Elocuencia.
CLOE
Metí la llave y abrí la puerta intentando hacer el menor ruido posible. Sabía que la bronca estaba asegurada con Yezzy y seguramente hasta Manu estaba enfadado conmigo, pero había pasado una noche fantástica después de tanto tiempo y no iba a permitir que nadie me riñera.
Me imaginé todos los escenarios posibles...
1. Que mis padres hubieran cogido el primer vuelo de A Coruña a Barcelona y estuvieran en el sofá de casa hechos una furia por no aparecer en toda la noche.
2. Que los Mossos de Escuadra me estuvieran buscando entre todos los borrachos de La Barceloneta.
3. Que Yezzy estuviera recorriendo cada rincón de la ciudad.
4. Que Manu me buscara en cada tren de cercanías para ver si estaba dormida en un vagón..
5. Que Thiago... no, seguro que Thiago entró por error a mi historia y el dedo sin querer lo llevó a la historia de Dylan... Ehh nada, mejor olvidemos a Thiago.
Me centraré en lo realmente importante. ¡He pasado una noche de la hostia! Y nadie me iba a cambiar mi buen humor. Entré sigilosa y cerré la puerta con sumo cuidado, me quité los zapatos y los dejé en la entrada como de costumbre. Caminé a hurtadillas en dirección a mi habitación cuando un sonriente Manu apareció en toalla por el pasillo como hacía siempre cuando salía de la ducha.
¡Mierda! Este chico, ¿por qué madruga tanto?
—Yezzy, ¡ha llegado! —Gritó a todo pulmón.
—¡Shhh! —Me llevé el dedo a la boca y cerré los ojos haciéndole el gesto de que se callara.
Quería dormir, me dolía la cabeza y lo que menos me apetecía era un sermón a las ocho de la mañana.
—¡Serás desgraciada! —Apareció Yezzy con sus clásicos pantalones cortos de chándal, sin camiseta, descalzo, con el cabello revuelto, bostezando y con una expresión que no lograba descifrar.
Me encogí de hombros preparándome para la cantaleta de mi amigo.
—¿Me puedes decir qué coño hacías en un hotel de los caros caros con ese modelo?
—Ehhh...
No sabía qué decir. Manu me observaba con una sonrisa burlona cruzado de brazos.
—¿Has follado?
—¡No! ¿Qué dices? —Tapaba mi cara de la vergüenza.
Me seguía dando corte hablar abiertamente de estas cosas.
—¿Y por qué traes esos pelos? —Me giré para verme en el espejo de la entrada comprobando que mis pintas eran un desastre. —Déjame adivinar... se la has chupado.
—¡Oye! ¡No! —Le tiré mi bolso al pecho y se partía de risa.
Se acercó y me abrazó con ese cariño de protección de siempre.
—Lo siento por no avisar —susurré rodeando su torso—. Se me rompió el móvil.
—¿Cómo? —Se separó dramáticamente.
—Lo estrellé contra un banco de piedra. Y se partió la pantalla.
—¡Serás animal! —Replicó Manu entre carcajadas alucinando por mi estupidez.
—Y para dar por culo a Thiago subes una historia con el musculitos, ¿no? —añadió Yezzy con retintín.
Me sonrojé y negué con la cabeza al verme descubierta.
—No fue mi idea.
—Ya... Te ha obligado el influencercillo ese y tú enfadadísima accediste, ¿no?
—No me obligó pero, sinceramente me encantó hacerlo. —Mordía mi labio recordando el momento—. ¿Hablaste con él? ¿Te dijo algo?
—No, pero esa historia es una forma elegante de tocarle los cojones al pringao.
—Vio la historia —Le confesé sonriendo. —Y la de Dy también.
—¿Dy? —Se llevó las manos a la boca y yo me sonrojé sintiendo el calor en mis mejillas; sabía que empezaría el cachondeo. —Mucha confianza para acabar de conocerlo, ¿no?
—Dylan, el chico se llama Dylan.
Se dibujó una sonrisa tonta en mi cara.
—Era obvio que Thiago iba a ver las historias, —agregó Manu.
—Pero no reaccionó.
—Bueno pues ya sabes lo que tienes que hacer, —habló Yezzy en un tono serio.
—¿Qué tengo que hacer según tú?
—Vivir, cielo. Disfruta, no te cierres a conocer gente. Sabes de sobra que os quiero a los dos y también sé que estáis sufriendo.
—Él no sufre una mierda, Yezzy.
Me enfadaba pensar que lo defendiera mientras que en este tiempo no había mostrado ni un ápice de interés por mí.
—No vamos a empezar, —me advirtió levantando la mano—. Te aseguro que, para él, esto no es fácil. Solo quédate con eso.
—Siempre con lo mismo. Y qué quieres, ¿que le espere toda la vida?
—Justo eso es lo que no quiero, Cloe. Quiero que vivas, que te vuelvas a enamorar. Que folles como una desgraciada, que seas feliz con "el musculitos" o quien se te presente. Y si algún día regresa y te convencen sus razones, tú verás qué haces, pero si eso no sucede podrás estar feliz de no haber perdido ni un segundo de tu vida.
Por alguna razón Yezzy defendía a Thiago, y yo seguía después de casi un año encallada y sin rumbo. Lo cierto es que las palabras de mi amigo fueron acertadas y no dejaré de perder ni un segundo de mi vida esperando un "tal vez" que quizás nunca llegue. Voy a vivir, aunque no lo olvide.
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Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).
RomanceTercera parte de la trilogía MDDA. (Completa). (Publicada en físico 15/09/22). SINOPSIS. Pasaron demasiados atardeceres y lloré mil lunas preguntándome el porqué. ¿Por qué me perdí de vivir estos años contigo? ¿Por qué me regalaste los mejores y p...