4- Acercamiento

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¡¿Dónde está mi comida?!

La alarma comienza a sonar y la apago. ¿Quién pensaría que el gallo decía eso?

Por Dios, yo pensé que decía: Buenos días. Pero no, es eso. Ha, ha.

Me siento en mi cama y suspiro. De nuevo las jodidas clases.

Tener que levantarse sólo para ir a la preparatoria es ¡Agh!

Dios dame vacaciones.

—¡Mary! —Tomy se sube en mi cama y mueve su cola.

Pego un grito. Todavía no me acostumbro a que mi cachorro me hable.

—Buenos días Tomy —bostezo y cierro mis ojos.

—Vamos Mary, no puedes llegar tarde —Tomy tira de mi sábana y yo suspiro.

—Ya voy —me levanto y entro a la ducha con mucho pesar.

Hago lo mismo de siempre y bajo. Desayuno, y luego llevo a Tomy con Fabiana.

—¿Irá a llover? —Fabiana me pregunta y yo la miro confundida mirando al cielo.

—¿Por qué preguntas eso?

—Hoy vas temprano a la preparatoria, es un milagro —sonríe y hago lo mismo.

—Nos vemos después Fabiana.

Salgo de allí y camino hasta la banca a esperar a que el bus pase.

—... me tienen cansado.

—No podemos hacer nada Mark, los humanos son así.

—Esas personas son malas...

Miro a mí alrededor buscando esas voces. Son dos perros que están en una esquina.

Los humanos siempre haciendo daño, sin importarle el sufrimiento de los animales.

Me hago la que no los escucha y me levanto cuando veo el bus. Entro y me siento en los asientos del final, no hay nadie y es un milagro que Elizabeth no esté. Saco mi teléfono y me pongo los auriculares.

                         (....)

Okay... No pensé que alguna vez haría lo que voy a hacer ahora.

¡Examinar a una rana!

¡Esos bichos me dan miedo! Están dentro de una caja de cristal y ¡Agh!

La profesora de ciencias está creo que loca, ¿cómo se le ocurre esto?

—Bien alumnos, hoy vamos a examinar a estas preciosuras.

—Wow, nos han halagado, primera persona que lo dice en toda la vida —la rana que está en mi mesa habla y yo tapo mi boca para no gritar.

—¿Qué sucede Mary? —la profesora me pregunta y yo niego con mi cabeza.

—Nada, es que no me atrevo a examinar a esta... ranita —trato de ocultar una mueca de asco.

—No es: no me atrevo, es: voy a examinar, ahora...

La profesora sigue hablando y mis compañeros protestan. Está claro, ¿quién se atreve a tocar a una rana?

—Yo no quiero morir en manos de unos niñatos —la rana dice y yo la miro.

—¿Cómo que ha morir?

—Me van a abrir y posiblemente muera, espera... ¿Tú eres la nueva elegida para el don? —sus ojos se abren demasiado.

—Sí, obvio, sino como voy a hablar contigo.

Zoosemiótica✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora