Zoosemiótica✔

18- Noche de amigos

Mier-da.

Sí, pura mierda.

—Ma-Mary —el chico murmura y trata de levantarse, yo me apresuro y le doy la mano para que pueda lograrlo.

—Dios... Tomy —lo abrazo y cierro mis ojos al sentir el abrazo de una de las personas que más quiero.

Sí, porque ahora es una persona. Justo ahora su metamorfosis se ha completado y mi pequeño Tomy se ha transformado en humano.

Sus hermosos ojos amarillos y naranjas me miran con emoción y evito chillar por la emoción. Una que otra lágrima se ha acumulado en mis ojos y muerdo mis labios.

Él es humano. Al fin tengo un hermano.

—¿Paresco muy perro todavía? —pregunta algo nervioso y yo niego con mi cabeza.

—¡Eres un chico! Y uno muy guapo. Pero, ¿cómo llegaste al baño?

—Resulta que al completar mi metamorfosis quería ver cómo era y bueno, llegué al baño y tropecé con tus pantuflas rosas, por eso me escuchaste.

—¡Aww, Tomy! Te comiera —lo vuelvo a abrazar y beso sus mejillas—. Al fin tengo un hermano de verdad.

—¿Por qué? ¿Acaso antes no me conciderabas un hermano?

—¡Sí! Lo que sucede es que antes no podía abrazarte así, y justo ahora sí —sonrío y él asiente.

—Pues ya me conoces, ahora... deja verme en el espejo.

Camina hasta allí, cuando ve su reflejo pestañea varias veces y sonríe.

—¿Yo soy este?

—Pues sí, ¿vez a alguien más? —pregunto divertida.

—Wow, soy muy guapo.

—Que no te crezca el ego igual que a Félix, eh —golpeo su hombro suavemente y él ríe.

—Tranquila, soy muy diferente.

—Eres el mejor, de eso no hay duda —le quilo un ojo y luego señalo la ducha—. Bien, ahora... necesito ducharme.

—Pues yo salgo, pero antes, ¿noche de amigos? Hace rato no conversamos, y lo necesitamos, los dos.

—Dalo por echo, Tomy —asiento y él sale del baño.

                      (.............)

—¿Vas a salir? —mamá me pregunta y yo asiento.

—Iré al centro comercial con un amigo.

—Regresa temprano, ¿okay? —papá me pide.

—Lo haré, nos vemos luego —les guiño un ojo y salgo de la casa.

En el porche está Tomy, con ropa que Félix le prestó y no puedo negar que se ve demasiado genial.

¿Cómo esta gente es tan guapa?

—Menos mal que me pasaste un plato con comida de verdad, la comida de mascotas me aburre —hace una mueca y yo asiento divertida.

—Pues sí, lo hice por eso, además, podrías presentarte en casa como un amigo más, sería...

—... imposible —termina por mí—. Las misiones llegan cada un minuto. Debemos salvar a muchos animales, y... ¿te imaginas estar cenando junto a nuestros padres y que de pronto tenga que irme por una misión? Sería raro para ellos.

—Cierto, pero bueno, lo importante es que yo al menos sí puedo hablar contigo, y abrazarte —tomo su mano y tiro de ella para cruzar la calle.

—Dijiste que iríamos al centro comercial...