Ilusiones truncadas: el inicio.

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ILUSIONES TRUNCADAS: EL INICIO.

—¿Ah? ¿y Sasuke-kun?— preguntó la ojiverde al llegar a la mesa y encontrar solo al Inuzuka. Deslizó su mirada por el lugar y no vio al azabache.

El joven moreno se encogió de hombros —creo que se sentía mal— dijo mientras el resto se sentaba. Sonrió de medio lado sin que la ojiverde o algún otro notara su satisfacción al haber fastidiado al Uchiha.

—¡¿Qué?!— volvió a preguntar y permaneció de pie.

—¿El teme?¿mal?— preguntó extrañado el alto rubio —que raro... no mencionó nada, 'ttebayo— dijo y se rascó la cabeza mientras volteaba a ver a la salida.

Sakura dejó su comida sobre la mesa, pero no logró sentarse. Dudó un momento —será mejor que vaya a verlo...— dijo por fin, y dio media vuelta para ansiosa ir a buscarle.

—¡Sakura-chan!— la llamó el rubio e hizo el intento de levantarse—tal vez solo tenga resaca— completó al verla irse... Naruto sonrió resignado; habían cosas que nunca cambiarían... Sakura amaba a Sasuke. Tenía que entenderlo, ya eran años de verlo.

—Y... ¿Shikamaru?— preguntó la rubia ojiazul, el joven Nara acostumbraba comer con ellos.

—Tal vez siga en clase...— dijo la ojiperla y observó a la curvilínea rubia. Ino y Shikamaru habían tenido una relación, pero un pequeño desliz de la joven habían terminado con ella, aunque la ojiazul no perdiera la esperanza de volver... después de todo, ellos dos habían superado la antipatía mutua y habían llegado a ser muy íntimos en su relación.

Ino mordió su labio y negó en silencio. Shikamaru a pesar de su carácter despreocupado, siempre había sabido cuidarla, se arrepentía de aquella estúpida noche en la que había besado a aquel chico pelinegro después de haber discutido con él... lo peor había sido cuando éste se enteró de todo... Volvió a negar en silencio mientras suspiraba. Se arrepentía de todo.

—Si tan solo no fuera tan terco...— mencionó para ella misma mientras el rubio y el Inuzuka se peleaban la comida.

Un suave sonido los distrajo, al mismo tiempo que llegaba un joven alto de chaqueta y gafas obscuras.

—¿Es...?— mencionó el rubio.

—Ah, lo siento... es... es para mí— se levantó ojiperla y salió apresurada con su móvil en mano.

—¿Hinata?—volvió a mencionar el chico ojiazul con el ceño ligeramente fruncido.

O.O.O.O.O

—¿Niisan?— atendió al llevarse un dedo nerviosa a los labios.

—Hinata-sama— la gruesa y formal voz de su primo la hizo sonreír —¿cómo se encuentra?

Ella asintió como si pudiese verla —bien, niisan. ¿Tú?

—Bien— respondió secamente —Hiashi-sama saldrá del país en unas horas, por lo que la cena de sábado se cancela— informó.

La chica abrió ligeramente más lo ojos —¿en serio?— preguntó sorprendida.

—Sí.

—Bueno... no es que me alegre... pero...

Se escuchó apenas una ligera risa —lo entiendo... supongo que le sigue generando tensión—. La disculpó el joven castaño.

—Etto... pues, sí— dijo y bajó la mirada, desde que se había ido a vivir sola, Hiashi se mantenía pendiente de ella de un modo inquisitivo, cuidaba en especial su desenvolvimiento académico, aunque no lo necesitara.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora