Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).

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Negligencia.

THIAGO

15 de junio de 2022.

Cada día era como llevar un menhir a cuestas. Ya había pasado una semana del accidente y llegaba el día de la graduación.

Los padres de Cloe, llenos de esperanza nos dijeron que esperaban con ansias que en cualquier momento su hija despertara y en mi mente ya había planificado todo lo que sucedería a partir de ese momento.

Durante muchas horas hablé con Xosé cuando salía de su turno de trabajo. Se quedaba a mi lado conversando y nos ayudábamos mutuamente a mantenernos en pie ante esta tragedia. En otras ocasiones también coincidí con Antía, con quien tuve infinitas tertulias sobre su hija. Me narraba entre lágrimas su bonita infancia y sus divertidas trastadas, las inseguridades que le acompañaron durante años y lo feliz que la veían desde que Yezzy y yo habíamos llegado a su vida. Me contó en detalle cómo conoció a Xosé y que la relación de Cloe y mía le recordaba mucho aquellos momentos cuando se hacían rabiar el uno al otro con el único propósito de enamorarse. Horas compartiendo cada fragmento de nuestras vidas. Ellos eran una familia ejemplar que cualquier persona desearía tener. Yo no tenía mucho que contarles, lo sabían todo de mí. Solo podía agregar que era un puto desgraciado que les arruiné sus vidas al acercarme a su hija.

Mi decisión estaba tomada.

:( ):

Pasaría a recoger mi diploma por la secretaría y regresaría para estar junto a ella. No me apetecía celebrar nada. Sin Cloe nada cobraba sentido. Ella no tenía la oportunidad de ir a la graduación y yo me sentía completamente responsable. Yezzy y los padres de Cloe me insistieron en que fuera al acto, pero yo me negué.

Hasta que ella se despertara yo estaría a su lado. Pero en cuanto supiera que ella abría los ojos y estuviera fuera de peligro, yo desaparecería de su vida. Me lo prometí a mí mismo. Se lo prometí a ella en la playa cuando le dije que si algún día su vida corría peligro yo me iría y desaparecería.

No quería que nada ni nadie le hiciera daño y fallé. Justo ahí estaba, arrollada, en coma, con posibles secuelas por mi maldita culpa.

Cogería un vuelo a Estados Unidos para estudiar allí. Llevaba unos días planificando las opciones y los asesores de mi abuelo me dieron las directrices para acelerar el traslado. Tenía que hacer una prueba de acceso y me matricularía para estudiar Economía en el MIT.

No volvería a verla en un largo período de tiempo y por ello me aferraba tanto a ella esa semana. Podría decirse que yo ya estaba en fase de duelo. Cloe era la persona perfecta en el momento incorrecto y aunque estaba enamorado de ella, no permitiría que por culpa de mi padre le volviera a ocurrir algo así. Sabía que en cuanto me subiera a ese avión ella me odiaría, que no me iba a perdonar que me fuera, pero yo me había auto convencido de que era la mejor decisión. Si realmente estamos destinados a estar juntos, algún día nos volveríamos a encontrar. Lo tenía claro. Si de verdad quieres a alguien no puedes ser tan egoísta de retenerla contigo, sobre todo si sabes que a tu lado está en peligro como en mi caso mientras ese desgraciado viva.

No iba a ser fácil, era algo obvio, pero más difícil era verla en la cama de un hospital cuando el que tendría que estar allí era yo.