Un paso adelante.

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LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA EN CAMBIO ES MÍA.

«Érase una vez un ángel y un demonio que se llevaron la mano al corazón y desataron el apocalipsis».

-Laini Taylor.

-5-

UN PASO ADELANTE

—¿No... no vino a... a hacerme n-nada?— su voz débil e incrédula se escuchó en el silencio de ese lugar. Sus ojos perlados temblaron al enfrentarse a la profundidad de aquellos negros.

Él guardó silencio mientras seguía pendiente de sus gestos... sus manos seguían apoyadas en la cubierta justo a los lados de la cadera de Hinata y podía sentir tanto la respiración pesada de la joven, como el dolor incómodo que le generaba el corte que ella le provocó al intentar defenderse.

—¿E-entonces... qué quiere?— se atrevió a continuar al llevarse las manos al pecho y distraer su mirada de esos negros ojos que parecían querer penetrar su alma.

¿Qué quería?... en ese preciso momento, su cuerpo..., reconoció con ligera molestia.

Pegó su cuerpo a ella y la sintió respingar y casi temblar —¿por qué has callado?— su voz sonó ronca al hablarle al oído.

La peliazul apretó sus manos en el varonil pecho y empujó, su nerviosismo y expectación no le permitieron ejercer demasiada fuerza. Negó en silencio mientras sus ojos comenzaban a picar por las lágrimas que se acumulaban.

Sollozó y no pudo hablar.

—¿Me tienes miedo, Hyuuga?—cuestionó lo que era evidente. La chica tembló y él inconscientemente rodeó su cintura con un abrazo. Sonrió soberbio al imaginarla gritarle que sí... no estaba orgulloso de lo que le había hecho, pero en el fondo sabía que no se arrepentía; su orgullo y ego heridos le impedían hacerlo.

—S-sí...— aceptó la joven tan débilmente, que si él no estuviese así de cerca, no la hubiese escuchado... su cuerpo temblaba ligeramente y su corazón golpeaba fuerte ante la sensación de peligro.

—Mph— sonrió de medio lado. Otra vez fue consciente de las cuervas de la chica pegadas a él... guardó silencio mientras tomaba un delgado mechón de su largo cabello y observaba en la piel de su níveo cuello, un par de marcas que habían dejado sus besos —Entonces...— dijo con fría calma— también debes odiarme — dedujo —¿Por qué no lo has contado si...?— volvía a cuestionar.

—N-no lo odio— interrumpió la joven al tensar su cuerpo. Cerró sus ojos y lo reconoció también internamente, al tiempo que lo sintió soltar su cabello... No podía lastimarlo, tampoco podía odiarlo, ¿por qué?... ella tampoco lo sabía, tal vez era tan débil que no podía soportar ese sentimiento tan grande.

Él volvió a sonreír ahora molesto —¿a quién quieres engañar?— su voz lenta y ronca sonó intimidante.

Ella volvió a negar —a...a nadie...—apenas encontró su voz, sus delgadas manos seguían ejerciendo presión contra el amplio pecho del Uchiha... estaba evitando que la situación se tornara nuevamente violenta y luchaba por controlar el miedo que la embargaba. Suspiró entrecortadamente buscando aclararse —n-no lo hago... n-no lo odio, sólo... sólo dé-déjeme— pidió y él se apartó despacio para verla a los ojos, ella al notarlo, dudosa, también lo enfrentó con la mirada —Déjeme olvidarlo— le dijo al verlo fruncir el ceño suavemente, a pesar de la situación, esa frase fue clara —o-onegai.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora