Llegar a este tipo de fiestas es casi siempre lo mismo. Personas por doquier, vasos rojos llenos de alcohol en las mesas, adolescentes besándose en las esquinas, otros toqueteandose, uno grupito de chicos fumando...
En fin, siempre lo mismo.
Salimos al patio trasero, el cual está lleno de personas también. Hay una enorme piscina en la que sólo hay una chica y un chico abrazados y unas tumbonas vacías, la mayoría bailan y sudan. Yo no pienso bailar.
Además, odio sudar. Es terrible sentir calor.
—¿Y ahora que hacemos? —Tomy pregunta.
—Lo ideal sería que se buscaran una chica con la que pasen la fiesta —le respondo y él asiente para luego mirar a Min.
—Yo en todo caso me buscaría un chico. Pero igual, vamos —los dos se alejan y yo miro a Félix.
—¿Tú no te buscarás una chica?
—Mi chica está aquí, justo frente a mí —sonríe y yo asiento con mis labios apretados para no sonreír.
Voy a una tumbona y me acuesto, tomo uno de los vasos que hay en la mesita que está al lado y veo a Félix acostarse en la tumbona de al lado y mirarme con una mueca.
—Cualquiera pudo hacer pipi en ese vaso.
—No lo creo, todavía no es hora de emborracharse, y ahora, ¿quién a tú edad dice pipi? —rio y el hace lo mismo.
—See... es cierto, pero bueno, sólo lo dije para hacerte reír. Te ves hermosa cuando lo haces.
—¿Gracias? —agradezco insegura, chico del balcón apoya en una mano su cabeza para mirarme mejor.
—¿Entonces Min te parece más guapo que yo?
—¿Por qué lo dices?
—Porque aquel día lo pareció, cuando lo viste por primera vez —entrecierra sus ojos—. ¿Si Min no fuera gay estarías con él?
La verdad es que no, no estaría con él. Siento cosas por Félix y no sé, por Dios...
Trago saliva y de pronto me quedo seria mirando a Félix.
—Dime por favor que mis pensamientos no se escucharon en voz alta.
—No, tranquila —murmura y respiro en alivio.
—Que bueno.
—¿Qué pensaste que no quieres que escuche? —me pregunta y yo niego con mi cabeza.
—Nada importante, enserio.
—Mmm... no te creo. Tus mejillas están sonrojadas, delicia —estira su brazo y acaricia mi rostro, eso hace que mi corazón lata rápido—. Y puedo escuchar el sonido de tú corazón... es increíble.
—Mi corazón late normal —le aseguro en una mentira, él ríe.
—¿Sabes? Esta es la primera vez que no discutimos en varios minutos.
—Oh, es cierto.
—Me encanta estar bien contigo, no soporto discutir...
—Es que siempre buscamos la manera de contradecirnos.
—Muy común entre nosotros, odiarnos, amarnos, y desearnos. Esas tres palabras nos identifican a nosotros.
—¿Quién dice que te amo y que te deseo? —enarco una ceja y él levanta las suyas.
—Tú corazón siempre te delata, Mary.
—Tal vez late por odio.
—Cuando el corazón late por odio es un poco más lento pero varía, de pronto es rápido y luego vuelve lento. Pero tú corazón es diferente, cuando estás a mí lado siempre va rápido...
—Ok, no lo negaré —trago saliva—. Me gustas.
—Mary Lindsey siendo sincera conmigo... Igual ya lo sabía —se levanta de su tumbona y se coloca frente a la mía—, igual que sé que quieres ahora.
—¿Enserio, entonces qué quiero? —le pregunto y él moja sus labios con su lengua.
—Quieres que te bese, delicia.
Se coloca a horcajadas sobre mis caderas y yo trago saliva. Me ha puesto nerviosa.
—Relájate Mary, tú corazón va a mil.
—No me puedo relajar si estás sobre mi, Félix.
—¿Y eso por qué? ¿Te pongo nerviosa? —sonríe de lado y yo ruedo mis ojos.
—¿Si lo sabes para qué lo preguntas?
—Para confirmar...
—Y que tú ego cresca —niego con mi cabeza.
—¿Cómo mi ego no va a crecer si a la chica que me gusta le gusto?
—Tal vez lo dijo en broma.
—Sabes que no lo dijiste en broma, Mary —con su dedo índice traza una línea desde mi cuello hasta mi top—. ¿Por qué no hacemos una pijamada?
—¿Para qué quieres una pijamada?
—Para dormir juntos —ahora coloca una mano en mi estómago, yo trago saliva.
—¿Enserio dices dormir? No creo que eso sea lo que quieres hacer.
—Tal vez juguemos a la casita y que tenemos hijos.
—Oh sí... pura belleza saldría —sonrío y él hace lo mismo.
—¿Te imaginas? Yo el príncipe del reino animal y la chica del don teniendo un hijo, la envidia de todos...
—Lastima que eso no vaya a suceder —canturreo y él suelta una carcajada pegando su pecho al mío.
—¿Quién dice que no?
—Pues yo.
—Yo quiero, ¿y tú? —Félix moja sus labios mirando los míos y lo maldigo internamente.
Se ve jodidamente sexy.
—Yo no.
—¿Enserio me lo vas a negar justo ahora que estás nerviosa y acalorada por yo estar encima de ti?
—Estoy acalorada porque hace calor, cariño, ¿no te das cuenta?
—Sólo siento el calor que emana tú cuerpo por estar cerca pegado al mío —acerca sus labios a los míos pero estos no se llegan a tocar.
—Eres algo creído.
—Lo sé hermosa, siempre lo he sido. Pero eso ahora no importa, mi mente sólo piensa en voltearte y...
—No lo digas, por favor.
—¿Por qué? ¿Te pondrías más acalorada? —deja un beso en la comisura de mi boca.
—Nos están viendo, Félix.
—Nadie nos ve, todos están en su propia nube de marihuana.
—¿A sí? Ok, ¿pero qué me dices de Tomy y Min? Ellos podrían venir y te verían encima de mí.
—Ellos no vendrán porque deben estar ocupados haciendo lo que nosotros debimos hacer hace rato.
—Como que estás algo caliente hoy.
—¿Cómo no estarlo si desde que te conocí te tengo ganas? —chico del balcón frunce su ceño y acaricia mis mejillas—. Me traes loco detrás de ti, y jamás me has dado ni una oportunidad de cumplir mis fantasías.
—¿Qué fantasías?
—Hacerte maullar en mi balcón mientras te digo que siempre serás mía.
Une sus labios a los míos y caigo totalmente rendida.
Ok... yo también deseaba esto.
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Zoosemiótica✔
Adventure¿Cuál sería tú reacción si de la noche a la mañana pudieras hablar con tu mascota? ¿Qué pensarías al ver en el balcón de tu vecina a un chico demasiado guapo? ¿Qué harías si te enamoraras de él? La vida de Mary cambia en un abrir y cerrar de ojos. T...