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LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DEL MAESTRO KISHIMOTO. LA HISTORIA, EN CAMBIO, ES MÍA.
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Hace mucho tiempo que le debo un final decente a este fanfic. Lamento mucho haberme demorado tanto. Escribir esto me trae nostalgia de los años que le dediqué a este proyecto y quiero agradecer a cada una y uno de ustedes que se tomaron un momento para dejarme saber que estaban conmigo, definitivamente no habría llegado hasta aquí de no ser por eso.
Estoy entrando en una nueva etapa y si todo sale como lo deseo, volveré por este fandom con una nueva historia. Eso era, gracias por estar aquí.
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Consecuencias.
Epílogo.
La pequeña caja de terciopelo fue mecida descuidadamente por su mano mientras su mirada negra se concentraba en analizar los números del último proyecto que supervisaba. Era diciembre, el cumpleaños de Hinata. Su mirar dejó de atender y regresó a su escritorio, al portarretrato que lucía elegante una imagen del día de su boda. La peliazul que sonreía feliz tomada de su brazo irradiaba calidez y en el brillar de sus ojos podía notar la confianza y el optimismo del futuro por venir.
Los días que ella había aprendido a amar siempre le provocaban el mismo nudo en la garganta como el que en ese momento le impedía hasta tragar. Un par de golpes en la puerta lo trajeron a la realidad.
—Jefe, me retiro. Apenas hay gente por aquí. —Shion sonrió confianzudamente al asomarse—. ¿Algo que necesites?
Sasuke negó. —¿Estarás en la noche?
Ella le guiñó con coquetería. —No me lo pierdo por nada. Adoro ver tu lado romántico.
Él resopló.
—Solo bromeo. Estaré puntual como siempre.
Una vez que la puerta se cerró volvió su vista al portarretrato. Lo tomó al tiempo que se ponía de pie. Siete años pasaron luego de haber visto a Hinata angelicalmente vestida de blanco. El vestido romántico y su aura dulce apaciguaron el nerviosismo que lo mantenía con los puños apretados ese día. Un delicado bulto apenas visible lucía bajo el vestido y ella desde entonces caminaba precavida, resguardando en su cuerpo la vida que habían engendrado desde el amor que se tenían. Se había encaminado a él mirándolo con la ternura que siempre codició.
Le había regalado la vida que no merecía.
El móvil sonó y tuvo que revisarlo. Era un texto de Itachi, había llegado.
Caminó afuera con la convicción que lo movía día a día. Salió de su oficina y se despidió de las pocas personas que aún se encontraban en ese piso, de la que algún día, fue únicamente la constructora de su familia. De su padre. Ahora, la oficina en cuya puerta se leía el nombre de Neji Hyuuga, le recordaba la cantidad de cosas que habían cambiado. Antes, era impensable.
Posterior al estallamiento del escándalo por corrupción que empañó el prestigio del apellido Hyuuga, la familia había sufrido un quiebre entre la cabeza y el resto de sus miembros. Hiashi había cargado con la vergüenza y los cargos penales, los cuales, a punta de una pequeña fortuna pagada a despachos legales, habían ido disminuyendo al grado de desaparecer. La pérdida de confianza golpeó tanto en ellos que incluso su funcionamiento se vio debilitado; lo que alguna vez fue un imperio multinacional se había visto reducido a ser solo la cuarta empresa constructora de la región. El golpe moral de su suegro al ver esto había sido tal que, del hombre imponente a la vista, solo quedaban escasos rasgos.
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Consecuencias
FanfictionCuando la vida de Hyuuga Hinata recién comenzaba a cambiar y creía encontrar el amor, el destino le interpondría a Uchiha Sasuke, la persona que cambiaría y marcaría el resto de su vida. ¿Cuándo el acto más despreciable cometido hacia una mujer, uni...