Respuestas es lo que necesito. Y por la cara que tiene Félix ahora, creo que no me las va a dar.—Exacto, no te voy a dar respuestas, no te lo mereces —Félix enarca una ceja mirándome y yo me quedo en blanco.
—¿Cómo...?
—Lo dijiste en voz alta, Mary Lindsey.
—¿Qué? Claro que no, yo...
—Lo dijiste en voz alta, no en tu mente, ahora, si me disculpas, voy a mí casa.
—¡Ha! ¿Te vas a tú casa? No cariño, usted me explica toda esta mierda —me coloco frente a él y cruzo mis brazos.
—¿Te explico qué? Mira, hasme el favor, y, como tú misma dijiste que todo al final lo descubres por ti misma has eso ahora —me aparta y comienza a caminar mientras enciende un cigarrillo.
—¡Félix! No me dejes así —chillo y él se gira, caminando hacia atrás.
—¿Así cómo?
—Con miles de dudas.
—Niñita —murmura y rueda sus ojos para salir del callejón.
Puto.
Lo odio.
¡Lo odio!
Y lo amas también.
¡Ha! Silencio conciencia.
Comienzo a caminar con mis brazos cruzados y mala cara. Tardaré en llegar a casa, y más sola. Casi es de noche y odio andar sola, lo mejor sería llamar a mis padres y que me vengan a buscar, ¿no?
Salgo del callejón y froto mis manos. Hace frío, no entiendo el por qué, ya que aquí siempre hace calor.
Cruzo la calle no sin antes mirar a ambos lados y luego camino mirando al frente. No me doy la vuelta para nada, ya que me puedo asustar. Aunque menos mal que las luces están prendidas.
—¿Te llevo? —alguien pregunta y miro a todos lados, no veo a nadie.
¿Quién...?
Oh, sí, es un gato, acaba de hablarme un gato, cosa muy normal en estos días. Es de color amarillo con grandes manchas negras alrededor de los ojos —casi parece un panda—, los cuales son de color negro y blanco. Sí, negro y blanco, casi parecidos a la luz del día y a la de la noche. ¿Yin Yang? ¿Bien y el mal? Chocolate blanco, chocolate negro.
—Puedo ir sola —respondo sin detenerme, el gato continúa a mi lado.
—¿Enserio? Percibí miedo en ti, chica.
—No tengo miedo, gato.
—Tengo nombre.
—¿A sí? Pues no sé cuál es y tampoco tengo ganas de saberlo —ruedo mis ojos, el gato suelta una pequeña carcajada.
—Soy Min.
—Dije que no tenía ganas de saberlo —murmuro y él se coloca frente a mí, yo doy un salto y continúo caminando.
—¿A que tú humor lo ha arruinado un gato llamado Félix? —canturrea.
—Pues sí, has adivinado, Tim.
—Soy Min, no Tim.
—Como sea —me encojo de hombros.
—Félix te dijo la verdad, chica del don.
—¿Enserio? ¿Acaso él te mandó a que me dijeras eso? —me detengo y cruzo mis brazos.
—Pues no, lo que sucede es que... En realidad es una no tan larga historia —suspira y yo resoplo.
ESTÁS LEYENDO
Zoosemiótica✔
Abenteuer¿Cuál sería tú reacción si de la noche a la mañana pudieras hablar con tu mascota? ¿Qué pensarías al ver en el balcón de tu vecina a un chico demasiado guapo? ¿Qué harías si te enamoraras de él? La vida de Mary cambia en un abrir y cerrar de ojos. T...