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-31-
COMO ES QUERER
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La mañana siguiente le daba todo el apoyo a la Hyuuga, pues finos rayos de sol se colaban desde el balcón y la ventana de su habitación, calentando, agradablemente, todo su departamento. Hinata se levantó después de las nueve de la mañana y, al darse cuenta que había perdido ya dos de sus clases, el dolor en su cabeza se acentuó.
Se levantó con poco ánimo y se llevó unos dedos a frotar su cien izquierda, pues con la claridad del día, los ojos, ligeramente rojizos, le comenzaron a arder. Hinata se dirigió al baño y antes de entrar, escuchó cómo su móvil vibró, al estar descansando sobre el buró al costado de la cama. Se mantuvo de pie en el marco de la puerta unos segundos y finalmente decidió atender el llamado.
—¿Sí?
—¿Hinata? ¿Qué pasa contigo? ¿Dónde estás?— preguntó la Yamanaka del otro lado de la línea.
La peliazul se dirigió entonces a su guardarropa —En mi departamento, me quedé dormida— confesó suavemente mientras sin ganas esculcaba en su ropa.
Ino hizo un silencio —¿Qué pasó anoche?— cuestionó mostrando un rastro de preocupación —. De pronto te fuiste y Sasuke desapareció. Naruto mencionó que le pareció verte discutiendo con el hombre ese, el tal Fugaku, padre de Sasuke.
Hinata se mordió el labio inferior al sacar uno de sus vestidos —Pasaron muchas cosas, Ino.
—¿Cómo cuáles?
Hinata sonrió débilmente, insegura —Anoche todo acabó.
Ino, en uno de los pasillos de su facultad, y a menos de dos minutos que iniciara su siguiente clase, se paralizó.
—¿Terminaron?— cuestionó incrédula.
Hinata asintió como si pudiese verla y ante el silencio que se formó, la rubia comprendió que sí, ellos habían terminado.
—¿Pero cómo pasó?— preguntó en voz baja al ver a Sakura salir de los baños, y dirigirse a ella.
La peliazul se encogió de hombros al recargarse sobre la ya puerta cerrada de su clóset.
—No lo sé. Ya... ya veníamos mal— dijo sin saber qué más decir, después de todo, incluso con Ino, tenía que cuidar muy bien sus palabras para no delatar el pasado oscuro que ambos compartían.
La Yamanaka se quedó en silencio y ni tiempo tuvo para meditar las palabras de la Hyuuga, cuando Sakura la jaló de la mano y le dijo en voz alta que se les haría tarde para su clase. Hinata tragó pesadamente al escuchar a la pelirrosa y se sintió peor de lo que ya se sentía, al darse cuenta, luego de ver su cama deshecha -donde había llorado parte de la noche-, cuánto le había dolido terminar esa extraña relación que durante meses mantuvo con Sasuke, el chico que la pelirrosa amaba.
—¿Te parece si hablamos después?— pidió la rubia con cierto pesar — Mi clase está por comenzar y...
—Descuida, entiendo.
Hinata escuchó como la rubia se disculpó con Sakura, y volvió a hablarle al móvil:
—Hina... hoy saldremos temprano e iremos al panteón, ¿irás?— preguntó dudosa de hacerlo.
A la peliazul se le formó un nudo en la garganta —No lo sé.
La rubia suspiró —Bien. Imagino que no te sientes muy bien, así que supongo que no vendrás a clases y quisiera verte, pero la verdad es que ya llevo mucha tarea— se lamentó preocupada —. No sé si sirva de algo, pero si quieres podríamos hablar por Skype.
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Consecuencias
FanfictionCuando la vida de Hyuuga Hinata recién comenzaba a cambiar y creía encontrar el amor, el destino le interpondría a Uchiha Sasuke, la persona que cambiaría y marcaría el resto de su vida. ¿Cuándo el acto más despreciable cometido hacia una mujer, uni...