26

2.4K 267 14
                                    

Punto de partida.

YEZZY

Cuando quieres a alguien de verdad lo quieres sin límites. Da igual cuánto te cueste mantener una relación, ni los obstáculos que tengas que atravesar para estar con esa persona. Todo se puede lograr si hay amor. Desde que conocí a Manu supe que éramos el uno para el otro. No sé qué brujería nos hicimos que desde que empezamos a salir todo iba de lujo. Nos entendíamos, nos respetábamos, conocíamos esas líneas rojas infranqueables. Cuando decidimos irnos a vivir juntos tuve miedo, porque una cosa es vernos a menudo y otra, muy distinta, irme de casa con dieciocho años a la otra punta de España a vivir con un tío que me gustaba y que conectábamos genial. Nos salió bien. La convivencia cada día era mejor. Mi padre había alquilado el piso con los gastos por larga temporada y Manu se encargaría de la comida y los gastos extras que se presentaran. Era el acuerdo al que habíamos llegado mientras no consiguiera trabajo, pero mi chico tenía mucho potencial y a la semana de mudarnos ya estaba con un buen curro; trabajaba muchas horas extras y eso nos permitía darnos muchos caprichos. Juntos le propusimos a Cloe que se viniera a vivir con nosotros; el piso tenía tres habitaciones y que ella estuviera cerca de mí me alegraba. Era mi niña, mi confidente, mi amiga a la que quería como una hermana. Manu y yo seríamos un apoyo gigante. Había sufrido muchísimo desde el accidente y no levantaba cabeza, pero necesitaba a alguien aparte de nosotros que la ayudara en su situación sentimental. Que discutiéramos era normal, a veces me fastidiaba verla tan cerrada a disfrutar de la vida. Nadie muere de amor. Tenía que conocer gente. Y no digo que se liara con el primero que le hablara, como el pesado del Mateo, aunque creo que no era mal chico, era muy insistente y la aborda con demasiadas confianzas, y sé que eso para mi amiga era insoportable. Cuando salió de la discoteca dejé que se le pasara el enfado pero me preocupé al ver que no regresaba, y cuando la llamé y no me cogió el móvil me preocupé muchísimo. Le mandé mensajes y luego apagó el móvil. Ahí empezó mi angustia. Al poco tiempo cuando me escribió Thiago y vi que estaba con un tío decidí dejarla que disfrutara. Lo necesitaba. Por supuesto cuando subió la historia entré en la de ella y la del chico con quien estaba. Sus fotos con miles de likes indicaba que era famoso y eso, quieras o no, me daba cierta tranquilidad. Porque una persona tan expuesta públicamente debería ir con cuidado y al ver que subió la foto con Cloe, no me preguntes por qué, me dio confianza. Y, a la vez me gustó que Thiago la viera a ver si así reacciona y la busca.

Al parecer se lo pasó genial porque acaba de abrir la puerta de casa con su mejor sonrisa, esa que se apagó el día que Thiago se marchó.

—Uyy. ¡Y esa cara de alegría!

Me abrazó con fuerza y sentí que algo no iba bien. La separé con delicadeza y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Eyy a ver, ¿qué te pasa?

—Es que no sé si esto está bien.

—¿El qué, Cloe?

—Sentirme bien.

—Pues tu cara no dice lo mismo. Parece que vienes de un funeral.

—No me vas a entender.

—Si no me explicas, claro que no te voy a entender. De momento no soy adivino.

Soltó un reflejo de risa entre tanto llanto y sequé sus lágrimas con mis manos intentando animarla.

—A ver qué piensa esa cabeza loca —cogí su cara y le obligué a que me mirara a los ojos.

—Me besé con Dylan.

—¡Ay, la virgen! —me llevé las manos a la cabeza dramáticamente. Su llanto y la cara de angustia era divertida— ¡Habías tardado mucho!

Golpeó mi hombro y se le dibujó una tierna sonrisa.

—Es que lo conocí ayer.

—¿Y qué pasa con eso? El tío está buenísimo, ¿cuál es el problema?

