Junto a ti.

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JUNTO A TI

El Uchiha buscó acomodarse sobre su cuerpo y ella separó sus piernas. Él simuló penetrarla mientras besaba con más hambre sus labios. Hinata gimió en medio del beso y eso los hizo estremecer.

—Vas a ver cosas que te asustarán, si no te vas de una vez— y esa ronca frase le estaba dando una posibilidad de escape.

Hinata tragó pesadamente —Lo sé... y estoy aterrada— se sinceró y alzó su mano a acariciarle la maltratada piel de su rostro. Frenar la loca carrera que Sasuke llevaba hacia una destrucción, era lo que creía que debía hacer.

Necesitaba y quería hacer. Fue consciente de eso cuando lo tomó del rostro y le besó los labios, embriagándose una vez más de él.

La hombría del joven se endureció entre la tibieza del sexo de Hinata y se apretó contra ella. Algo les decía, que comenzaban a auto destruirse. Aunque irónicamente, a ninguno le preocupaba en exceso.

Con la lengua del Uchiha entrando profundamente dentro de su boca, y la presión que esas embestidas que él estaba dándole, provocando que su cuerpo temblara y se calentara al mismo tiempo, Hinata rogó por oxígeno. Los labios masculinos la liberaron parcialmente, pero continuaron repartiendo pequeños besos entrecortados a sus labios; el peso del Uchiha caía casi completamente sobre ella al tener sus antebrazos a los costados de su rostro y, curiosamente, estar tan junta a él, viéndose así de vulnerable bajo su cuerpo, la hizo sentir bien.

Cuando Sasuke, guiado por su pasión, llevó sus labios a besarle con ansias su cuello, Hinata cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás; el pelinegro aprovechó el espacio para morderle el hombro y seguir besándola. Hinata gimió y él deslizó una de sus manos a una pierna femenina, la deslizó apretándole la piel y subió alzándole el vestido, su hombría dio otro doloroso tirón.

Buscando calmarse, volvió a embestirla. Era demasiado intentar dejarla, ella vibraba y lo hacía vibrar a él; cada parte de esa piel blanca desbordaba dulzura, su tibieza lo quemaba, Hinata parecía emanar su alma pura y enloquecerlo, su parte más oscura amenazaba con surgir y arrastrarla, con él, a un abismo, pero otra parte de él estaba luchando por sólo quedarse a su lado, y ver en el misticismo de sus ojos violáceos, que podía redimirse.

Gruñó al luchar por desprenderla de lo que la vestía y Hinata se sintió intimidada por su fuerza y su pasión. El Uchiha volvió a morderla ansiando poder enterrarse en su cuerpo, toda su piel ardía al recordar esos días lejos de ella y cómo trató de ignorar que la necesitaba, aunque eso comenzaba a matarlo. Una vez que se deshizo del calzado femenino, enredó el negro vestido de la Hyuuga en su cadera y batalló con el cierre del mismo, tirando de él hasta que bajó; una vez hecho, casi con prisa le deslizó el ceñido sostén de encaje negro, ese que lucía todavía más los hermosos y carnosos senos.

—Ahh...— Hinata gimió y apretó sus ojos cuando sintió los labios masculinos adueñarse, con boca y mano, de su seno derecho.

Cuando el moreno le mordió el pezón, las delgadas manos femeninas se apretaron a los bíceps masculinos y luchó por soportarlo.

Sasuke gruñó ante la pequeña reacción y su sangre bulló al sentirla estremecerse.

—Joder— soltó con voz más roca de la que creyó. Hinata no tenía idea cuánto la había extrañado.

Su miembro endurecido bajo sus pantalones se removió ansioso por estar dentro de ella y él buscó con prisa liberarse; cuando lo hizo, finalmente su caliente piel rozó la tibieza femenina y Hinata tembló.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora