Entro a la casa de mis abuelos y me siento junto a ellos en uno de los sillones. Tomy se quedó afuera hablando con no sé que animal.—¿Y viste a la vaca? —abuelo me pregunta y asiento.
—Se lo que le pasa, por eso su actitud.
—¿Enserio? —abuela me mira sorprendida y sonrío.
—Me di cuenta de que si la llaman Cleotilde reacciona mal, luego de intentar con varios nombres ella no hizo ninguna reacción mala, o sea que la tienen que llamar Margarita.
—¿Qué? ¿Todo era por un simple nombre? Dios mío —abuelo niega con su cabeza y abuela ríe.
—Los animales son inteligentes.
—Muy inteligentes, por cierto Mary, ya te compré el pasaje de regreso a tu casa, a las dos tienes que estar lista —abuelo sonríe triste.
—Ay no estés así, yo vendré más seguido, además mis primas vienen la próxima semana, no estarán solos —los abrazo a los dos.
—Sí, lo sabemos pero tú eres especial Mary —abuela besa mis mejillas y sonrío.
—Eso lo sé, soy muy especial —les guiño un ojo y ellos ríen.
✵✵✵
—¡Llegué! —digo al entrar a mi casa.
Voy al comedor y en el refrigerador hay una nota.
Fuimos a la casa de un paciente, llegaremos a eso de las diez, espero que duermas bien cariño.
Te amamos.
Mis padres y sus trabajos.
—¿Qué dice la nota? —Tomy me pregunta.
—Mis padres están en la casa de un paciente y van a llegar tarde.
—Vale, iré a ver a Lulú entonces.
—Está bien, yo voy a tomar una ducha —le digo y él sale del comedor.
Subo a mi cuarto, la luz está apagada, la enciendo y... Pego un grito y la mochila que traía en mis manos se cae.
—¿Tan feo soy? —el chico del balcón se levanta de mi cama y yo suspiro en alivio.
—No, solo pensé que era un ladrón u otra cosa...
—Ah, eso.
—¿Qué haces aquí? Me dijiste que no te ibas a acercar más —le pregunto con una ceja enarcada.
—Dije que no iba a tener más ningún tipo de acercamiento, lo sé, pero... no te veía hace días y era extraño —frunce su ceño.
—Cerré las ventanas y la puerta del balcón y fui a la casa de mis abuelos.
—Ah, ya, vale.
Camino hasta mi clóset y busco alguna pijama y una toalla.
—¿Te vas a duchar? —me pregunta.
—Pues si.
—¿Conmigo aquí dentro?
—Pues no, tú te vas chico del balcón.
—¿Me estás expulsando? —se acerca a mi.
—Me tengo que duchar.
—Son las cinco de la tarde.
—Tengo calor, por Dios —lo miro y él sonríe de lado.
—Quítate la ropa.
—No lo haré frente a ti.
ESTÁS LEYENDO
Zoosemiótica✔
Adventure¿Cuál sería tú reacción si de la noche a la mañana pudieras hablar con tu mascota? ¿Qué pensarías al ver en el balcón de tu vecina a un chico demasiado guapo? ¿Qué harías si te enamoraras de él? La vida de Mary cambia en un abrir y cerrar de ojos. T...