—Joder, Yezzy no sé. Yo no soy así. Yo tengo que conocer a una persona para lanzarme, pero estaba deprimida, necesitaba olvidar a Thiago.

—Y el tipiño te gusta o por lo menos te atrae, reconócelo.

—Un poco.

—Lánzate porque te gusta y te sientes bien, no porque quieras olvidar a Thiago.

—No sé nene, me sentí cómoda hablando con él, me gustó que me acompañara a casa y fuera tan respetuoso.

—Eso debería ser lo normal.

—Ya... —suspiró afligida—. Necesito pasar página como tú mismo me dijiste.

—Pues no se diga más. ¿Cuándo lo traes a comer a casa? Yo necesito darle el visto bueno, ¡ahh! y, Manu también. Recuerda que él es más observador que yo y te dará algún consejito de sabiduría.

—No sé, a lo mejor no me vuelve a llamar.

—No seas nube gris, ¡coño! ¡Claro que te va a llamar!

—¿Cómo lo sabes?

—Si no le interesaras ni un poquito, no te hubiera acompañado ayer, ni habría venido hoy. Vivimos a unos kilómetros del centro de Barcelona.

—Me lo pasé muy bien pero no puedo evitar sentirme mal. —Su rostro hablaba con tristeza.

—Eres la reina del llanto y el que estudia Dramaturgia soy yo. Solo te voy a decir una cosa. El tiempo pone todo en su sitio.

—¿A qué te refieres?

—Lo que va a ser para ti no te lo va a quitar nadie.

—De momento vamos a ser amigos. Quedamos en eso...

"Amigo el ratón del queso" y ya sabes...

......................

En cuanto Cloe se acostó decidí llamar a Thiago para darle cierta tranquilidad. Al segundo tono contestó como si estuviera esperando la llamada.

—¿Qué ha pasado? —preguntó algo estresado.

—Ha llegado y está bien. Solo quería que lo supieras.

—¿Te dijo qué hizo con ese tipo?

—Que follaba de lujo.

Guardó silencio y mi risa lo cabreó.

—Eres imbécil, Yezzy.

—¿Qué me va a decir? Que se lo pasó bien y ya. Aparte no te voy a dar detalles.

—Ya lo sé. Solo espero que no le haga daño.

—Mira, Thiago, eres mi amigo y sabes que lo que te digo es porque te quiero. —Solo se oía su respiración fuerte al otro lado del teléfono—. Desde el accidente Cloe no ha levantado cabeza. Ha llorado como una desgraciada. Lo único que hace es lamentarse y preguntarse qué hizo mal contigo. Le dueles demasiado y que sepas que le has hecho mucho daño.

—Yezzy...

—¡Déjame hablar! —le interrumpí con voz muy seria— Por primera vez en mucho tiempo la veo con una sonrisa, feliz. Y te voy a decir algo una vez más: la vas a perder.

Sentía su dolor, sé que lo que le estaba diciendo le ardía pero no podía ser egoísta y pretender no estar con ella y que ella no viviera.

—Entiéndeme.

—Porque te entiendo te digo: regresa o te vas a arrepentir.

—No puedo.

—Entonces, olvídala. No le veas una puta historia más. Olvídate de que existe.

—No sabes lo que estoy sintiendo en este momento. Te tengo que dejar, Yezzy —su voz entrecortada y despedirse rápido me dejaba claro su sufrimiento—. Gracias...

Mi amigo era de ideas claras y sabía que, aunque se moría por volver con Cloe y que estaba sufriendo como ella, anteponía el hecho de protegerla. Sus miedos eran lógicos. En el atropello Thiago se sintió culpable, y lo entiendo. Quizás se confió demasiado, y darse cuenta de que las intenciones de su padre eran las mismas que cuando él era niño, hizo que tomara esa decisión tan difícil. Aseguró que regresaría el día que el padre muriera y así se les va a pasar la vida a ambos. Mientras eso no ocurra, como le dije a Cloe, quiero que viva y disfrute.

Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora