Zoosemiótica✔

12- Historia

Espero a que al menos hable, pero está mirando el suelo y parece no tener intención de dejar de hacerlo.

—¿No vas a decir nada? —le pregunto y él me mira.

—Tenía motivos para ocultartelo.

—¿Cómo cuáles motivos?

—No ponerte en peligro —murmura.

—¿En peligro? ¿Qué clase de peligro?

—No lo vas a entender por ahora Mary.

—Chi... Fé... Pfff, no sé ni cómo rayos llamarte —cruzo mis brazos.

—Félix, es mi nombre, ya lo sabes —se convierte en humano de nuevo y se levanta, se acerca al balcón y yo lo sigo.

—No me has dicho que tipo de peligro...

—Mary, en mi mundo y ahora que también es el tuyo hay muchos tipos de peligro, más que en el de un humano normal —dice, pero es tan difícil escucharlo cuando está de espaldas a mi y puedo apreciar sus tatuajes.

—¿Cuáles tipos de peligro?

—Mafia gatuna —se gira hacia mi.

Eso es lo más loco que he oído. ¿Es enserio? Mafia gatuna, comienzo a reír al imaginarme a unos gatos mafiosos.

—No te rías, es cierto y es más peligrosa que la mafia de los humanos —suspira y yo sigo ríendo.

—Eso es algo tonto, Mafia gatuna, ¿cómo unos gatos podrían ser mafiosos?

—¿Transformándose en humanos tal vez? ¿Asesinando personas que no tienen culpa de nada? ¿Secuestrando a chicas diariamente hasta encontrarte a ti? —lo último lo dice enojado, yo me pongo seria al escucharlo—. Hasta ahora se te han ocultado cosas para mantenerte a salvo, porque entre más sepas más peligrosa será tu vida.

Secuestrando chicas hasta encontrarme a mí...

—No hablas enserio, ¿verdad? —le pregunto y él aprieta sus labios.

—Ojalá no hablara enserio Mary Lindsey.

—Yo... no sé que decir —me siento en el suelo y coloco mis manos en mi rostro.

—Pero nunca te encontrarán, tranquila.

—¡Eso no lo sabes! Podría hablar con uno de ellos y ni siquiera lo sabría —le digo asustada y él se coloca frente a mi.

—Los reconocerías Mary.

—¿Cómo?

—Ellos están llenos de tatuajes, tienen los ojos diferentes, uno de un color y el otro de otro color, además, tienen un tatuaje en el cuello que es un gato y...

—¿Sabes? —me levanto y me alejo de él—. Te has descrito a ti mismo.

—No, yo no soy de la mafia de la mafia gatuna.

—¿Y por qué...?

—Yo pertenecí a ella, yo... es una larga historia.

—Pues quiero saberla ahora.

—Vale, se que no te irás de aquí hasta saberla, ok —señala un sillón de los que están en el balcón—, ponte cómoda.

Asiento y me siento en un sillón, él se levanta del suelo y se vuelve a colocar de espaldas a mi.

Puedo ver varios tatuajes, o bueno, todos, pero algunos llaman mi atención, uno es una corona, otro una calavera con un cuchillo detrás...

—Si quieres comerme solo dilo —dice de pronto y yo trago saliva al ver el tatuaje del cuello ya que se ha girado a verme.

—¿Qué te hace pensar que quiero comerte? —le pregunto y él sonríe de lado.

—Siento tus ojos en mi espalda.

—Estaba mirando tus tatuajes, querido.

—Vale.

—Haber, cuéntame la historia.

—Pff... Ahí voy —cierra sus ojos un momento y luego los abre para mirarme—. Cuenta la leyenda que el alcohol es delicioso, hasta que puede matarte, fin.

—¡Serás tonto! —le chillo y él suelta una carcajada que hace que trague saliva.

Yisus.

—Hace cuarenta años atrás, un pequeño gatito nació, su nombre era Vinícius, todos estuvieron felices al ver al hijo único del rey y la reina, junto a él nacieron dos más, Paula y Bernardino, los tres nos convertimos en los príncipes herederos del reino animal, dos perros y un gato, ¿quién mejor para gobernar un reino?

—Esos tres son tú, Lulú y Tomy, ¿verdad? —le pregunto y él asiente.

—Años más tarde, seis años en verdad, algo hizo que todos se asustaran, una pequeña e inofensiva marca, una pequeña marca que desató el caos...

—¿Por qué saltas así de repente en la historia? —cruzo mis brazos y él rueda los ojos.

—¿Para que quiéres que te cuente como yo empecé a cazar?

—Bueno, es cierto, continúa.

—La marca era un tatuaje, un tatuaje de un gato en el cuello del heredero. Ya podía transformarme y mis padres me lo prohibieron, yo acepté, todo iba bien. Volvieron a pasar seis años, nadie se había enterado de eso así que, salí al mundo humano y me transformé, pero no me di cuenta de que me observaban, el líder de la mafia gatuna estaba detrás de mí...

—¿Por qué cuentas tan feo las historias? No sé... —lo vuelvo a interrumpir y él suspira dramáticamente.

—Mary Lindsey, deja de interrumpir, por favor.

—Vale chico del balcón, continúa.

—Ok... estaba detrás de mí, yo me percaté al instante de eso y me giré, él vio mi cuello y luego la marca, sus palabras fueron: mmm, el próximo líder de la mafia gatuna, yo le dije que no sabía de qué hablaba, él comenzó a hablar miles de mierdas, luego de un rato él silbó, sus gatos se acercaron y me atraparon, me llevaron hasta el reino animal y me ataron a la estatua de mi padre, comenzaron a prenderle fuego a todo y solo sé que me desmayé y luego desperté en la casa de mi madre Fabiana, Tomy y Lulú me dijeron que tuvimos que huir de allí ya que estaban asesinando a todos, y...

—¡No entiendo! —le chillo y él pone mala cara.

—Traté de contarla como mejor pude.

—¿Dónde están tus padres?

—No lo sé, la mafia gatuna los atrapó.

—¿Y por qué...?

—Mira, con el tiempo descubrirás todo, ahora, por favor, su ves a alguien lleno de tatuajes y con ojos de diferentes colores huye, o solo maulla, yo te salvaré.

—¿No que yo era la que tenía que protegerlos?

—Sí, cuando somos animales, pero cuando somos humanos nosotros te protegemos a ti.

—Mmm, bien, tener guardaespaldas no estaría mal —sonrío.

—Y más si son guapos, ¿no has visto a Tomy siendo humano? —me pregunta y yo lo miro confundida.

—¿Ya él puede...?

—Pues sí, él puede transformarse, solo por minutos, pero ya lo hace.

—Ah, vaya, tengo que verlo...

—Bien.

—Bien, me voy —me levanto y entro al cuarto.

—Mary —me llama, me detengo y lo miro.

—¿Sí?

—Dulces sueños, delicia.

—Emm, igual para ti chico del balcón —sonrío y él rueda sus ojos.

—Ya puedes decirme Félix.

—Me gusta más chico del balcón, Félix es para cuando estés siendo un gatito.

—Mmm, ok.

—Ok. —vuelvo a caminar y salgo del cuarto.