31- Miedo

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—Llevamos siete minutos aquí, Mary, tal vez ni siquiera entren —Lulú me dice algo cansada.

—Nadie se va a mover de aquí hasta que pasen más de diez minutos, tengo un presentimiento de que entrarán aquí —cruzo mis brazos seria.

—¿Y si sólo querían a Félix? —un chico pregunta y me giro hacia él.

—Me quieren a mí, no a él.

—No lo puedes saber, si te hubieran querido a tí te hubiesen buscado a tí, es así de simple.

—No me buscaron porque querían que yo fuera hacia ellos, y luego que yo corriera hacia acá para ellos poder entrar y hacer el desmadre aquí, eso es lo que sucede, ¿acaso desconfías de mí? —enarco una ceja y el chico niega rápidamente con su cabeza.

—Jamás, chica del don.

—Al final los reuniste, pensé que te largarías de aquí —Fabiana se acerca a mí y evito rodar mis ojos.

—No soy una pendeja, y tú lo sabes muy bien.

—Vine a decirte que tienes mi apoyo, Mary —coloca una mano en mi hombro y me separo.

—Ya tengo a mi gente aquí, pero igual gracias.

Ella asiente y se marcha para colocarse al final, un suspiro cansado sale de mis labios.

—Ella actuó así porque ama demasiado a Félix y no quiere que nada malo le pase —Lulú toma mi mano y cierro mis ojos por unos segundos.

—Pero duele con mierda que quieras a una persona como parte de tu propia familia y te trate como si fueras una basura. Ella es tan Félix...

—Sí, es la abuela, ya sabes, eso de tener el humor así es hereditario.

—Ella piensa que es mi culpa.

—Y no lo es Mary, no la escuches, sólo está dolida, y cuando estamos así decimos cosas que hieren a los demás.

—Lo sé, pero antes de hablar es necesario pensar, no soltar todo así sin más.

—Ella te pedirá perdón —sonríe a medias.

—Y yo tendré que pensarlo.

—¿Rencor Mary? Eso es lo que tiene afectado al mundo entero.

—Lo sé, pero aunque no quieras es necesario.

—Piensa que...

—¡Ya vienen! —Tomy grita y de inmediato nos ponemos en posición de ataque, yo me coloco al frente con Min, Lulú y mi mejor amigo a mi lado, los cuatro con un pie al frente y otro atrás al igual que nuestras manos.

Un aire frío y tenebroso se hace presente en el ambiente y de la nada mi piel se eriza.

Son ellos, de eso no hay duda.

—No se separen, por favor, tenemos que mantenernos unidos —les pido y los veo asentir.

Mario baja lentamente transformado en gato, luego lo hacen su Mafia y con ellos Félix, también transformado en gato, mi corazón se contrae cuando veo la sangre en su abdomen y sus ojos cerrados, las ganas de llorar vuelven y trago saliva.

Mierda, Mary, no es hora de ponerse sentimental.

—Chica del don y su escuadrón fantasía —Mario saluda ríendo, culminando con dos aplausos—. ¿Cómo están queridos hermanos?

—Querida tu cabeza, Mario —Min le gruñe y Mario se transforma en humano, apareciendo con una sonrisa de lado y un bastón en una de sus manos.

—Ya sé que mi cabeza es muy querida, Min.

Zoosemiótica✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora