Por ti.

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—¡Señor, no puede correr en el hospital!

—¡Lo siento! —respondió Itachi, pero no dejó de hacerlo hasta que no llegó a la sala de espera, en urgencias, del Hospital Central.

Su preocupación no era menos, pese a que Fugaku pretendió tranquilizarlo al decirle que Sasuke ya estaba siendo atendido. Avanzó a pasos lentos cuando localizó a su padre.

—¿Cómo está? —Su vista fue desde las enfermeras tras el escritorio, hasta las puertas donde su padre miraba.

Fugaku señaló con el rostro tras las puertas donde habían ingresado a Sasuke —Nadie ha salido aún.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Y eso es sangre de Sasuke? — Itachi señaló las manchas en su ropa. No entendía nada, pero su preocupación aumentó varios grados.

Fugaku metió la mano entre su sacó —Sí. Y no lo sé —dijo entregándole esa dosis que finalmente había recuperado —. Creí que era una sobredosis —informó mientras Itachi miraba la sustancia, ahora el menor no sabía si estaba más, o menos preocupado —, ya no estoy muy seguro.

—Pero, ¿te dijeron algo? ¿Por qué sangraba?

Él negó y observó del otro lado de la sala al chico peliblanco que también los había seguido hasta ahí.

—Qué mierda— soltó Itachi. Se dirigió con la enfermera encargada de ese sector.

Fugaku mantuvo su atención en Itachi mientras éste se entendía con la enfermera. Una de sus manos tenía rastros de la sangre de su hijo. Su caparazón de orgullo estaba siendo oprimido fuertemente. Sasuke se había convertido en un hombre ya más alto y posiblemente más fuerte que él, por eso había dejado de tenerle consideración. Pero momentos atrás había visto su vulnerabilidad, la misma que había desaparecido desde antes de su adolescencia, a causa del desprecio que le profesaba. Apenas por debajo de la indignación que sintió por verlo caer tan bajo, Fugaku distinguió una preocupación innata por quien era su hijo menor.

Sasuke había deseado agradarlo, hasta que él se ganó su desprecio.

Había forjado tal sentimiento en quien tanto lo admiró. Una punzada de un sentimiento que no reconoció le golpeó el pecho, dejándole un sabor amargo al que no quiso darle mayor importancia. Se negaba a creer que Sasuke estuviera realmente mal, era demasiado orgulloso y fuerte como para estarlo.

Cuando vio a Itachi revolverse el pelo, después de que la enfermera lo dejó solo, volvió a sentir la magnitud de lo ocurrido. Sasuke no estaba bien.

—¿Te dijeron algo? —Suigetsu se acercó a Itachi cuando vio a Fugaku salir.

Itachi negó —No aun— dijo —. La enfermera fue a informarse —añadió y volteó a verlo —. ¿Qué es lo que sabes?

—No mucho. Llegué porque no estaba respondiendo las llamadas, sé que no la está pasando bien y fui a ver.

Itachi asintió y palmeó su espalda en agradecimiento.

—Sigue teniendo problemas con las drogas.

—Está dejándolas, pero todo esto de Hinata, bueno...

—Lo sé.

—Se veía realmente mal, ¿crees que...?

—No lo sé —lo interrumpió sin querer pensarlo.

La enfermera llegó revisando la información que había recibido.

—Vamos a requerir que se nos firme una responsiva, ahm...

Itachi notó que la enfermera buscaba a Fugaku, entonces él también notó que ya no estaba.

—Yo me haré cargo a partir de ahora— informó.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora