La suma del deseo.

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LA SUMA DEL DESEO

Cuando Sasuke llevó su mano a bajar el cierre de su pantalón y a abrirse espacio entre sus piernas, Hinata recordó esa última frase dicha por él antes de salir de ese cuarto de lavado, que la atormentó y que había sido la verdadera causante de esa negativa a Naruto.

«Quiéreme, Hinata»

Ella gimió y se abrazó a su espalda y a su negro cabello cuando él deslizó su duro miembro despacio dentro de ella, haciéndola temblar... Y mientras él más se enterraba en su cuerpo, ella entendió que no sólo tenía sexo con él, no sólo unía su cuerpo al de él... también estaba uniendo su alma a la suya.

—Ahhh... Sasuke.

—Hinata— gimió roncamente antes de volverla a besar.

Los labios del pelinegro se abrieron comiéndose los de ella mientras apoyaba uno de sus antebrazos en la blanda almohada, y con su otra mano amasaba uno de sus senos. Cuando sus lenguas hicieron contacto, un escalofrío recorrió el cuerpo entero de Hinata.

—Ahh...— ella gimió al separar despacio sus labios de los de él.

Los dientes perfectos del Uchiha se ciñeron sobre el labio inferior femenino, mordiéndolo, y ella volvió a gemir.

Hinata, sin saber por qué y todavía sintiendo sus ojos arder ligeramente, estiró su cuello y volvió a besarlo; sus manos ahora en el duro pecho masculino, se deslizaron a su cuello y lo atrajeron a ella recuperando la cercanía que el deshacer el beso les había arrebatado... el pelinegro dejó caer su peso sobre ella al llevar sus dos brazos a apoyarlos sobre su cabeza, sintiéndola acariciarlo, besándola y dejándose besar. Él siguió penetrándola arrebatándole el aliento y haciendo entrecortado ese beso, los movimientos de sus caderas movían también el curvilíneo cuerpo femenino y ella luchaba por no dejar sus labios mientras contenía sus gemidos.

Las mejillas de la ojiperla estaban ruborizadas y aun así, volviendo a hacer caso de su instinto, volvió a deslizar sus manos sobre él, esta vez sus delgados dedos se mezclaron en la negra y rebelde cabellera. Sasuke gruñó por eso y dio varias y más profundas embestidas mientras era atraído por las delicadas manos de la Hyuuga, que por primera vez parecía no querer separarse de sus labios.

Algo había cosquilleando de forma tan caliente en el pecho de la joven, que cerró los ojos para disfrutar del dolor que el estar con él le brindaba, era tan contradictorio, le dolía pero se sentía bien bajo su cuerpo y cada uno de sus contactos. Su piel se erizó y tuvo que dejar sus labios cuando él se enterró en ella de forma tan fuerte.

Los ojos perlados se abrieron suavemente al escucharlo jadear en su oído y sentirlo detener sus embestidas. Sasuke deslizó la punta de su nariz sobre la mejilla de la Hyuuga y en un segundo sus ojos profundamente negros se encontraron con aquellos ojos perlas cristalinos de pasión, aun a pesar del rastro de lágrimas que conservaban.

Él jadeó sobre sus labios, maldiciéndose por detenerse, experimentando la sofocante y extasiante sensación de su miembro apretado dentro de ella.

—Quiero desnudarte completa— susurró y ella abrió un poco más sus ojos.

Con el rostro ruborizado a más no poder, Hinata asintió mientras perdía el aliento.

Cuando él salió de su cuerpo, por primera vez obtuvo de ella un gemido inconforme, algo que de no haber sido porque él también odió retirarse, casi le hubiese dibujado una sonrisa victoriosa.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora