Félix
______—¿Y tú me amas? —Mary cruza sus brazos mientras suspira pesadamente—. Haber, responde.
Esa pregunta es tan difícil de responder.
Haber, es fácil, pero a la vez difícil, porque una respuesta lo puede cambiar todo, o nada.
¿Amo a Mary, siento algo por ella?
De sentir si siento, obvio que siento. Pero no sé qué es el amor, no sé qué es ese sentimiento que todos adoran. Sólo he sabido en los veinte años que llevo de vida media humana engañar a las chicas, jugar y sólo jugar con ellas para luego dejarlas tiradas como si fueran basura.
Y a Mary la he tratado demasiado mal, creo, o no, no creo, eso es así.
La engañé, me acosté con una de sus amigas y yo sí que sabía que eran amigas. Y sólo lo hice por una noche de calentura, más nada.
Pero no sé lo que es amar, no sé qué se siente enamorarse, sólo sé que Mary me gusta y siento cosas por ella.
Sé lo que es el amor de familia, el amor de amistad, el amor hacia las cosas, pero el amor de enamorarse, ¿y cómo saberlo? Si cuando pude intentarlo con Mary la cagué, porque eso siempre hago, al final lo jodo todo, y no quiero joderlo con ella de nuevo.
No quiero lastimarla, no quiero hacerlo.
—¿Sin palabras? —enarca una ceja—. O el ratón te ha comido la lengua.
—No me ha comido nada, delicia —ruedo mis ojos.
—¿Entonces? ¿Por qué te has quedado pasmado?
—Porque tú preguntaste algo, y para responder pienso.
—Félix pensando, wow, eso es nuevo —se burla.
—Perdón por pensar como todos hacen, chica del don.
—Todos lo hacen menos tú ¿Y si pensaste por qué no contestas?
—Porque no quiero contestar, honey.
—¿Nuevo apodo? —frunce su ceño.
—Nuevo elogio —le guiño un ojo y resopla.
—Ya me voy, descansa —se gira para salir y no digo nada.
No te puedo responder cuando no sé qué es amar. Lo siento Mary, lo siento.
Mary
_________¡Jodido idiota!
Una simple pregunta y no sabe contestarla. Por Dios, si es tan tonto... O no, tonta yo. No sé ni para qué le pregunto eso sí hasta yo sé la respuesta, pues no, no me ama, ¿cómo alguien como él va a amar?
Si es tan idiota que...
—¿Estás bien? —Fabiana se aparece en mi camino y hago el máximo esfuerzo para no rodar mis ojos.
—Pues sí, ¿acaso me vez moribunda? —enarco una ceja.
—Hey chiquita, deja tu guardia abajo, que conmigo no tienes que estar así.
—¿A no? ¿Y cómo debo estar, besándote los pies? No me jodas —comienzo a caminar y ella me detiene.
—Déjate de malcriada, te conozco desde que estabas en la barriga de tu madre, te cuidé siempre como si fueras mi propia hija, te consentía, te llevé a la escuela, te hice ropa, peiné tu cabello, te acosté a dormir, te conté cuentos y te hice junto a María la mujer que eres, porque te amo Mary, te amo como hija y siempre lo haré, porque eres como una hija para mí.
—¿Me amas como una hija? —me miro hacia ella pestañeando varias veces porque algunas lágrimas se han acumulado en mis ojos—. ¿De veras me amas?
—Claro que sí.
—No me jodas, Fabiana —niego con mi cabeza—. No me jodas porque hace días me trataste como la pura mierda y ahí comprendí que para tí no valgo nada, porque Félix es mil veces más importante para tí. Yo para ustedes soy la mierda de basura que todos tiran cuando quieren y la recogen cuando ven que hago falta, es eso.
—Y lo siento, lo siento muchísimo. No sabía lo que decía, no pensaba con claridad. Félix es mi nieto, mi vida entera, y sólo quería que lo salvaras, porque tú podías rescatarlo de Mario. Sé que te lastimé al decirte esas cosas, lo sé, pero todos cometemos errores en la vida, y perdóname, porque no quería decirlo, pero terminé haciéndolo y me arrepiento una y mil veces de haberlo hecho. Me importas Mary, eres muy importante en mi vida, en la vida de todos, y no sólo porque seas la chica del don, sino porque te he criado, he vivido al lado de tu casa desde que naciste. Tus padres y yo creamos una familia, una en la que nos cuidamos a nosotros mismos.
—¡Pero duele, Fabiana, duele! Duele sentir que alguien de tu familia te hable así, me heriste —toco mi pecho varias veces y ella aprieta sus labios.
—Te herí, y lo siento, ya te lo dije. Lo siento y de veras. Ya te lo dije.
—Sólo... no vuelvas a hacerlo, por favor —le pido, ella asiente lentamente.
—Te lo prometo, jamás lo volveré a hacer. Ahora ven aquí Mary —abre sus brazos e incómoda la abrazo.
Incómoda porque perdonar no es lo mío, de veras que no.
Personas una y otra vez y luego te atacan el triple.
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Zoosemiótica✔
Adventure¿Cuál sería tú reacción si de la noche a la mañana pudieras hablar con tu mascota? ¿Qué pensarías al ver en el balcón de tu vecina a un chico demasiado guapo? ¿Qué harías si te enamoraras de él? La vida de Mary cambia en un abrir y cerrar de ojos. T...