy.
—Obvio, para mañana no iba a ser —el panda se encoge de hombros.
—Serás idiota...
—¡Madre mía! ¿Cuándo será el día que dejen de discutir? —Elena pregunta.
—Discutimos porque no podemos vivir sin hacerlo, así que Elena, amor mío, sufre de vivir pendejadas por nosotros —Min acaricia las piernas de Elena y esta rueda sus ojos.
—Odio que los gatos me hagan eso.
—Pero cuando soy humano no, ¿eh?
—Ya por favor, vamos a caminar hasta el parque de una vez —les pido y todos asienten.
Minutos después llegamos al parque, en el cual no hay tantas personas gracias a Dios.
—Ya pueden ser humanos —le digo a Félix, él entrecierra sus ojos.
ESTÁS LEYENDO
Zoosemiótica✔
Adventure¿Cuál sería tú reacción si de la noche a la mañana pudieras hablar con tu mascota? ¿Qué pensarías al ver en el balcón de tu vecina a un chico demasiado guapo? ¿Qué harías si te enamoraras de él? La vida de Mary cambia en un abrir y cerrar de ojos. T...