Espejismos.

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ESPEJISMOS


Sasuke continuó besando los labios de Hinata al tenerla recostada sobre su blando colchón, al haberla cargado hasta su cama. La piel de la agotada Hyuuga se erizó ante el contacto de la piel desnuda del Uchiha sobre la suya, al estar bajo las mantas; habían terminado sudando luego de esa entrega en la sala y él la había cargado hasta ahí, sólo para volver a hacérselo sobre la cama.

La tormenta todavía caía sobre la ciudad que había ennegrecido considerablemente y Hinata, agitada en esa habitación apenas iluminada, se esforzaba por corresponder los besos del pelinegro sobre ella.

—Debo irme ya— habló en voz baja, íntima, sobre los labios de Sasuke.

—Es pronto todavía— la voz tan ronca de él la hizo estremecer, cuando con sus brazos a ambos lados de su rostro, deslizó sus labios a su oído, mordiéndole el lóbulo.

Ella ladeó su cabeza, todavía estaba agitada y agotada porque hacía menos de cinco minutos ella había alcanzado su tercer orgasmo de esa tarde-noche.

—He... he estado aquí por más de dos horas— le recordó al llevar su mano al cuello del moreno —. Le dije a mi hermana que regresaría pronto.

—Hinata— él intentó quejarse.

—Es su última noche aquí— lo interrumpió al llevar sus ojos que parecían brillar en esa oscuridad parcial, a los tan negros de él —. No la veré en al menos medio año más— dijo sin dejar de verlo.

Él guardó silencio para terminar resoplando con fastidio.

—Joder.

La peliazul se mordió el labio y finalmente sonrió; después, se ruborizó cuando él dejó caer su espalda sobre el colchón.

—Po-podríamos vernos ma-mañana— sugirió al apenas sentarse mientras se tapaba los senos con las mantas, en un acto de pudor que él consideró innecesario.

Los ojos negros se deslizaron a ella y por dos segundos no dijo nada.

—Bien. Te veré en la universidad.

Ella intentó decir algo pero se detuvo, sólo para después terminar asintiendo en silencio.

—Entonces me voy.

—Yo te llevo— mencionó el pelinegro mientras se sentaba.

—No— se apresuró a responder ahí de pie y desnuda en medio de esa habitación. El frío le caló al sólo poder cubrirse sus senos con ambos brazos —. Só-sólo podrías prestarme un paraguas... será más rápido si sólo cruzo la avenida— explicó nerviosa ante la negra mirada puesta en ella.

Sasuke se molestó —Tsk. Cómo quieras— respondió al volverse a tumbar en la cama. Ella le sonrió y agradeció con una leve inclinación del rostro, para de inmediato dirigirse a la sala en busca de su ropa.

El Uchiha dejó de verle el bonito trasero que su largo pelo no le alcanzaba a cubrir, y suspiró luego de escucharla revolver las cosas en su sala. ¿Cómo demonios había caído en esa situación? Un calor que le molestó el pecho comenzó a surgir.

—Joder— se levantó y buscó algo de ropa.

Enamorarse de esa tonta chica nunca fue parte de sus planes, sonrió de medio lado en una mezcla de ironía y molestia mientras se vestía. Bien, ahora sí que estaba jodido.

Un par de minutos más tarde mientras Hinata terminaba de vestirse y alisar su cabello, la presencia fría y altiva del pelinegro en la sala, la sorprendió.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora