Prólogo

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CONSECUENCIAS

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PRÓLOGO.

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Hinata había aprendido a sonreír.

A sus casi diecinueve años Hyuuga Hinata se había convertido en casi una mujer.

Llegar a esa etapa de su vida había sido difícil, ella había crecido bajo el yugo estricto de su padre que la consideraba la vergüenza de su familia. Una familia de las más importantes del Japón actual, Hinata, según Hiashi Hyuuga, patriarca de todo su clan, no estaba lista para ser la heredera del casi imperio que había formado a través de muchos años de esfuerzo. Por eso había decidido que una vez que entrase a la Universidad, sería arrancada de la protección que el clan le brindaba. Fue así como Hinata tuvo que valerse por sí misma al vivir en un céntrico departamento, digno, claro, de la princesa Hyuuga, pero sola.

Aunque al principio fue triste para ella, con el correr de los días y sus inagotables estudios, pronto se encontró adaptándose a su independencia. Neji, el que era casi su hermano, siempre se las arregló para facilitarle las cosas y visitarla de vez en cuando, cuando sus ocupaciones en la empresa de su tío, se lo permitían.

En la Universidad había conocido, después de un par de días sola, a Uzumaki Naruto, un joven alegre y que disfrutaba de lo más sencillo de la vida, como nadie que nunca hubiese conocido... por casualidades que solo el destino conoce, Naruto integraría a Hinata a su extenso grupo de amigos, no todos cursaban la misma carrera, pero algo tenía ese rubio, que aunque lo negaran los demás, terminaban acercándose a él.

Como nueva amiga de Naruto, pronto se vio aceptada por todos, Ino Yamanaka y Sakura Haruno, serían las más cercanas a ella, el carácter alegre y espontáneo de ambas chicas se contagiaría a la insegura Hyuuga... ella a pesar de reconocer el gran interés que Naruto profesaba por la pelirrosa, no había podido evitar enamorarse de él, o eso juraba, Naruto era su ejemplo y lo admiraba tanto; él había perdido a sus padres siendo solo un niño, y había sido protegido por su padrino, un hombre que Naruto admiraba a pesar de todo, y del que solo sabía, se llamaba Jiraiya. Naruto era admirable, la soledad nunca lo venció.

Pero con la luz de Naruto, llegó a su vida la persona que más la pudo lastimar.

Uchiha Sasuke era un joven arrogante y muy seguro de sí mismo, atraía la mirada de cuanta mujer lo viese y nunca mostraba mucho interés por nada. Hinata, que pocas veces lo había visto, se sentía intimidada por él, lo evitaba. A veces sentía que le temía aunque Sasuke nunca le hubiese dirigido la palabra.

Ella tuvo la poca fortuna de despertar su interés, cuando aseguró que a ella jamás llegaría a gustarle:

—Míralo, ahí va...— dijo emocionada la Haruno al ver al alto joven de ojos ónix avanzar sin voltear a verlas, adentrándose metros adelante a su salón de clases.

—Me parece increíble que no te rindas—. Mencionó la rubia, ella hacía tiempo que había desistido de su intento por conquistar al Uchiha.

La Haruno sonrió tiernamente, ella todavía tenía ilusión de conquistarlo algún día.

Hinata lo observó pasar, pero su mirada fue atraída otra vez, por el joven rubio que se encontraba platicando con otro grupo de amigos, mucho más lejos de ellas. Se sonrojó al verlo.

—¿Qué? ¿Tú también?— preguntó decepcionada la rubia ojiazul.

—¿Eh? — la ojioperla pareció reaccionar.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora